miércoles, 28 de septiembre de 2022

Por un instante voy a hacer como si no…

Por un instante voy a hacer como si no…

Eduardo de la Serna



Sabiendo que existe, incluso entre mis conocidos, quienes creen que el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner fue una farsa, armado, teatro, o como prefieran llamarlo, voy a fingir creer también yo eso. Y repito, “fingir”, porque de ninguna manera tengo sospechas ni dudas al respecto.

¿Es posible que todo haya sido una farsa en el contexto del juicio de “Vialidad”, los alegatos de Luciani y Mola, y de instalar a Cristina de caras al 2023 (elecciones)? Sin duda que creo que  sí es posible. Pero muy distinto es creer que sea probable… y mucho menos aun se así sea. Pero, como digo, haré como que creo que eso posible fue real…

  •          No fue ficción una persona con megáfono en la puerta del Instituto Patria pidiendo “la horca” para la vicepresidenta.
  •          No fue ficción ver personas en marchas ultra agresivas reclamando “cárcel o bala”, o con carteles aludiendo expresamente a la muerte de “Cristina”.
  •          No fue ficción ver bolsas mortuorias con caras o nombres colgadas de las rejas de la casa Rosada.
  •          No fue ficción que en marchas agresivas todos pudiéramos ver una horca o una guillotina.
  •          No fue ficción que alguien, con un arma apta para el disparo, gatillara en la cara de la vicepresidenta.
  •          No fue ficción que el responsable de gatillar fue detenido en el lugar por la militancia – no por la policía – y retenida también el arma (¡y que no fue linchado!) la cual se demostró que no era de agua, sino que tenía 5 balas reales en el cargador, pero ninguna en la recámara.
  •          No fue ficción la comunicación entre los actuales detenidos donde se aludía a la torpeza de Sabag Montiel, a que “a mí no me temblaría la mano”, y a que concretar el homicidio la convertiría en “San Martín” y otros mensajes reales y violentos.
  •          No fue ficción el stand up de la “vecina” y su paseo por los canales.

Y, además, me preguntaba: ¿yo sería capaz de permitir que alguien, que me diera todas las garantías de que el arma – real y apta – no tendría bala en recámara me gatillara en la cara? ¡Ni loco!, diría, en el lenguaje popular (y con perdón de los “locos”).

Pero, además, tampoco fue ficción:

  •          No fue ficción que varios dirigentes de la derecha se negaron a condenar el hecho.
  •          No fue ficción que los que lo hicieron, rápidamente, acompañaban la condena con un “pero…”
  •          No fue ficción que los medios ligados a Clarín y La Nación rápidamente dejaron un manto de sospecha sobre el intento (“supuesto atentado”).
  •          No fue ficción que rápidamente se concentraron horas y horas, tapas y tapas en temas que desviaran la atención, desde la muerte de una señora en Gran Bretaña hasta la detención de un ex conductor televisivo…
  •          No fue ficción que se buscó instalar la idea de “un loquito suelto”, un “lobo solitario”.
  •          No fue ficción que, después del hecho, todos los medios, de lo que Gramsci llama la “hegemonía”, no bajaron ni un cambio en sus discursos de odio, de mentira o de crear enemigos a los que debemos temer…

Es posible que el “kirchnerismo” busque sacar rédito político del hecho, real o ficticio… ¡posible es! Pero no es menos posible que la oposición busque taparlo, negarlo, “dar vuelta la página”, simularlo o dar rápidamente vuelta la página precisamente para sacar rédito político también.

Me parece peligrosa la actitud de “no me interesa”, o “no me importa”. Y, lamentablemente, la sé frecuente en algunos ambientes. O, un poquitito más “micro política”, “no la quiero a Cristina”; como si la cosa fuera querer o no querer, como si el hecho del atentado debiera moverse en esos carriles y no en “real – no real”, o, peor aún, ¿qué hubiera pasado sí…?

Teniendo todo esto en cuenta, vuelvo a mis convicciones. Ver que con intensidad Clarín y La Nación buscan desviar el eje, o – peor aún – negar el hecho, creo que allí está una de las razones fundamentales de mi firme persuasión de que estuvimos frente a un atentado, afortunadamente fallido (la quiera o no a Cristina, afortunadamente fallido, lo repito). Que Clarín y La Nación, que todo un grupete de engendros o engendras políticos intente negar o, por lo menos, tapar el hecho, me hace estar firmemente convencido de que el hecho ocurrió, de que hubiera sido gravísimo que ocurriera lo por ellos deseado, que ellos no son ajenos a que un nuevo “borderline” (o los mismos que serán liberados rápidamente por un poder judicial perverso y cómplice) vuelva a intentar el hecho (en Cristina o en otro sujeto)…

Si antes no tenía dudas, ver que La Nación, en un aberrante editorial de uno de sus apropiadores, con complicidad clarinezca, se dedique a negar el hecho y sembrar dudas, me reafirma en mis convicciones… No sólo de que el hecho ocurrió, sino también de que algunos pretenden que vuelva a ocurrir dejando claro que los autores materiales no serán socialmente condenados por todos y todas aquellas personas que “no la quieren a Cristina”, por todos los que esperan ser gobierno el año que viene ni por la opinión pública-publicada debidamente formateada. ¡Será injusticia!

 

Foto tomada de https://es.123rf.com/photo_128919973_vela-de-humo-y-extinta-sobre-fondo-negro.html?vti=mzbqzcwe1mbij6i7w2-1-3

 

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