viernes, 18 de marzo de 2022

El problema de la tibieza

El problema de la tibieza

Eduardo de la Serna



Con referencia a la “moderación” como estratégicamente razonable en estos tiempos (“no es buena ni mala en sí misma”), un grupo heterogéneo de autodefinidos “intelectuales”, aunque ciertamente cercanos al gobierno nacional (o a una parte de él) alerta frente a la capacidad destructiva de una oposición irresponsable y, pareciera, al menos, criticar por elevación a la actual vicepresidenta y los que la acompañan.

Es evidente que en sí misma la moderación “no es buena ni mala”, como son importante los grises para evitar caer en estereotipos o el agua tibia para una clase de Aqua Gym. Sin duda, por lo tanto, el criterio principal es si en estas circunstancias, en estos contextos es bueno evitar moderaciones, ser blanco o negro, o frio o caliente, o, por el contrario, si es conveniente no tensar las cuerdas. De análisis previo se trata.

Cuando el presidente habla (de un modo muy poco feliz, por cierto) de declarar la guerra a la inflación (así, sin responsables; un amigo dice que es como declarar la guerra a los tanques, no a quienes los envían) ciertamente pretende tensar la cuerda frente a algo (no frente a alguien) que le “arruina la vida a la gente”. Pareciera, entonces, que hay otras circunstancias en las que la moderación no es razonable. ¿cuál sería, entonces, el criterio para serlo o dejar de serlo?

En mi caso, como me considero un intelectual, parece que puedo opinar. Pero mi punto de partida no es el gobierno, sino los pobres. Y, entonces, me distancio algo (o bastante) de estos intelectuales (con algunos de los cuales la distancia viene de hace tiempo, debo decirlo).

Pedro Casaldáliga decía que solo hay dos absolutos: “Dios y el hambre”. Y, por tanto, si de absoluto hablamos, “el hambre no puede esperar”, “es un crimen”. No hay moderación o medias tintas. No hay tibieza.

En el libro del Apocalipsis ocurre la única vez en la que encontramos el término “tibio” (ese que un ex presidente citaba – como era habitual en él – mal). «Porque eres tibio, y no eres ni frio ni eres caliente te vomitaré de mi boca» dice el enviado de Dios a la Iglesia de Laodicea (3,16). En lo alto del monte, la ciudad de Hierápolis era famosa (y lo sigue siendo) por sus hermosas termas (“castillo de algodón”, actual Pamukkale, Turquía). Debajo, las aguas llegan frías a la ciudad de Colosas; pero – obviamente – pasan tibias por Laodicea, que queda en la mitad del monte. Y el agua caliente es grata, y las termas en el imperio romano eran altamente valoradas, y el agua fría se puede beber, pero el agua tibia provoca vómitos, como es sabido. Es decir, el dicho apocalíptico está claramente ubicado en un contexto geográfico conocido. Pero, y es el caso, esto lo aplica a lo que al enviado de Dios le resulta vomitivo: se trata de una comunidad que se cree rica, y por tanto autosuficiente (“no me falta nada”), y a estos que se caracterizaban por sus riquezas, por la fabricación de un colirio y las abundantes lanas negras de sus ovejas, les dice que son “pobres, ciegos y desnudos”. Dios mira con otros ojos, parece.

Y con los ojos de Dios, que son los ojos de los pobres, quizás debieran muchos aprender a mirar. Pero si miran con los ojos de la prensa hegemónica, con los ojos de los organismos internacionales de crédito (sic) y los ojos de las encuestadoras, difícilmente mirarán bien. Y si miran mal diagnosticarán mal. Y si diagnostican mal sacarán malas conclusiones. Y si sacan malas conclusiones propondrán malas “soluciones”. Es decir.

Quizás – o seguramente – algunos dirán que mi mirada es parcial, o es tendenciosa. Sinceramente espero que así sea (aunque también sé que mi mirada y mi opinión interesan y ocupan a muy pocos); espero poder mirar, pensar y proponer desde lxs pobres. Al fin y al cabo, porque desde hace ya mucho decidí seguir a Jesús, hace también mucho aprendí que a él se lo encuentra (y por lo tanto se mira, se opina y se tiende) donde están lxs pobres. Pobres, que, “curiosamente” no son tales por ser “planerxs” sino por ser saqueadxs. Y saqueadxs por los mismos a los que la moderación elige no enfrentar. El FMI moderadamente agradecido.

 

Foto de las termas de Hierápolis tomada de https://antonioheras.com/patrimonio_humanidad/europa/index1403.htm 

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