lunes, 15 de noviembre de 2021

Una primera mirada a los resultados electorales

Una primera mirada a los resultados electorales

Eduardo de la Serna




Si bien es cierto que cuando miramos, pensamos y analizamos solemos tener como un filtro nuestros deseos, sería muy torpe no tener en cuenta la realidad. Porque yo puedo soñar que mi equipo salga campeón, pero no puedo ignorar las variantes adversas, desde los equipos contra los que juego, la situación de mi equipo (lesionados, enfermos, imposibilitados de participar) y hasta eventualmente las posibilidades de trampa (árbitros, reglas de último momento, etc.). De eso se trata el pesimismo de la razón del que hablaba Antonio Gramsci, me dicen. En un mismo sentido, puedo pretender que una determinada política de gobierno “gane por goleada”, pero no puedo ignorar dónde estábamos parados: el resultado catastrófico de las PASO, la cancha inclinada por la pandemia, el oligopolio de una prensa hostil hasta el hartazgo, los poderes económicos manipulando desde el dólar hasta la suba de los precios… A modo de ejemplo: que durante el macrismo los móviles de C5N fueran sistemáticamente agredidos no importaba, que Macri arrancara y tirara un micrófono del mismo canal, tampoco (si hasta Canosa y Lanata se burlaron de eso… Jorge, es difícil preguntar así ¿no?, sin micrófono o sin celular no pueden preguntar) o que un notero de la 750 reciba tres trompadas en el estómago o que un custodio de Milei ostente un arma en el acto público… todo eso es simulado, ninguneado, callado en una “doble vara” al palo. Es sencillo pensar qué hubiera pasado si un camporista hubiera simplemente empujado a un periodista hegemónico. Si hasta el dinosaurio Iglesias amagó quejarse, como digno troll, de que corrieran los micrófonos cuando Cristina salía de su casa rumbo a su operación. Señalo esto porque ellos son los que instalan temas y todos deben bailar al ritmo de la música que ellos imprimen (el horrible asesinato del kiosquero fue un ejemplo de esto).

Señalado esto, quiero pensar un poco lo ocurrido ayer. La sensación que teníamos algunos es que todo pintaba para catástrofe, e incluso eso esperaban los dirigentes de la oposición, desde los que pretendían quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados (Vidal) hasta los que hablaban de “transición” (Macri). Si lo que cuentan son los diputados y senadores conseguidos, la sensación no es de derrota terrible. El oficialismo no tiene el quorum en ninguna de las cámaras, pero conserva la primera minoría. Eso no parece derrota. Es decir, si se esperaba “paliza”, lo ocurrido fue una derrota con mucho olor a remontada, a un gobierno que sigue de pie, a recuperación en muchos lugares, y a que, en adelante, la situación por venir será ardua pero no será imposible.

Es sabido que en tiempos del llamado “grupo A” Cristina tuvo que gobernar sin apoyo en diputados, por ejemplo, hasta el punto que ni siquiera votaron el Presupuesto. Y Cristina supo gobernar. ¡y vaya si supo / pudo! Se dirá que Alberto no es Cristina, lo cual es obvio.

Una pregunta que algunos se hacían es si la coalición (Frente) era una coalición electoral o de gobierno. Creo que, si hubiera sido paliza, la fractura era una posibilidad cercana. En lo personal creo que era lo esperado por algunos (eviteros y movimientos sociales) para que el gobierno rompa definitivamente con Cristina. Y una reflexión: en tiempos idos solíamos cantar que “no es lo mismo estar unidos que vivir amontonados” … y del mismo modo que si hace falta, puesto que no se adaptan a los lugares exiguos que les corresponden, el gobierno deja ir a Moreno, o Randazzo u otros, sería importante que algunos de estos u otros pequeños sectores dejen de lado sus actitudes rupturistas o que definitivamente se vayan. Leer el texto de uno que invitaba (en autoreferencial y hastiante primera persona del singular) a votar y el lunes protestar, me invita a pensar que el gobierno, ahora, puesto que está de pie, está en buen momento para decirles que, o se ubiquen en el lugar que les toca, o que allá está la puerta de salida. La reacción de la militancia que se puso al hombro la elección me recordó aquellos tiempos en que la gente, aunque se veía perdida, salió a hacer campaña por el innecesario Daniel Scioli, por ejemplo. Lo ocurrido en Quilmes, en estas elecciones, me parece un buen ejemplo para mirar. Y para seguir.

Está claro que la oposición, salvando excepciones, no parece apta para el diálogo, o para pensar “juntos” algunas políticas nacionales y de Estado que estén por encima de los partidos. Es verdad que se sigue teniendo una corte “de suprema injusticia”, al decir de Graciana, y una prensa hegemónica que olvidó hace años que es un “medio” y se propone como fin, de modo que la verdad es algo absolutamente secundario y sólo cuenta si sirve para esos mismos “fines”.

Sí creo que es importante, de ahora en más, que el gobierno no ceje en su búsqueda de diálogo, pero que no olvide, que milite, que presione con todas las armas de la ley (a la que la prensa llama “amenaza”) para dirigirse a los objetivos por los que fue votado. Pero si en ese pseudo-diálogo, se le sigue dando pauta a Clarín, se sigue, ya no oyendo sino también atendiendo y pretendiendo lo que sostiene (= impone) la Asociación de Empresarios Argentinos (sic), si las palabras del FMI se escuchan como música mientras el clamor del hambre resulta una molestia, en suma, si el gobierno olvida que puede contar con la militancia y con la ley, pues se irá deshaciendo lentamente.

Alberto no es Cristina, lo sabemos. Pero puede contar con Cristina o dejarla de lado (hasta que con una nueva carta vuelva a marcar rumbos), puede apoyarse en la militancia o escuchar a los sí-albertistas, puede impulsar a llenar las calles de pueblo o a vaciarlas. Y vaciarse.

Hace décadas, cuando su gobierno se iba diluyendo en la nada, le dijeron a Fernando De la Rúa que se mostrara firme y golpeara la mesa. Y así lo hizo en el programa de Mariano Grondona. Poco después equivocó la salida en un programa que era cómico y la firmeza tuvo que mostrarla un muñeco. Pareciera que a Alberto le dijeron que insistiera en que tiene el carácter y temperamento necesarios para gobernar. Puesto que “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”, y que “todos unidos triunfaremos”, para “que reine en el pueblo el amor y la igualdad”, espero que – como ella le dijo hace un par de años – “escuche al pueblo” y no a las sirenas. Porque de ser así se estrellará el barco contra las rocas al ritmo de clarines. De ser “asá”, llegaremos a buen puerto y habrá sonrisas “para todos y todas”.

 

Foto tomada de https://www.eldestapeweb.com/politica/elecciones-2021/elecciones-2021-a-las-17-ya-voto-el-64-5-del-padron-electoral-a-nivel-nacional-2021111417140

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