jueves, 9 de noviembre de 2023

Eliseo, el profeta marginal

Eliseo, el profeta marginal

Eduardo de la Serna

 


En Israel, hubo muchos profetas con modos de actuar y vivir muy diferentes entre sí. Eliseo, por ejemplo, el sucesor o heredero de Elías (2 Re 2,1-15) – así como Josué había sido sucesor o heredero de Moisés (Núm 27,18-23; Dt 34,9) – no parece muy semejante a la mayoría de los profetas que conocemos.

Para empezar, se nos dice que forma parte de un grupo marginal, que vive en las afueras de las ciudades (2 Re 4,8-17. 42-44), y en conflicto constante con los reyes de Israel, descendientes del rey Omrí. Esta situación de conflicto lo llevará a intervenir activamente en la elección de un rey vecino (1 Re 19,15; 2 Re 8,7-15) y alentar el derrocamiento del propio (2 Re 9,1-10).

Por otra parte, Eliseo – a diferencia de Elías – anda no en soledad sino siempre rodeado de grupos de profetas (2 Re 2,3.5.7.15; 4,1. 38; 5,22) que lo llaman respetuosamente “padre” (2 Re 13,14; ver 2,12). Estos grupos de profetas, eran comunes en la antigüedad en esta región, y conocemos su modo de actuar, de entrar en trance, profetizar y de vivir por muchos escritos de la época que se conservan (ver 1 Re 18,26-29); obviamente, la mayoría de estos no eran creyentes en Yahvé, pero en este caso sí lo eran. Con frecuencia estos grupos proféticos eran consultados por diferentes personas para conocer una palabra, una propuesta, o la voluntad de los dioses frente a diversas circunstancias: ¿Qué hacer o dejar de hacer? ¿Debo emprender esta campaña o no? ¿Y esta alianza? Muchas autoridades dependen de estos profetas hasta para recibir un embajador, o dejarlo esperando hasta que las señales sean o no favorables.

Cuando se compone el libro de los Reyes, notamos que el autor – o autores – recogió un conjunto de anécdotas de Eliseo – también de Elías – probablemente recopilado por sus discípulos (1 Re 19,16-21; 2 Re 2-13). Lo que le interesa al recopilador – porque forma parte fundamental de su catequesis – es algo característico del profeta: su intensa y exclusiva fe en el Dios de Israel, Yahvé. El conflicto con la familia real – con la que también se enfrentó Elías – tiene que ver precisamente con el abandono de estos de la fe yahvista, y la propaganda y propagación de los dioses de las tribus cananeas, en especial el llamado Baal (ver 1 Re 21,23-29 y 2 Re 9,1-10). Sin duda, esto es algo a señalar: las autoridades solían reconocer y consultar este grupo de profetas, como hemos dicho, pero en este caso son despreciados y marginados precisamente por ser profetas de Yahvé y no de Baal. Un problema que quizás Eliseo no pudo manejar es que quién él había ungido para reemplazar a la dinastía de Omrí, el general Jehú, resultó ser terriblemente sanguinario (2 Re 9,11-10,36), lo que años más tarde será criticado por otro profeta, Oseas (Os 1,4).

Resulta interesante notar que Eliseo, cosa que no suele constar que ocurra con los demás profetas, fue llamado al seguimiento por su maestro Elías (1 Re 19,19-21), es ungido por éste (1 Re 19,16), y realizan ambos una serie de hechos muy semejantes, puestos a modo quizás de “vidas paralelas” (comparar: (ver 1 Re 17,7-16 y 2 Re 4,1-7; 1 Re 17,17-24 y 2 Re 4,18-37; 2 Re 2,12 y 2 Re 13,14). Otro elemento a tener en cuenta es que Eliseo se caracteriza por una serie de hechos milagrosos – y otros legendarios – que superan a los de su maestro (ver 2 Re 2-6; y también 13,20-21).

Cuando los Evangelios – en especial san Lucas – nos presentan a Jesús, nos dirán que en algunas cosas se asemeja a Eliseo (ver Lc 4,27), y que, en muchas otras, lo supera claramente (ver 2 Re 4,42-44 y Lc 9,12-17; 1 Re 19,20 y Lc 9,61-62).

A diferencia de la mayor parte de los profetas que conocemos por la Biblia, Eliseo no es tan reconocido por el contenido de sus palabras como por sus acciones, sean estas políticas o populares; en eso se parece más a los profetas de su ambiente histórico y geográfico, como dijimos. Pero a semejanza de los profetas bíblicos, Eliseo se caracteriza por una firme adhesión al Dios de Israel, en quien pone toda su confianza. Cuando se enfrenta con los reyes, lo hace por eso mismo, y cuando realiza signos, o milagros, estos pretenden que el Dios Yahvé sea el único reconocido entre su pueblo. La fe y confianza en Dios es el único motor del obrar del profeta, y es – a su vez – el único objetivo de sus acciones. ¿Y de las nuestras?

 

Imagen tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Profeta_Eliseo.jpg

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