martes, 19 de octubre de 2021

La ofensa de las piedras

 La ofensa de las piedras

Eduardo de la Serna



Resulta curioso que la prensa hegemónica, esa que le busca el pelo al huevo (para no hablar de la quinta pata al gato, porque no muerden la mano gatuna que les da de comer), como no puede hablar de disturbios, de saqueos, o de aluvión zoológico, lo que resaltó, recalcó y repitió de la marcha del 17 de octubre fue que dos imbéciles vandalizaron el memorial de los muertos por covid (y ya hice mención en otra parte que esos mismos medios jamás dijeron palabra sobre las frecuentes vandalizaciones de los pañuelos ni siquiera cuando fueron directamente arrancados de la plaza).

Curioso. Los que hicieron todo lo posible para que mucha gente muera, se montaron luego en el luto y el duelo y llevaron piedras (después de las bolsas mortuorias) haciendo memoria por los “muertos que vos matáis”. El gobierno, entonces, utilizó esas piedras para hacer un lugar de la memoria (y fracasó el intento opositor de quejarse por la violación de la propiedad privada; demasiado hilarante era).

Las piedras son un símbolo polisémico en muchas culturas: por lo que he podido saber se colocan piedras al visitar a los muertos en las culturas celta, masai, judía mientras que en otras culturas como mongoles, kasajos, obos, tibetanos, inuit y andinos suelen indicar caminos (límites de comunidades, cruce de caminos, lugares de caza). Una piedra puede ser “fundamental” o “capital”, puede ser incluso instrumento para la pena de muerte por apedramiento… Con piedras se construyen casas y caminos “empedrados” y hasta se sellan tumbas. Con piedras se hacen instrumentos desde cuchillos sacrificiales hasta platos o jarras. En suma, piedras pueden significar una cosa y casi la contraria. En la Biblia, por ejemplo, así como se erigen piedras conmemorativas (Gen 35,14) a su vez se prohíbe que las haya (Dt 16,22).

Resulta, insisto, curioso que la prensa parezca responsabilizar de un destrozo a los mismos que lo edificaron… Y me permito una analogía.

Carlos Mugica contaba que, en su pasado gorila, había custodiado los templos incendiados por la barbarie peronista; pero una vez que de dejó convertir por los pobres, que aceptó el “hedor” del pueblo, se autocriticaba diciendo que se “había conmovido por los templos de piedra que habían sido destruidos y nada me había conmovido los cientos de templos vivos bombardeados en la plaza”. A lo mejor acá haya una interesante comparación: porque los mismos de las bolsas mortuorias, preocupados por las piedras hicieron todo lo posible para que los muertos fueran más y más, al menos “los que tengan que morir”, y luego simular dolor. Son los que ahora se hacen los escandalizados por unas piedras y se despreocupan de los 30.000. Son los que nada dijeron de los/as desocupados/as, los/as hambrientos/as, los endeudados por los fugadores, los que enfermaron de enfermedades ayer olvidadas, los empobrecidos, desescolarizados… y más, mucho más. Miles y millones por los que no pusieron una piedra, sino que sus policías apedreaban, millones que no marcaban caminos, sino que erigían muros de propiedad privada…

Raro, muy raro que se hagan los preocupados por unas piedras los que tienen caras de idem. Pero ya estamos acostumbrados.

 

Foto de “clarín” de piedra tomada de https://www.alamy.es/foto-flauta-de-piedra-caliza-jugador-periodo-arcaico-fecha-primera-mitad-del-siglo-vi-b-c-cultura-chipriota-caliza-media-dimensiones-h-10-1-2-in-26-7-168230226.html

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