sábado, 14 de agosto de 2021

¿Hablar desde el poder o hablar desde el pueblo?

 ¿Hablar desde el poder o hablar desde el pueblo?

Eduardo de la Serna



Hace muchos años, en una reunión del CELS, Damián Loreti comentaba que estaban debatiendo una posible Ley de Medios, y que había sectores del poder que decían que “no era tiempo”, no se “puede debatir estos temas en año pre electoral”. Claro, en Argentina cada dos años hay “años pre electorales” y cada otros dos años alternados hay “años electorales”. Es decir, la ley no debía debatirse nunca.

Cuando el gobierno habló de debatir la reforma del poder judicial (así, con minúscula) salieron los sectores del poder a decir que no era tiempo de hacerlo ya que la situación era preocupante entre lo económico y la pandemia. El tema – urgente y necesario – ahí quedó, en los eternos cajones de los poderes públicos.

Ahora, el presidente y algunos sectores del gobierno dijeron que habría que debatir el uso recreativo de la marihuana, y un cura (en todo su derecho de opinar) se manifestó en desacuerdo. Y La Nación (es decir, el poder) tituló que “La Iglesia” rechazó la propuesta de debatir. El argumento, el de siempre, es que “no es tiempo”, para empezar. Y no está mal preguntarnos ¿cuándo es tiempo de dar este o cualquier otro debate? Y, ¿quién decide que es tiempo de hacerlo? ¿la “Iglesia”? Es curioso que siempre es "la Iglesia" cuando es a favor de los poderosos, y, por ejemplo, somos “los curas K” cuando decimos algo contrario a lo que el poder ha decidido; del mismo modo que es "la justicia" cuando están de acuerdo con lo que dice un juez, mientras que es "el juez X [o directamente "X") el que condenó / absolvió” diferente a lo que el poder quiere, desea, ordena…

En lo personal no tengo una opinión formada, y por eso me resulta interesante que se debata, por ejemplo, el tema de la legalización de la marihuana para uso recreativo. Así se puede escuchar a unos y otros que con sensatez (lo que es de esperar… aunque si ocurre como en el debate por el aborto, eso no suele ocurrir en ciertos casos) darán opiniones o presentarán argumentos en favor o en contra de la pertinencia. Pero, en lo personal, no espero que sea “la Iglesia” (y menos un fulano, por más mediático que sea) quien decida y habilite “el tiempo”. Por supuesto que, como “cualquier hijo de vecino”, el cura Fulano, el obispo Mengano, o el diácono Perengano tienen todo el derecho del mundo de opinar, y no está mal, además, escuchar con atención a aquellos que tienen (o tenemos) más o menos contacto con las realidades duras de nuestro presente. Pero, siempre teniendo claro (1) que no somos delegados de nadie, porque nadie nos ha delegado; (2) que yo puedo decir algo de lo que ocurre en mi barrio, algo, también, pero menos certeramente, de lo que ocurre en los barrios donde hay curas amigos, pero, si de una norma legal hablamos, se trata de pensar el país entero, y no un barrio, una villa, un pueblo… Pero no espero que desde el poder se vean apoyados por otro poder (= la Iglesia) para clausurar o impedir debates. Eso de silenciar voces porque “el silencio es salud” ya lo hemos vivido. Y no nos fue bien; fue “cuando se callaron las iglesias”, creo recordar.

 

Foto tomada de https://www.perfil.com/noticias/columnistas/errar-es-humano-pero-en-este-diario-resulta-grave.phtml

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