jueves, 12 de diciembre de 2024

Noé, el hombre del arca

Noé, el hombre del arca

Eduardo de la Serna



Un personaje bastante conocido de la Biblia, pero que merece ser bien presentado, es Noe. Es conocido por el arca y el llamado “diluvio universal”, algo que cuenta el libro del Génesis entre los capítulos 6 al 10. Luego se alude a él en otras partes, como veremos brevemente.

Veamos, para comenzar qué nos dicen los textos bíblicos (sobre Noe, no sobre el Diluvio, que es otro tema), luego veremos algo más.

Noe es presentado como hijo de Lámek (aunque hay varios con ese nombre, como un descendiente de Caín reconocido por su venganza ante la ofensa; ver Gén 5,28-29). Este Lámek es interesante ya que entre los parientes que viven (como hemos comentado en otro artículo) unos 900 años, se destaca por vivir 777 (5,31), algo interesante dada la importancia del número 7 en la Biblia. A los 500 años, Noé tiene tres hijos (recordar que los números de años tienen un rol simbólico en estos capítulos de la Biblia, 5,32). Lo cierto, y acá comienza la “historia”, es que la humanidad entera multiplicaba sus maldades (6,5), lo que hizo que Dios acortara la vida de las personas (“que sean 120 años” [6,3], es decir, a medida que avanza el pecado empieza a limitarse la vida). Y ante esta multiplicación de las maldades Dios decide un castigo ejemplar: un diluvio. Pero “uno” (y los suyos) se salvará, Noé, porque “fue agradable a los ojos de Dios” (6,8), que “andaba con Dios” y era “el más justo y cabal de su tiempo” (6,9).

Dios comenta sus planes de exterminio a Noé y le encarga un “arca” (¿por qué no una barca? Un arca es donde Israel guarda la alianza, ver Ex 25,10). Dios le da las medidas de la misma (150 metros x 25 metros x 15 de alto) y anuncia a Noé que él y los suyos se salvarán porque hará una “alianza” (6,18). Noé tiene el encargo de introducir parejas de animales en dicha barca; unos textos dicen una pareja de cada animal (6,20), otros dicen que cuando se trate de “animales puros”, es decir, los que pueden comerse y pueden ofrecerse en sacrificio, deberán ser siete parejas, 7,2). Noé tiene 600 años cuando comienza el diluvio (7,6).

Como la imagen es que el “firmamento” es un dique de las “aguas de arriba”, que Dios había ordenado en la creación (Gen 1,7), se señala que se abren las compuertas y se desata el diluvio. Es decir, el pecado de los seres humanos hace que se desvirtúe aquello que Dios quiso al crear y se regrese al caos original. Las aguas caen durante 40 días y tapan todo, exterminando toda vida (recordar que el número 40 también es importante en la Biblia) y todo queda cubierto. Cuando las aguas bajan y se ve la tierra firme, Dios repite el mandato original de “crecer y multiplicarse” (8,17; ver 1,22 y 9,1.7 y ver 1,28). Al bajar, Noé ofrece un sacrificio de animales “puros” a Dios (8,20) lo que “calma” a Dios que se compromete a nunca más exterminar a toda la humanidad; esto lo hace como una “alianza” (9,9.11) y como signo visible deja el Arco Iris (9,12-14). Los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet dan inicio a la nueva humanidad; la creación empieza de nuevo. De ellos se hablará en otra oportunidad.

Una escena final presenta a Noé borracho y desnudo, actitud frente a la que es ocasión de una maldición a Cam, padre de Canaan, los cananeos, y bendición a Sem, padre de los “semitas” (10,21).

Con el tiempo, Noé es presentado como modelo de hombre “justo” (Eclo 44,17; Ez 14,14; Heb 11,7; 1 Pe 3,20; 2 Pe 2,5) al cual se ha de imitar.

Es interesante notar algunos elementos: hasta que fueron cautivos a Babilonia, los judíos no tenían relato de la Creación. En esta tierra extranjera sí que había relatos de la creación y, también, del diluvio. Los judíos, entonces, asumen esta idea y la reformulan desde su propia fe: Dios es el creador, no los dioses babilónicos, y Dios renueva la creación sobre un modelo de hombre justo luego del diluvio. No son las fuerzas del imperio, sino la fe de Israel la que da la vida y la que invita a la fidelidad.

Por otra parte, Dios quiere mantener la creación, algo que el ser humano con su pecado contribuye a destruir. El orden de las cosas creadas, el cuidado de la casa común y el sostenimiento de la vida, es algo que el relato de Noé nos invita a pensar y profundizar. Justos como Noé contribuiremos con la vida de los hermanos y hermanas y a que la creación revele a todos la belleza del Creador.


Imagen de Noe pintada en catacumbas tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Arca_de_Noé#/media/Archivo:Noah_catacombe.jpg

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