miércoles, 20 de abril de 2022

Los mandamientos ¿se deben “obedecer”?

Los mandamientos ¿se deben “obedecer”?

Eduardo de la Serna



La palabra “mandamiento” es una palabra importante, habitual, muy usada y… conflictiva.

Ciertamente un mandamiento es algo “mandado” (por parte de quien [se supone] tiene autoridad para mandar). Como en castellano, la palabra hebrea mitzwa (180x) que se traduce por mandamiento, precepto, es un sustantivo del verbo tziwa (496x), ordenar. Como puede verse por ambos datos numéricos, se encuentra muchísimo en la Biblia hebrea (aunque, proporcionalmente poco en los profetas, y totalmente ausente en Ezequiel, por ejemplo). El término usado en griego, en cambio es entolê, que viene de levantarse en, ponerse en (un ámbito).

Para entender su sentido es interesante mirar un párrafo del Salmo donde podemos notar las palabras que se asemejan en paralelo, todas de origen divino (“de Yahvé”):

La ley [torah] de Yahvé es perfecta, reconforta el alma [nefesh];

el dictamen [idiôt] de Yahvé es creíble, instruye al ingenuo.

Los preceptos [pequdîm] de Yahvé son rectos, alegran el corazón;

el mandato [mitzwa] de Yahvé es límpido, ilumina los ojos.

El temor [îr’] de Yahvé es puro, estable por siempre;

los juicios [mishpat] de Yahvé veraces [‘emet], justos [tzedaq’] totalmente… (Sal 19,8-10)

La novedad que trae Jesús invita a dejar de lado los “mandamientos” antiguos por entender que esta es superadora de estos. No me detendré en el tema tan importante del judaísmo contemporáneo de Jesús y Pablo frente a la ley, que es muy debatido actualmente. Pero señalemos que para Pablo el tema es ambiguo. Lo que cuenta es “cumplir los mandamientos” (1 Cor 7,19) sin especificar a qué o cuáles se refiere, y en 14,37 indica que lo que él plantea en esa unidad es un “mandamiento de Dios”. En el capítulo 7 de Romanos señala un aspecto aparentemente crítico del mandamiento, aunque indique que este es santo, justo y bueno (7,12), pero todos los mandamientos se resumen en esta “palabra”: «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (13,9).

En los Evangelios, en Lucas, puede referirse tanto a los mandamientos bíblicos como a mandatos humanos (15,29; Hch 17,15); en Mateo y Marcos se refiere a los mandatos bíblicos, aunque en Marcos parece tener una mirada crítica de los mandamientos de culto (sacrificios y holocaustos; 12,32-33) cosa que no se ve en Mateo (22,38-39). Asimismo, en este, no se ha de olvidar o quitar ninguno de “estos mandamientos” (5,19; ¿se refiere a todos o a los mandamientos que presentará en seguida y que son superados por la “perfección” a la que invita [“pero yo les digo”]?). En los Sinópticos, de todos modos, el término “entolê” (mandamiento) sólo se encuentra en un contexto de relación con los judíos (como en las discusiones que Jesús tiene con los que le cuestionan su obrar, por ejemplo el sábado o las purificaciones), pero es evidente que él pretende ir más allá; no sólo porque todo queda “resumido” al decir de Pablo, sino a que Mateo ve como una “perfección” superadora el proyecto del Reino (5,48; 19,21) y que Jesús propone como buscar que Dios reine y todo se obtendrá por añadidura (6,33).

Juan da todavía un paso más: los mandamientos son de Jesús (mandamiento nuevo; 13,48), y son “vida eterna” (12,50). Pero – y no ha de descuidarse que en Juan el contexto de este nuevo mandamiento es el de una superación de una situación de servidumbre a una de amistad [teniendo, ciertamente, en cuenta que la “amistad” bíblica no ha de comprenderse con nuestras categorías modernas; el siervo es el inferior, el amigo es el igual; 15,14-15]. Guardar los mandamientos (= custodiar, preservar) conduce a permanecer en el amor de Jesús y de Dios. Lo que Jesús manda es dar frutos de amor mutuo (15,16-17). Es decir, la vida.

Difícilmente hoy se podría entender que se “mande” amar a otros. El amor es un acto de la libertad personal que elige dirigirse hacia otras personas. En nuestro lenguaje contemporáneo cuesta entender que Jesús (especialmente en Juan) lo presente como un mandato. Pero, quizás, podemos entenderlo como que a los que libre y voluntariamente eligen y quieren ser sus discípulos, Jesús les señala que solamente lo serán si los caracteriza el amor mutuo, y un amor hasta el extremo, como lo fue el de Jesús, que arriesgó su vida por los “amigos”.

 

Imagen tomada de https://es.educaplay.com/recursos-educativos/2242548-el_mandamiento_del_amor.html

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