sábado, 10 de julio de 2021

¡Que no se despierte el indio!

 ¡Que no se despierte el indio!

Eduardo de la Serna




Antes de empezar quiero hacer una aclaración (personal). Me parecen muy importante las luchas por deconstruir nuestro lenguaje. Pero, en lo personal (y acepto la posibilidad de estar equivocado) no todas me parecen sensatas, no todas me parecen verdaderas o precisas, ni todas me parecen justas. En lo personal, “pueblos originarios” me parece muy discutible. No sólo porque nadie es originario, puesto que todos provienen de migraciones; además, es etimológicamente idéntico que aborigen (ab = desde); es cierto que “indios” aludía a los de la India, pero rápidamente se empezó a hablar de “indias occidentales”. Pero, especialmente, tengo en cuenta lo que dice Eleazar López (el padre de la “teología india”) y repite mi amigo Gervasio, indio kuna: “como ‘indios’ nos oprimieron… ¡como ‘indios’ nos liberamos!”

 

Después de más de 500 años de paciencia, un día, “aparecieron” montones de personas cobrizas por aquí y por allá. Después que ya estábamos tranquilos con nuestra europeidad, ¡aparecieron!

Se podría hacer una larga lista de emergencias, pero quiero, simplemente, mirar las contemporáneas.

1.- Una india, y, por consiguiente, ¡pobre!, sigue resistiendo después de 2000 días presa. Injustamente presa. El tema es suficientemente conocido para quien quiere mirar. Un gobernador carcelero, un poder judicial corrupto e injusto (no importa cuando o dónde leas esto), un todo poderoso millonario cómplice de dictaduras, apagones, desapariciones y demás, que puede seguir esperando para que empiece a investigarse su situación cronoterápicamente. El código civil parece que dice que es infinitamente más grave tirar un par de huevos que personas dopadas al rio. Y la celeridad per-judicial así lo demuestra. Sin embargo, ella no está sola… Un número importante de personas seguimos reclamando justicia… es decir: ¡Libertad para Milagro Sala!

2.- Un indio boliviano fue depuesto en un golpe de estado que solo los golpistas y sus cómplices se niegan a calificar de tal. Como parece que la población indígena en Bolivia es abundante, muy rápidamente se les acabaron las municiones y más velozmente aún, un presidente constitucional vecino corrió raudamente es su ayuda enviando material represivo que fue, graciosamente usado contra esos bárbaros. Al fin y al cabo, tres o cuatro empresarios, tres o cuatro militares, tres o cuatro poderosos y tres o cuatro obispos son importantísimos. Si es o no legal no hay problema; al fin y al cabo, ¿cuándo hizo Macri algo legal? Además, no hay que olvidar que, para “blanquear” la situación, Jeanine Añez (a la cual groseramente algún medio llamó “Fabiola Yañez", es decir, el nombre de la compañera del actual presidente Alberto) se pintó de rubio y parece casi, casi, europea.

3.- Una india chilena preside la actual convención constituyente: Elisa Loncón. Rápidamente los ilustrados empezaron a preguntarse con sabia ironía si siquiera doña Elisa sabría leer. Si hubieran solo consultado Wikipedia se habrían enterado que:

Obtuvo el título de Profesora de inglés en la Universidad de La Frontera, Chile, con cursos de postítulo en el Instituto de Estudios Sociales de la Haya (Países Bajos) y en la Universidad de Regina (Canadá). Posee un Magíster en lingüística de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa UAM-I (México), un doctorado en Humanidades de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y un Doctorado en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. ​ Se desempeña como profesora a jornada completa en la Universidad de Santiago, abocándose a la investigación sobre la enseñanza del mapudungún y su persistencia en el contexto contemporáneo.

Pero como es india, quizás haya robado todo eso; porque todo el mundo sabe que los indios son ladrones por ocupar sólo hace siglos unas tierras, mientras que los que se quedaron con ellas ilegítimamente son próceres.

4.- Los levantamientos que desde hace más de dos años sacuden Colombia, incluyen la presencia india. La minga se hizo presente incluso en Bogotá, y especialmente en Cali. En estos días convulsionados, para horror y escándalo de los bienpensantes, resulta que un grupo de salvajes derribó estatuas de los que simplemente fueron masacradores de indígenas. Prohombres de la patria. Algunos con sus cuerpos depositados en iglesias, otros exhibiéndose pornográficamente en plazas y montes. Pero parece que un grupo de indios decidió que eso les resultaba ofensivo y simplemente las derribaron. No deja de ser sensata la pregunta de cuántas esculturas de indígenas luchadores por sus causas y libertades hay en nuestra América Latina. Y, de las pocas que hay, cuántas serán por motivos turísticos y pintorescos y cuántas realmente como reivindicación de sus luchas y derechos.

Cada tanto, cuando lo ven sensato, conveniente, oportuno, los hermanos aborígenes deciden gritarnos en la cara a los blanquitos: “¡acá estamos!” ¡Gracias por ayudarnos a saber que nuestra América plurinacional, no es, no puede, ni queremos que sea sin ustedes!

 

Foto tomada de https://www.flickr.com/photos/eneas/11479081826

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