viernes, 12 de febrero de 2021

¿Va a funcionar?

 ¿Va a funcionar?


Eduardo de la Serna




Cuando, en una más de sus lúcidas interpretaciones de la realidad, Cristina “marcó la cancha”, y habló críticamente de “funcionarios que no funcionan” muchos dirigimos la mirada, particularmente, a Marcela Losardo.

La ministra parece haber sido elegida en su cargo por el mérito de haber sido socia de Alberto Fernández en su estudio. Es muy razonable que uno elija para acompañarlo, a personas de su confianza. Y es sensato. Pero además de la confianza, es necesaria la idoneidad. Una persona puede ser un/a excelente abogado/a, pero no necesariamente sea un/a buen/a ministro/a. Lo hemos experimentado con Benito XVI, un excelente teólogo, un Papa prescindible.

En lo personal, si de “sueños” hablamos, no quisiera un juez (o demás funcionarios del poder judicial [lamentablemente, así con minúscula] que responda al poder de turno. Pero precisamente por eso, no quiero un poder judicial “macrista”, que sigue siendo poder de turno permanente.

Mirando las medidas de los distintos espacios del poder judicial, la sensación es la que de están pergeñando un “golpe de estado por goteo”. Y, es cierto, que hacer un juicio político, ampliar el número de jueces de la corte (también con minúscula), y demás cosas, pueden simular un intento de tener un poder judicial adicto. Pero “la única verdad es la realidad”. Hoy por hoy, si queremos justicia (e insisto, no me refiero a una justicia adicta, sino a una justicia justa, algo que hoy parece un oxímoron) hay que tomar medidas drásticas. Casal no puede seguir ni un segundo más. Los 5 grandes del buen humor, tampoco. Otros jueces y fiscales, ¡tampoco! Pero es irónico que el gobierno padezca el lawfare y dé pauta a Clarín y La Nación, que no avance con una seria (no cosmética) reforma judicial, que no dé pasos visibles y concretos. Celebro que el gobierno se muestre dialoguista. Pero el diálogo no es una pantalla de que “todo es igual, nada es mejor”. En el diálogo, se escuchan las posiciones de la otra parte, pero se manifiestan firme y claramente las propias. Y el presidente puede decir en el encuentro con uno de su millón de amigos que no está conforme con la suprema corte, y esta a los pocos días le responde con una medida perversa afianzando la prisión política de Miagro Sala; se investiga el espionaje macrista y raudamente la cámara de casación pasa el juicio a comodoro Pus… Y Losardo… ¿Losardo? Ni idea… Lo cierto es que mirar hoy el poder judicial es casi, casi, como irnos preparando para un golpe de estado. Y el presidente da reportajes, y Losardo calla. ¿Cuántos funcionarios más que no funcionan hemos de soportar hasta ver a Casal presidente de la Corte y a Stornelli Procurador general de la Nación? Ah… sí, ¡y a Rosenkrantz presidente de la Nación!


Foto tomada de https://hipertextual.com/2018/02/tiempos-modernos-charles-chaplin-se-acerco-realidad-black-mirror



1 comentario:

  1. Muy buen texto. Además, dice exactamente lo que pienso sobre el tema judicial. Es lamentable ver ese panorama...

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