viernes, 13 de diciembre de 2024

En la (re) inauguración de Notre Dame, Jesús no fue invitado

En la (re) inauguración de Notre Dame, Jesús no fue invitado

Eduardo de la Serna



Se me ocurren unas reflexiones a partir de la (re) inauguración de la Catedral de Notre Dame

Catedral se origina en cátedra, es decir, en un principio, un simple asiento (= silla) que también puede ser trono (Prov 9,14) o sitio de honor.

El término es muy poco frecuente en la Biblia. A modo meramente ilustrativo, veamos en las diferentes traducciones, el uso del término “silla”, en el AT, Reina Valera 15x; Biblia de Nuestro Pueblo 7X; Biblia de Jerusalén 2ª 10x; 3ª 11x; Latinoamericana 0; Libro del Pueblo de Dios 5. Asimismo, en el NT RV 6x; 2x; BJ2 0; BJ3 0; BLA 0; LPD 0.

El término griego kathedra (o protôkathedra) [AT 16x; NT 7x, solo en Sinópticos] es simplemente un asiento…

Kathedra se origina en hedra (con el prefijo katha), que es “sentarse” – en el helenismo – puede ser un trono, un templo, un simple asiento o una cabalgadura… es un sentarse hacia alguien.

Pero como sentarse es en ocasiones actitud de juicio (Mt 19,28; 25,31) o de enseñanza (Mt 5,1; Mc 9,35; Lc 4,20; 5,3) se puede sentar “a la derecha de Dios” (Mc 16,19), como signo de poder (Mt 20,21.23) el término empezó a tener otro uso.

En el NT se usa para los asientos de los vendedores de palomas (Mt 21,12p) o los asientos reservados en los banquetes (Mc 12,39p; Lc 11,43). Este mismo texto está en Mt 23,6 y en 23,2 se indica: “sentados en la cátedra de Moisés” (Mt 23,2, lit. “asiento”).

A partir del “obispo monárquico” (Ignacio de Antioquía; Traditio Apostólica) solo uno – vigilante – enseña. Sin embargo, todavía en los Padres Apostólicos, Bernabé cita Sal 1,1, y después de él sólo Hermas usa kathedra (12x). Merecen citarse 3 textos:

  •          Quisiera saber, Señor, por qué estaba sentada en una silla. - Porque todo el que está enfermo se sienta en silla por motivo de su debilidad, a fin de sostener la flaqueza de su cuerpo. Ahí tienes lo que representa la forma de la primera visión. (Her Vis XIX:4)
  •          Me mostró unos hombres sentados sobre un banco y otro sentado sobre una silla, y me dijo: - ¿Ves a los que están sentados sobre el banco? - Los veo, señor - le contesté. - Esos - me dijo - son creyentes, y el que está sentado en la silla es un falso profeta, que destruye la mente de los siervos de Dios; pero destruye la de los vacilantes, no la de los de verdad fieles. (…) En primer lugar, el hombre que aparenta tener espíritu, se exalta a sí mismo, quiere ocupar los primeros puestos: se hace en seguida impúdico y desvergonzado y charlatán; vive entre toda clase de deleites y en muchos otros engaños; recibe paga por sus profecías, y si no se le paga, no profetiza. ¿Conque es posible que un Espíritu divino profetice a sueldo? No, no cabe que así obre un profeta de Dios, sino que el espíritu de tales profetas es terreno. (Her Mand XI:1.1.12)
  •          Ahora, a ustedes me dirijo, los que gobernáis la Iglesia y se sientan en los primeros puestos (prôtokathédritais): no se vuelvan semejantes a los hechiceros. Los hechiceros llevan metidos en frascos sus bebedizos; pero ustedes, su bebedizo y su veneno lo llevan en el corazón. Están endurecidos y no quieren purificar sus corazones, ni con limpio corazón templar su pensamiento en la unidad, para que alcancen misericordia de parte del Gran Rey. ¡Atención, pues, hijos míos! Miren no sea que estas disensiones de ustedes les roben su vida. ¿Cómo quieren instruir a los elegidos de Dios, si no tienen ustedes instrucción? Instrúyanse, pues, los unos a los otros y mantengan la mutua paz, a fin de que también yo, presentándome alegre delante del Padre, dé razón en favor de todos ustedes ante su Señor. (Her Vis III:9.7).

Con el tiempo, la cátedra del obispo se “localizó”, de allí la catedral. Como sólo uno es el obispo (empieza a dejarse de lado el colegio episcopal de la localidad), sólo una es la “sede” (es decir el “asiento”) donde preside (se sienta al frente) el episkopo.

Ciertamente, con el tiempo, estas sedes-káthedras se fueron volviendo más y más majestuosas, compitiendo con palacios o templos de otras divinidades.

No hace falta hacer una historia de las “grandes catedrales”, no es acá el momento; el recurso a dineros provenientes de las indulgencias permitió levantar la “basílica” de San Pablo… [entre paréntesis… en el suelo de la misma se indican las medidas de otras grandes basílicas/catedrales para mostrar que es “¡la más grande!” (sic)…].

Grandes arquitectos diseñaron magníficas catedrales que, estéticamente, merecen ser vistas por su belleza. En lo personal, además de San Pedro, he podido ver las catedrales de Milán, de Florencia, de Toledo… y también conocí Notre Dame. De hecho, estaba en una reunión de curas cuando la TV mostró el incendio de esta y, realmente, mi tristeza fue enorme. No era la Iglesia más linda que en lo personal yo haya visitado, pero era, realmente hermosa… Que se restaurara me pareció más que razonable. Pero, ahora, quiero dejar lo estético  y artístico y preguntarme por lo pastoral (es decir, lo que tiene que ver con un pastor – obispo – que pastorea una comunidad, en este caso, la de París) …

¿Qué tiene que ver con Jesús y el Evangelio toda la ceremonia inaugural? (y no parto de una mentalidad fundamentalista de que el Jesús histórico probablemente nunca se haya sentado en una silla; me refiero a su proyecto, a la vida que marcan sus huellas para ser seguidas. ¿Qué tenían que hacer allí – insisto, pastoralmente hablando – Trump, Melloni, Macrón, reyes y príncipes? ¿Qué Elon Musk y demás sujetos detestables de la vida? Herodes y Pilato estaban del otro lado, creo recordar.

Los reyes de las naciones los tienen sometidos y los que imponen su autoridad se hacen llamar benefactores. Ustedes no sean así; al contrario, el más importante entre ustedes compórtese como si fuera el último y el que manda como el que sirve. (Lc 22:25-26)

Se levantaron los reyes de la tierra y los gobernantes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido. (Hch 4:26)

Para dar más brillo a la ceremonia, el arzobispo de París, ¿tenía que ponerse esos ornamentos espantosos? Creo entender por qué el Papa Francisco prefirió no hacerse presente.

Debo confesar (obviamente es algo personal) que, si volviera a París, trataría de ir a Notre Dame, ¡es bella! Ciertamente… pero si quisiera pensar en Dios, rezar, “elevarme” (sic) caminaría unas pocas cuadras (400 mts.) e iría a la Sainte Chapelle (y no soy un amante del gótico). Si de mi dependiera, le regalaría Notre Dame al Estado francés para que haga lo que le plazca y la llene de boato y de “príncipes de la tierra”. Creo que Jesús, por allí, ¡no pasó!


Imagen tomada de Religión Digital https://www.religiondigital.org/rumores_de_angeles/Elitista-magnifique-resurreccion-reina-catedrales-Dame-Paris-Macron-Ulrich-Trump_7_2732196757.html

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