jueves, 7 de septiembre de 2023

La pureza en la Biblia

La pureza en la Biblia

Eduardo de la Serna



En la Biblia, sobre todo en el Antiguo Testamento, la pureza o impureza es un tema muy importante, pero no es algo fácil de entender para nuestra mentalidad que es muy diferente. Trataremos de aclarar algo, o, al menos, evitar confusiones.

En nuestra cultura, algo puro es algo que no está mezclado con algo que lo degrada: oro puro, aceite puro, leche pura se suele entender en el sentido de que no tiene ingredientes sino “solo” eso. En un diccionario suele señalarse como que hacer puro algo es quitarle sus imperfecciones a fin de que quede como era originalmente o como debiera ser.

En la Biblia, en cambio, lo primero que debemos entender es que hacer puro algo (no todo puede serlo, aclaremos) es un hecho ritual. Se dan una serie de pasos, claramente prescriptos, y eso, que se había “degradado” vuelve a su estado de pureza. Por ejemplo, hay cosas que vuelven impura a una persona; entonces, dando algunos pasos precisos (por ejemplo, baños, o limpiezas de vestidos), luego de un tiempo, la persona recupera su pureza. Señalemos, para ser bien comprendidos, que hay cosas que no pueden ser puras de ninguna manera: por ejemplo, hay alimentos que son impuros y no hay manera de que no lo sean).

Pero para entender mejor, señalemos que solo algo “puro” puede ser o estar en relación con Dios. Una persona impura no puede relacionarse con Dios hasta que no quite su impureza; un utensilio impuro, debe purificarse, o quebrarse para jamás ser utilizado… Y, es bueno señalar, que – además de aquello que de ningún modo puede volverse puro, cada cosa que se ha vuelto impura tiene una serie de “ritos” necesarios para que recuperen la pureza. Sería interminable hacer una lista tanto de las cosas que vuelven impuro como de los ritos de purificación, pero señalemos – solo a modo de ejemplo – algunos casos:

  •          Una persona con enfermedad cutánea (a lo que suele llamarse “lepra” como una generalidad) queda impura mientras la enfermedad persista. Cuando pueda atestiguarse su limpieza (notar que la importancia no está en la “curación” sino en la “purificación”) debe presentar una ofrenda y lavarse ritualmente (ver Lev 14) y su estado vuelve a ser de pureza.
  •          La sangre vuelve impura a la persona (la menstruación provoca en la mujer una impureza constante), y la purificación incluye el cuerpo y los vestidos hasta la tarde (es decir, el día siguiente).
  •          El agua puede volver cosas impuras si es agua de depósito, no si es “agua viva” (es decir, agua que corre). Si algo impuro está en una vasija de barro, la vasija debe romperse, pero si la vasija es de piedra, la piedra no transmite impureza.
  •          Tocar un cadáver vuelve impuro (y esto es importante para no confundir: es una obligación religiosa, por ejemplo, sepultar a los padres, pero eso vuelve impuro… Así se puede ver que no ha de entenderse necesariamente con que ser puro o impuro es algo bueno o malo: sepultar a los padres vuelve impuros, dar a luz un hijo vuelve impuros. Pero – evidentemente – se trata de algo bueno y religioso. Simplemente se debe purificar por medio de un rito.

En el Nuevo Testamento, el tema no es importante. En los Evangelios Jesús, en Mateo, critica a aquellos fariseos que se preocupan de “purificar” lo exterior y no lo interior (23,26), en Lucas, destaca que dar limosna (compartir los bienes) hace “puro” todo (11,41); Jesús es sepultado con una sábana pura (Mt 27,59). Y, en Juan, los discípulos, que escuchan la palabra que Jesús pronuncia están puros, pero “no todos” (obviamente se refiere a Judas; 13,10.11; 15,3). En Hechos, dos veces Pablo señala que es “puro” de responsabilidad ante los demás (18,6; 20,26).

En Pablo, el término “pureza” sólo se encuentra una vez señalando que todo se puede comer, porque es puro, pero que es muy grave escandalizar a los débiles (Rom 14.20). En los restantes textos es habitual que se refiera a tener “un corazón puro”, a una “religión pura” o “lino puro” u “oro puro”, lo que parece que debe entenderse en un sentido habitual de “no mezclado”.

El judaísmo bíblico, entonces, insiste en la pureza ritual como modo de relacionarse con Dios (y de purificarse previamente en caso contrario). En el Nuevo Testamento, el acento está puesto, en cambio, en la actitud “pura” de relación con los y las demás, de amor, de solidaridad, de justicia. Pureza, en la Biblia es otro modo de decir “santidad”.


Foto tomada de http://fernandezluisricardo.blogspot.com/2016/01/las-bodas-de-cana-no-tienen-vino.html

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