jueves, 14 de agosto de 2025

Fiesta de Quilmes 2025

Fiesta de Quilmes 2025 [*]

Eduardo de la Serna 



A veces hacemos cosas extrañas las personas… Para enseñar la “civilización” a un grupo de indígenas que se resistían, se los desplazó forzadamente más de 1300 kilómetros y se los “redujo”.

Y después, cuando se extinguieron, se declaró esta, zona liberada y se constituyó la ciudad que llevó su nombre (eso sí, cambiándole la letra inicial, porque parece que para los civilizados la “K”, de Kilmes, era y es una letra que debería suprimirse).

Y toda la región costera fue aprovechada con frecuencia para el contrabando, porque – ya lo sabemos – los poderosos se resistían y resisten a pagar impuestos.

Pero, sabemos también que, en esta tierra, hubo otros que resistieron las invasiones y la civilización que los bisabuelos de Margaret Thatcher quisieron imponernos.

Y se fue gestando Quilmes. Y se sigue gestando Quilmes. Con raíces indígenas (no “originarias”, porque eran originarias de Tucumán), y sangre española, con horizontes campesinos y velocidades urbanas. Se asentaron empresas y se asentaron expulsados de la ciudad que se niega a mirar el país. Se pudo planear un proyecto y se desbordó lo planeado. Y Quilmes se fue transformando, así, en un partido notablemente desigual.

Desigualdad que sigue y seguirá creciendo mientras desde el poder se castigue a los vecinos y vecinas por no elegir lo que ellos desean. La libertad tiene su precio.

Y no está de más decir una palabra sobre la libertad, que parece que está de moda. En el ambiente judeo-cristiano, la libertad es ir en pos de un proyecto; proyecto liberador (porque no hay libertad sin liberación), proyecto de pueblo, proyecto de justicia. Para la Biblia judeocristiana, no hay libertad sin justicia social, mal que le pese a los fundamentalistas e individualistas. Y, sí es cierto que detrás de la justicia social hay un robo: ¡un robo cuando no hay justicia!

Con ironía, la libertad originaria en Quilmes, se gestó con la opresión de hermanos y hermanas indígenas, y luego, cuando se celebró su extinción. Con ironía, hoy gritan libertad cuando viene un embajador a decirnos qué debemos hacer, con quien comerciar y a quien votar. Con ironía hay libertad si reconocemos una deuda usuraria que simulan postergarla si elegimos bien, es decir, como “ellos” deciden que decidamos. Con ironía, parece que hay libertad si se encarcelan injustamente presas políticas por un fake poder judicial, por el solo delito de conducir proyectos de justicia, o no aceptar lo de “cárcel o bala”.

Pero muchos seguimos creyendo que otro Quilmes es posible. Hay un Quilmes que mira al norte, pero es posible un Quilmes con la mirada al oeste. Hay un Quilmes que celebra a Julio Argentino Roca, pero es posible un Quilmes que aplauda a Ceferino Namuncurá. Hay un Quilmes que se desentiende de Gaza, y un Quilmes que grita ¡genocidio! Hay un Quilmes que cree que la tierra es plana y que niega la historia, y hay un Quilmes que mira a nuestros vecinos como hermanos, abriéndoles las puertas y que, además, sabe que fueron 30.000.

No hay uniformidad, por cierto. Y es bueno que no la haya. Pero es sensato preguntarnos ¿qué Quilmes queremos? Podemos pretender un Quilmes con la libertad de la injusticia y el individualismo, o un Quilmes que se atreva a mirar a los ojos a otros, otras y otres reconociéndoles como hermanos. Podemos pretender un Quilmes que se desentienda de los pobres, los jubilados, las personas con discapacidad o la salud y la educación pública, o un Quilmes menos desigual porque todas, todos y todes están en camino a acceder a sus derechos. Podemos pretender un Quilmes cruel, donde no se odia lo suficiente, o un Quilmes donde creemos que el amor vence al odio. Y no vale todo lo mismo, no hablamos de Quilmes iguales.

Caminar juntos no es fácil. Algunos son veloces, otros muy rezagados, y otros andan en la mitad. Pero la clave no está en eso, sino en la dirección. Es curioso que algunos repitan “hay que dar tiempo” cuando estamos convencidos que este camino conduce al desastre, y cuánto más tiempo pase, este más pronto llegará. Es importante el camino; camino que algunos anduvieron y nos mostraron rumbos. En este camino hubo mártires y hubo testigos, hubo un “nunca más” que es palabra casi sagrada, hubo banderas de Derechos Humanos con la figura señera de Jorge Novak y curas, pastores y pastoras caminando juntos. Hubo arte, deporte y cultura. Hubo gestores de la muerte y artesanos de la vida.

Uno de los quizás más importantes personajes de mitad del s. XX, un teólogo enorme, pastor protestante y asesinado en las cárceles de Hitler decía:

Para este mundo el éxito es la medida y la justificación de todas las cosas; pues bien, la figura del juzgado y crucificado sigue siendo extraña y en el mejor de los casos digna de compasión para el mundo. El mundo quiere y debe ser vencido por el éxito. No son las ideas o los sentimientos, sino las acciones las que deciden. Sólo el éxito justifica la injusticia realizada. La culpa cicatriza en el éxito. Es insensato censurar al exitoso [erfolgreich] sus vicios. Con esto nos quedamos en el pasado y mientras tanto el exitoso avanza de hecho en hecho, alcanza el futuro y convierte el pasado en irrevocable. El exitoso crea un estado de cosas que ya no puede volver atrás, lo que él destruye ya no puede repararse, lo que él edifica tiene el derecho de subsistir por sí al menos en la siguiente generación. Ninguna acusación puede reparar la culpa que cometió el exitoso. La acusación pierde vigor con el transcurso del tiempo, el éxito permanece y determina la historia. Los jueces de la historia desempeñan un triste papel junto a sus figuras. La historia avanza por encima de ellos. Ningún poder de la tierra osará atribuirse con tanta libertad y autonomía el principio de que el fin justifica los medios como lo hace la historia. (D. Bonhoeffer; Ética)

Tenemos un Quilmes siempre por delante. Sabemos que un castillo de naipes tarda horas y hasta días en hacerse, pero basta un soplo para derrumbarlo. Y hay expertos y expertas en demolición. Hay expertos en desviar la atención de lo importante o en hacer creer sistemáticamente en sus mentiras. Pero hay otro Quilmes posible, y no es cosa de éxito, sino de justicia. Y mirando a los pobres, los comedores, los movimientos sociales, la comunidad organizada, las comunidades de base, la fe de un pueblo hay un horizonte que marca caminos, hay utopías que señalan rumbos, hay otras, otros y otres con los que andar, y cantando y bailando con ellos y ellas otra libertad es posible. Y sabemos cuál es el Quilmes que Dios bendice, y cuál del que se desentiende… Y esta libertad sí ¡vale la pena! Y muchos, en Quilmes ¡allá vamos!


[*] palabras pronunciadas el 14 de agosto de 2025 en la Municipalidad de Quilmes con motivo del 359º aniversario del municipio.

Una madre militante

Una madre militante

Eduardo de la Serna



En nuestras biblias encontramos uno de los últimos libros en ser escritos en el ambiente judío, el Segundo libro de los Macabeos. Este presenta una situación dramática que debe vivir el pueblo judío a causa de la persecución a la que los somete el imperio griego, y en ella, encontramos una madre y sus siete hijos. 

Veamos muy rápidamente: los sucesores de Alejandro Magno guerreaban entre sí para conquistar los territorios que Alejandro había capturado. Unos, llamados Ptolomeos, tenían su sede en Alejandría, en Egipto y acababan de perder la posesión de la tierra de Israel en manos de los Seléucidas (descendientes del general Seleuco), con sede, en ese entonces, en Antioquía (Siria). El rey Antíoco, quería imponer por la fuerza la cultura griega, y encontraba una importante resistencia entre muchos judíos. Para él era incomprensible que hubiera libros sagrados, días sagrados, alimentos sagrados; y entonces, obligaba, bajo pena de muerte, a comer comida prohibida, como el cerdo, a tener actividades el día de descanso, como el sábado, y prohibía las reuniones (la sinagoga, se lo llamará más tarde) y la lectura de la Biblia. Muchos ejemplares fueron quemados en público (1 Mac 1,56). En este contexto, algunos judíos abandonaron la fe para salvar su vida, pero otros mantuvieron su fidelidad a las costumbres ancestrales, aunque eso les costara la vida.

En este contexto, el libro nos narra la historia de una madre y sus siete hijos [entre paréntesis, el 2do libro de los Macabeos no se encuentra en la Biblia hebrea, pero sí en el Antiguo Testamento en Griego, y así pasó a las biblias católicas y a las ecuménicas, pero no en las Biblias protestantes; es decir, es uno de los libros que ellos no reconocen como Palabra de Dios]. El rey quiere obligar uno a uno a los siete hijos de esta madre, a comer comida prohibida y, ante la negativa, los va asesinando con “refinada” crueldad y torturas. El relato narra uno a uno los suplicios y lo que cada uno de los hijos dice al rey como respuesta. 

La madre, silenciosa, está presente. Cuando se aproximaba la muerte del último (7,20) el relato empieza a mostrar a la mujer a la que llama “admirable”, “digna de glorioso recuerdo”, “con valor porque tenía la esperanza puesta en el Señor”. Y ahora nos dice que “animaba a cada uno de ellos” y que lo hace en lengua semita (claramente una actitud de resistencia ante la lengua griega que les era impuesta), “llena de generosos sentimientos”. Para reforzar esta imagen dirá (son palabras que, claramente, en nuestro tiempo, por motivos evidentes no se usarían): “unió con ardor varonil sus reflexiones de mujer” (7,21). Ciertamente lo que quiere señalar es que, si se esperaba una actitud débil, esta madre tuvo una actitud firme y valiente, a la que llama “varonil” (actitud a la cual miles de mujeres nos tienen habituados, reconozcámoslo). Y entonces, les dirige a sus hijos una reflexión, claramente religiosa: las vidas de ustedes son un regalo de Dios (vv.22-23). 

Al llegar a su final, el relato, pone toda su fuerza en los tres personajes: [1] el rey intentando que el hijo menor, y último, abandone su actitud, sea por violencia, o sea por soborno (v.24). Intentando, incluso, convencer a la madre (v.25); [2] el hijo, que en un largo discurso (vv. 30-38) le dice al rey que no piensa obedecerlo porque obedece solamente la ley de Dios, [3] y la madre, que simula concederle al rey lo que le pide y vuelve a dirigirse al hijo en lengua semita: “ten compasión de mi… te ruego que mires al cielo… no temas a este verdugo” (vv.27-29). El rey extremará la crueldad en el asesinato de este hijo, aunque el texto dice: “también este tuvo un limpio tránsito, con entera confianza en el Señor” (v.40). Y, a modo conclusivo el texto finaliza, sin mayores aclaraciones: “por último, después de los hijos, murió la madre” (v.41).

El momento terrible de la persecución (a la que también, con otra perspectiva teológica, hace referencia el libro de Daniel) llevó a muchos judíos a profundizar su fe. Dios no puede permanecer indiferente ante esta crueldad y esta fidelidad. Por eso, van a concluir, Dios, al final, resucitará a sus amigos. La resurrección futura es lo que da ánimo a cada uno de los hijos para resistir la tortura, y – finalmente – la que da ánimo a la madre para alentar a cada hijo, con fortaleza de mujer, a mantener la fidelidad. Así le dice al último: “mostrándote digno de tus hermanos, acepta la muerte, para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en la misericordia” (v.29).

Habitualmente los poderosos suelen con sobornos y lisonjas o con violencia y represión pretender que se haga su voluntad. Dios tiene otro proyecto para la humanidad (que Jesús llamó “reino de Dios”). Mujeres como esta madre nos enseñan por dónde pasan los caminos de la vida.


Imagen tomada de https://www.religiondigital.org/el_blog_de_x-_pikaza/Madre-macabea-mayor-teologa-Auschwitz_7_1502019789.html

martes, 12 de agosto de 2025

Domingo 20C

El reino lleva a padecer persecución y martirio

DOMINGO VIGÉSIMO - "C"


Eduardo de la Serna





Lectura del libro del profeta Jeremías     38, 3-6. 8-10


Resumen: La predicación de Jeremías –con profundo sentido político ante la inminente invasión de Babilonia a Israel- provoca el descontento y la enemistad de muchos que deciden hacerlo morir. Un extranjero será quién consiga que sea liberado con lo que el profeta encarna en su propia persona la predicación: de los extranjeros –Babilonia- viene la fidelidad a la voluntad de Dios y por tanto la vida.

Entre dos textos que muestran al profeta Jeremías con el rey Sedecías (37,17-21; 38,14-28a), que en cierto modo trata de defenderlo, encontramos la escena en la que el profeta es puesto en un aljibe (38,1-13). Los dos encuentros con el rey finalizan con la misma fórmula: el profeta permanece en “el patio de la guardia” (37,21; 38,28). El texto tiene dos partes paralelas que comienzan con el verbo “escuchar” (38,1.7) y finalizan con una referencia a las “sogas” con las que el profeta es bajado y subido del aljibe en el “patio de la guardia” (vv.6.13). En el medio encontramos a las autoridades judías que lo acusan ante el rey (v.1.4-5) y un extranjero que lo defiende (vv.7-9). La decisión es hacerlo morir (v.4). Lo llamativo es el clima de carencia: el pueblo “no tiene” ánimo (v.4), el rey “no tiene” poder (v.5), la cisterna “no tiene” agua (v.6), la ciudad “no tiene” pan (v.9). En realidad, la relación con “los extranjeros” (cf. v.17) será un tema central en toda la profecía de Jeremías, la misma por la que deciden arrojarlo a un aljibe hasta que muera.

Es interesante que en Jer 2,13 se compare a Israel con un aljibe rajado que no retiene el agua (que es Dios mismo, “manantial de aguas vivas”). En este caso –irónicamente- Jeremías será arrojado a un aljibe sin agua (v.6). 

En realidad, el texto presenta una suerte de síntesis de las consecuencias que la predicación profética trae sobre la persona de Jeremías. Puesto que Israel no retiene la vida que Dios le trae, no escucha su palabra, no sigue sus caminos, Dios se retirará de su historia, lo dejará abandonado a su suerte. Y esa “suerte” está marcada por el avance militar de Babilonia (25,1-13a). La inminente destrucción de Jerusalén es consecuencia querida por Dios por el abandono de su alianza. Por otra parte, muchos profetas anuncian públicamente que Dios no abandonará a su pueblo y lo librará de las manos de los que lo asedian (cap. 28). Este es otro conflicto frecuente de Jeremías, con los falsos profetas, aquellos que anuncian “paz”, cuando lo que Dios hará será lo contrario (4,9-10; 6,14; 8,11.15; 14,13.19; 23,15-17; 28,8; 30,5). Obviamente, esto hace que Jeremías sea acusado de pasarse al bando enemigo, y por eso toda su vida y ministerio queda marcado por esta estigmatización (15,10-11; 20,7-18). El clima social y político es terrible. Los egipcios los rodean, luego se retiran y Babilonia regresa, Jeremías es acusado de “debilitar los brazos armados” (v.4) con su predicación (y sin duda ¡así era!). Evidentemente decir que “quien se entregue a los caldeos (= babilonios) vivirá y saldrá ganando” (v.2) no se parece a un aliento en la resistencia. Es por eso que la gente de la corte (v.1) al oír lo que dijo ante todo el pueblo le dicen al rey que lo haga morir (v.4). En ese ambiente, el rey se reconoce “impotente” ante ellos (v.5). Quizás para dejarlo morir sin provocar un derramamiento de sangre (ver Gen 37,20-22) lo arrojan al aljibe de uno de los hijos del rey, que era –a su vez- abuelo de uno de los conspiradores (v.1). Irónicamente, un etíopeeunuco del rey pareciera tener más poder (¡un eunuco!) y logra que Jeremías sea rescatado. 

Simbólicamente, Jeremías “vivió y salió ganando” gracias a un extranjero, mostrando así una estrecha relación entre su propia persona y su predicación. Del aljibe seco salió vivo gracias a un extranjero; los judíos –creyendo que hacen lo que Dios quiere sin que él mande su palabra a esos falsos profetas- dejan perder “el agua viva” que es Dios mismo, y creyendo apostar por la vida, terminan caminando hacia la muerte.



Lectura de la carta de los Hebreos     12, 1-4


Resumen: los testigos ejemplares de la lectura del domingo pasado alcanzan en Cristo su plenitud y es para nosotros el ejemplo de la “carrera” que debemos correr, de la “lucha” que debemos enfrentar con perseverancia y fe.

La segunda lectura del domingo pasado presentó un ejemplo, el de Abraham, de los “testigos de la fe”. 12,1 retoma ese conjunto (“tan grande nube de testigos”) y se dirige ahora a los destinatarios del texto –entre los que se incluye: “nosotros”-. La larga unidad anterior concluía –y vimos que aludía, sin mencionarlo, a Cristo- que no alcanzaron el objeto de las promesas (que era el gran tema de la unidad) que –con nosotros- se alcanzaría como “consumación” (11,40). Vimos, también, que el tema central era “la fe”, que inclusive se repetía rítmicamente todo a lo largo del capítulo (“por la fe”). Pues bien, a modo de síntesis, ahora señala que Jesús es ese “consumador” de la “fe” (v.2) que era –entonces- secundaria en comparación al presente. Teniendo esto en cuenta, se invita a “nosotros” a perseverar en la fe en medio de las dificultades frente a Jesús, el único modelo del que los anteriores eran “parábolas”.

En 10,32-34 el autor hace memoria de las dificultades pasadas que tuvo la comunidad; ahora hace referencia al presente (12,4.7) sin que todavía estos padecimientos sean muy intensos. No es la única vez que en el NT se hace un paralelismo entre los sufrimientos y los “juegos gimnásticos”, en este caso se lo compara a una “carrera” (ver 1 Cor 9,24-27; Fil 3,12-14). Pareciera que esta “nube de testigos” está en torno “nuestro” como espectadores de la “carrera” donde se espera que “nosotros” nos despojemos de todo lo que nos impide correr de modo perseverante. Los ojos deben estar en la “meta”, la “consumación” de esa “fe” que es Jesús mismo que ya llegó a la meta –pasando por la muerte- y recibió la corona (2,9) sentado a la derecha del trono de Dios (v.2).

El sustantivo “consumación” remite al verbo “perfeccionar” que es muy frecuente en Hebreos (2,10; 5,9; 7,19.28; 9,9; 10,1.14; 11,40; 12,23) y refiere a la “consagración sacerdotal” de Jesús (el verbo es usado sacerdotalmente en el libro de los Números, cf.3,3 y Levítico, cf. 4,5; 8,33; 16,32; 21,10). Jesús fue proclamado por Dios Sumo Sacerdote eterno (5,10; 6,20) y entró en el Santo de los Santos, en el cielo (9,12; 10,19), así llegó hasta Dios (10,20), así conduce –como precursor, 6,20- a los creyentes (5,9-10; 2,10) hacia Dios (4,16; 7,19.25; 10,22; 12,22-23), hacia la “perfección” (10,14; 12,23). Jesús es “creíble” (pistós, 2,17; 3,2) y conduce por el camino de la cruz (cf. 2,10; 3,14; 5,7-9; 7,25; 13,12). Así, los destinatarios, en medio de las dificultades presentes, son invitados a perseverar en la fe como lo hizo Jesús, Hijo del Padre.

“Por el gozo” (v.2): La opinión de los estudiosos no es uniforme; algunos entienden que el griego anti significa «en vez de» [Biblia de Jerusalén], y no «por» [Biblia de nuestro Pueblo]. Pero la exhortación a que los destinatarios de Hebreos perseveren/emos a la vista del final de la carrera / lucha hace pensar que el autor entiende el ejemplo de Jesús del mismo modo.

A partir de lo dicho, el autor empieza (y el texto litúrgico se interrumpe en el primer versículo, v.4) a mostrar el sentido pedagógico de la vida de sufrimiento –pasa de la fe (vv.1-3) a las pruebas (vv.4-13- que los destinatarios padecen; es decir, a diferencia de ciertas corrientes del AT que ven el sufrimiento como castigo por los pecados (ver Jn 9,1-3), aquí –ver Heb 5,9- se mira el costado pedagógico (recordar el “aguante”, la “perseverancia” del v.1). El sentido lo expresará a continuación- citando el libro de los Proverbios (3,11-12) viendo la situación presente como “corrección”. El texto finaliza en vv.12-13 con una nueva referencia a la vida como camino.

Es interesante que en vv.1 y 4 el autor presenta al pecado como personificado (semejante a lo que había hecho Pablo, por ejemplo; cf. Rom 5,12.13.20-21). Primero, visto como “lastre”, en esta carrera, del que hay que despojarse; luego como un contendiente en la lucha. En el pasado hubo incluso encarcelamiento y confiscación de bienes, ahora la cosa está más relajada, pero eso puede –precisamente- relajar la tensión (el “aguante”) y así poner en riesgo la fe. Nuevamente el ejemplo deportivo, en este caso de lucha (antagônizomenoi) se da contra la “persona” del pecado, de todos modos, todavía no se ha llegado al caso del martirio (“sangre”); la ventaja con la que cuentan los cristianos es el ejemplo del “mártir” Jesús, el testigo por excelencia (v.2). La situación presente que viven los destinatarios de la carta a los Hebreos (posiblemente los miembros de la comunidad de Roma pasados los tiempos de Nerón) es ilustrada, de este modo, con ejemplos deportivos y como aliento –siguiendo el ejemplo de Jesús- a tener aguante en la fe, como los testigos lo hicieron.


+ Evangelio de según san Lucas     12, 49-53

Resumen: Dos pequeñas unidades marcan el conflicto que trae el reino. Conflicto sobre los demás (y sobre Jesús) y conflicto en relación a los demás. Pero ese conflicto es parte integral del mensaje de Jesús, porque ante su anuncio de buenas Noticias, no podemos permanecer indiferentes o neutrales.


La parábola conclusiva del Evangelio de la semana pasada da paso a una nueva unidad. Unidad dirigida a los discípulos y que finaliza en v.53 ya que en v.54 “decía también a la multitud”, da comienzo a un nuevo aspecto. Y comienza con un cierto contraste con 9,54-55 donde Santiago y Juan proponen que baje “fuego del cielo” y Jesús los reprende por ello. Esto recuerda a Elías (1 Re 18,36-40; 2 Re 1,10.12.14) que –como se ha dicho- es una comparación con Jesús frecuente de Lucas (cf. 4,25-26). El contexto, entonces, puede aludir a los tiempos escatológicos (de los que Elías es precursor; cf. Mal 3,23). El Evangelio de Tomás tiene un dicho con una diferencia interesante:

Ev Tom 10
Lc 12,49
Jesús ha dicho: «He arrojado un fuego sobre el mundo (kósmos), y he aquí que lo guardo hasta que se consuma».
«He venido a arrojar un fuego sobre la tierra () y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!»

Es interesante el uso de “tierra” en Lucas (vv.49 y 51); puede entenderse en sentido de “la tierra” (por ejemplo “tierra prometida”) o “toda la tierra”, en el sentido de “mundo” (como lo interpreta el Evangelio de Tomás que –para muchos estudiosos- ha conocido, al menos en una etapa de su redacción, al Evangelio de Lucas; en este caso parece señalar que se ha cumplido lo allí anunciado). Lo que destaca Jesús es que “ha venido”, algo que denota “envío” y también contexto escatológico: el que “ha de venir” suele decirse del Mesías (5,32; 7,34; 9,56; 12,49; 19,10; ver Mt 5,17; 10,35; 18,1; Mc 10,45).

Lo anunciado por el Bautista sobre el árbol que no dé frutos, ahora se concreta (3,16); el fuego es instrumento del juicio de Dios (17,29) pero también signo del Espíritu de Dios (3,16; Hch 2,3). Es interesante que fuego, en el AT tiene una imagen de destrucción (que –por ejemplo- puede ser purificador, porque destruye lo negativo): Lv 13,52; Num 31,23. A veces allí se manifiesta Dios en una zarza (Ex 3,2-3) o en una columna que guía a su pueblo (13,21-22), pero generalmente evoca el juicio (Jl 2,3; Am 1,4.7; Mal 3,2). En el judaísmo tardío y algunos textos del NT designa un castigo eterno –con influencia persa- Mt 13,42; Ap 8,8; 9,17-18; 20,9 y Henoc, Qumrán…). Los rabinos distinguen diferentes tipos de fuego (el normal, la fiebre, el altar…). Los griegos, en cambio, lo miran de un modo más benéfico: Prometeo lo roba a los dioses para darlo a los humanos, y es uno de los elementos que nos conforma (con el agua, el aire y la tierra) desde Heráclito. Sin duda Jesús ha de haber usado el dicho en un marco semítico. Su misión anuncia que Dios destruirá a los adversarios del reino. El cristianismo originario seguramente debe haberse desconcertado ante este dicho que tanto Marcos como Mateo omiten aunque no ignoran los juicios escatológicos. Lucas, en cambio, si bien conoce la dimensión de juicio (17,31-35; 18,7; 21,25-28) también lo ve en su dimensión positiva del Evangelio y el Espíritu Santo. Términos del tipo de “cómo desearía” (v.49) y “desde ahora” (v.52) parece que nos invitan a entenderlo positivamente.  

Del “fuego” se pasa ahora al “agua”. Jesús debe ser “sumergido” (baptisthênai) con una “inmersión” (baptisma) que lo tiene impaciente, angustiado (synéjô; cf. 9,41) a la espera. En Mc 10,38 el bautismo alude a la Pasión, junto con la imagen de la “copa” (que Lucas usará en la pasión, 22,42; Rom 6,4; Col 2,12 relacionan el bautismo con la muerte); la referencia al fuego también puede aludir a la expectativa del Espíritu. La ansiedad expectante es que esto se “cumpla” (telô), término claramente escatológico. Las semejanzas con el relato del Bautista (Elías, fuego) pueden haber atraído el término “bautismo” a esta unidad.

La segunda parte, es tomada del documento Q y presenta algunas diferencias con Mateo (con reminiscencias a Mi 7,6 en Lucas que es expresamente citado en Mateo):

Mt 10,34-36
Lc 12,51-53
34 «No piensen que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada.
51 «¿Creen que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, se lo aseguro, sino división.



35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra;
52 Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres;
 53 estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
 36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.

Mientras en Mateo lo preocupante es la rebelión de los menores contra los mayores (como en Miqueas), en Lucas el conflicto es total, “todos contra todos”. La división es algo propio de la predicación del profeta (2,35), aunque esto resulta contrastante con el anuncio de que traerá la paz (1,79; 2,14.29); pero se trata de la paz que alcanzarán quienes hagan suya la predicación del profeta (7,50; 8,48; 10,5-6) que ha recorrido “la tierra” y ha sido aceptado pero también rechazado. Lucas ya había señalado la división al referir a Satanás enfrentado –supuestamente- contra sí mismo (11,17-18). El Evangelio de Tomás (16) habla de divisiones, fuego, espada y guerra. Curiosamente, como Elías (Mal 3,24), Juan el Bautista 
irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc 1,17); 
el horizonte, en este caso, parece el opuesto. 

Se trata de la división que se provoca en el auditorio de Jesús, “que la luz que hay en ti no sea oscuridad” (11,35), “miren cómo oyen” (8,18), todos deben discernir ante él y sus palabras y hechos y reconocer o rechazar; y a su vez podemos ver la conciencia que Jesús tiene del origen divino de sus palabras. La adhesión a su proyecto que Jesús provoca no puede dejarnos indiferentes, es necesario “elegir” (9,60; 18,28), y esto no es ajeno a los conflictos como desde los orígenes cristianos a nuestros días es evidente ante la predicación del reino. Curiosamente la predicación de la luz confronta con las tinieblas, la predicación del amor confronta con el odio. 

La división en el seno de la familia es algo propio de los “últimos tiempos” para el judaísmo:

“En esos días lucharán padres contra hijos en un mismo lugar, y los hermanos, unos contra otros caerán muertos, hasta correr cual río su sangre” (Henoc [etíope] 100,1)
“Lucharán unos contra otros, el joven contra el viejo, el viejo contra el joven, el humilde contra el poderoso, el vasallo contra el señor, a causa de la ley y la alianza, pues habrán olvidado los mandamientos, la alianza…” (Jubileos 23,19)
“… Los jóvenes dejan lívidos a los ancianos; los ancianos deberán servir a los menores. El hijo deshonrará al padre, la hija se alzará contra la madre, la nuera contra la suegra, los enemigos serán los propios familiares…” (Misna, Sota 9,15)


Esto es coherente con aquello que Jeremías “padeció”, mientras los “falsos profetas” anunciaban la “paz”, la realidad del profeta iba en otra dirección (primera lectura). Y esta “división” se dará en el seno más profundo, en la misma familia. Esto es particularmente importante en el mundo antiguo en el que padres e hijos trabajaban juntos, o vivían en la misma casa ampliada. Ciertamente el mundo antiguo se mostraría todavía más escandalizado de estas previsiones de Jesús “desde ahora”. Obviamente no se trata de que Jesús quiera la división, pero el mensaje del reino no permite neutralidad. Frente a la buena noticia, frente a los destinatarios del Evangelios, la neutralidad no cabe, y ante esto, la división es inminente, “desde ahora”.


El video con comentario al Evangelio puede verse en


Foto tomada de http://blogs.21rs.es/corazones/2010/10/25/jesus-habla-del-fuego-y-de-la-paz/

sábado, 9 de agosto de 2025

Había una vez…

Había una vez…

Eduardo de la Serna



Había cosas que todos sabíamos, todos aceptábamos, todos valorábamos. Se llama “consenso”.

Y, es cierto que muchas de esas cosas podemos, y quizás ¡debemos!, mirar de otra manera, pero sin consensos mínimos la convivencia es imposible. No hay encuentro posible, solo choques.

Es cierto que nuestra cultura ha cargado con elementos que hoy reconocemos negativamente, y es sensato “aprender a hablar de nuevo”, pero eso no significa que hay que empezar de cero. Especialmente, porque si así fuera, los “docentes” son bastante indecentes.

  •          Había consenso en que la democracia es un punto de partida necesario y fundamental.
  •          Hay consenso en que esto implica división de poderes entre los Tres que la constituyen.
  •          Hay consenso en que la violencia es destructiva, sea del modo que fuere: verbal, física o asesina.
  •          Hay consenso en que hay espacios casi sagrados a los que hay que introducirse “descalzos”.

Pero resulta que, un gobierno, en nombre de una supuesta “batalla cultural”, que expresamente reniega de la democracia, que manipula los tres poderes de la república a su antojo, que no condena un intento de asesinato vicepresidencial, que no se avergüenza de golpear jubilados, ofender un chico con autismo, reprimir personas con discapacidad, despreciar la salud y la educación pública, desocupar a mansalva y burlarse de las víctimas del genocidio dictatorial, ese gobierno no es repudiado unánimemente por la sociedad... ¡No se trata de que algo ha cambiado! ¡No! Se trata de que los termes pulverizan los cimientos de una sociedad que, con dificultades, con tropiezos, y hasta con elementos negativos, casi a los tumbos, iba hundiendo raíces sobre las que se elevaba una Nación, sobre los que se edificaba la convivencia. Individualismo ¡al palo!

Hay cosas que deben seguir siendo lo que son. ¡Deben!

  •    Me guste o no me guste Cristina (¿es tema de “gusto”? ¡socorro!), ¡está mal que intenten matarla! ¡está mal que la condenen en un juicio a todas luces ilegítimo!
  •   Me gusten o no me gusten determinados periodistas, ¡está mal que se los “escrache” y estigmatice. Yo, en mi caso, como no les creo, simplemente no los escucho o leo y me informo en otro lado (¡que no es TIC TOC, por cierto!).
  •    Me gusten o no me gusten los Organismos de Derechos Humanos, el “¡Nunca más!” no puede ser banalizado. Como la palabra “desaparecidos”, por ejemplo, son demasiado dolorosas para que sea usada por cualquier insensible para cualquier cosa.
  •    Me guste o no me guste, el insulto y la agresión, incluso a personas que detesto, no es el modo en que debiéramos relacionarnos, especialmente desde los responsables de la “cosa pública” (res publica).
  •    Me guste o no me guste debo (¡debemos!) hacer el esfuerzo de informarnos seriamente (no Tic Toc, no Facebook, no “X”) para sacar conclusiones sensatas. Si no, ya sabemos quién maneja los sentidos y hacia dónde conducen las miradas y razonamientos.

Sencillamente creo que, aunque es bueno y razonable cuestionar cosas, cambiar otras, precisar algunas, relativizar también, hay cosas que si no las consensuamos (de todos los ambientes posibles, de todas las ideologías, de todos los pensamientos, aunque – como vemos – la unidad sea imposible) es bastante difícil pensar un mañana que nos incluya. Y, en lo personal, sueño con un mañana para todas, todos, todes. Creo que a eso, Jesús lo llamó “reino de Dios”.


Imagen tomada de https://www.ucm.es/quidestliber/tabula-cerata


jueves, 7 de agosto de 2025

Balaán, algo parecido a un profeta

Balaán, algo parecido a un profeta

Eduardo de la Serna



En la Biblia encontramos un personaje bastante extraño, llamado Balaán, o Balaam. Para entender bien la extrañeza hay que aclarar, de antemano, que en la Biblia hay diferentes autores, de diferentes tiempos y con diferentes proyectos e ideas. En el caso de Balaán, concretamente, veremos que hay opiniones y conclusiones bastante diferentes. Anotar todo lo que se dice de él sería muy largo, pero veamos, al menos esquemáticamente el planteo.

Es bueno recordar, además, que todos los reyes, tanto judíos como no judíos, solían tener a su servicio adivinos – videntes – profetas a los que recurrían, ya sea para conocer la voluntad de los dioses (o de Dios), o también para pedir una intervención benéfica o maléfica de Dios, o los dioses, sobre algo o alguien. Cuando Balak, rey de Moab, ve que el grupo, encabezado por Moisés, que ha salido de Egipto (Núm 22-24) y se dirige a la tierra de la promesa, pasará por su territorio, recurre a un adivino (Jos 13,22) – vidente (24,4.16) – profeta (22,38; ver Dt 18,18), Balaán, para que “maldiga” a Israel y así este no pueda atravesar la tierra, o que sea derrotado en la batalla (Núm 22,1-4). Envía dos tandas de mensajeros a buscarlo, pero él les afirma a los delegados del rey que, como profeta, solo dirá lo que Dios le diga (22,35), y también, como vidente, que sólo hablará de lo que vea (23,3). Acá hay un primer problema: evidentemente Balaán es extranjero, y por lo tanto no cree en el Dios de Israel, y su idea se refiere a lo que sus dioses le hablen-muestren; pero los autores bíblicos, que no aceptan otros dioses más que Yahvé, se refieren, aunque Balaán no lo sepa, al único Dios de los judíos.

Pero, lo cierto es que cuando Balaán ve a Israel “no puede” maldecirlo (porque Dios no lo escucha [Dt 23,6], porque sólo le sale pronunciar las palabras que Dios le dijo [Núm 22,35], o por otras razones [22,13]) y finalmente “bendice” a Israel (en realidad, es Dios el que bendice, por cierto), y lo hace movido por el “espíritu de Dios” (24,2), como ocurre con los profetas bíblicos. Hasta acá los textos parecen presentar una mirada positiva de un profeta – adivino – vidente que es pagano, es decir, no es judío.

Pero el texto avanza mostrando que el pueblo de Israel “pecó” [como es frecuente en este tipo de textos, el pecado es responsabilidad de las mujeres (25,1-3)] y entonces, los textos posteriores interpretaron que lo de Balaán había sido en realidad una trampa para después hacer caer al pueblo de Israel. Es por eso que va a ser matado (Dt 23,4-5; Jos 13,22; Neh 13,2). Y, además, en los escritos judíos tardíos, es visto como un perverso enemigo de Israel, por ejemplo, como uno que profetiza por dinero (ver Núm 22,7.17.37).

En el Nuevo Testamento solo se lo menciona tres veces, y en todas ellas, con una mirada negativa (2 Pedro; Judas y Apocalipsis). El tema principal (y esto tiene que ver con las novedades que se van viviendo en el pueblo judío, por ejemplo, en las cuales los extranjeros, especialmente griegos y romanos, son enemigos de los judíos) es que – en un tiempo más avanzado del pensamiento bíblico – no es razonable que haya un extranjero que sea profeta y hable de parte de Dios. El amor al dinero (“la raíz de todos los males”, 1 Tim 6,10) hace que muchos se aparten de los caminos de Dios, “por ganar dinero se han desviado como Balaán” (Jud 11), “siguieron el camino de Balaán de Bosor, que ganó dinero haciendo el mal” (2 Pe 2:15) o también se cuestiona a la comunidad de Pérgamo que “toleras allí a los que profesan la doctrina de Balaán, que indujo a Balac a poner un tropiezo a los israelitas empujándolos a comer víctimas idolátricas y a cometer inmoralidades sexuales” (Ap 2:14).

Los distintos tiempos proyectan diferentes miradas sobre los varios momentos o las personas, pero aprender a escuchar lo que Dios dice en nuestro “aquí y ahora” y seguir sus proyectos, los pronuncie quien los pronuncie, los muestre quien los muestre, es a lo que nos invita el texto y la figura extraña de Balaán.


Imagen tomada de https://www.lupaprotestante.com/capricho-divino-o-funcion-narrativa-el-caso-de-balaam/

miércoles, 6 de agosto de 2025

El rating del Espíritu Santo

El rating del Espíritu Santo

Eduardo de la Serna



Con mucha frecuencia y poca hondura se ha escuchado decir y repetir que la abundancia de vocaciones son un signo del soplo del Espíritu Santo en una comunidad eclesial.

En nuestra historia reciente, hemos pasado por períodos donde las vocaciones a los ministerios ordenados fueron abundantes y otros en los que son escasos. Y, de ninguna manera osaría negar que “algo dice” Dios Trinidad en esto, pero, entender que la abundancia o escasez de ministerios o vocaciones son expresión de una bendición divina me parece teológicamente insostenible y, además, insustancial. Es el mismo criterio de la prosperidad o de entender la retribución divina en clave numérica. Dios “bendice” con larga vida, cosechas, ganado, bienes, hijos… se sostuvo en un primer tiempo bíblico, y, lo sabemos, la experiencia misma fue dejando de lado esta imagen de Dios (como los libros del Qohelet y de Job lo manifiestan clara y evidentemente).

Pues yo tenía entendido que les va bien a los temerosos de Dios, a aquellos que ante su rostro temen, y que no le va bien al malvado, ni alargará sus días como sombra el que no teme ante el rostro de Dios. Pues bien, un absurdo se da en la tierra: Hay justos a quienes les sucede cual corresponde a las obras de los malos, y malos a quienes sucede cual corresponde a las obras de los buenos. Digo que este es otro absurdo. (Qoh 8:12-14)

Creo que pensar o interpretar la bendición o no de Dios en clave numérica es caer en las trampas del capitalismo. Sencillamente.

Es evidente, en este tiempo, que los grupos fundamentalistas (en lo político y en lo religioso) tienen una gran capacidad movilizadora. Los institutos religiosos ultraconservadores están llenos de vocaciones, y me permito dudar que se deba a un signo del Espíritu Santo. Sí creo que es un signo de los tiempos, pero, como tal, debe ser interpretado. Leerlo linealmente: cantidad = bendición es, por lo menos, un nuevo fundamentalismo, e, insisto, muy limitada lectura de los tiempos.

No es el caso acá buscar o intentar comprender lo que Dios está diciendo; pero sí es un punto de partida indicar que leer la cantidad en clave bendición es falso de toda falsedad. No es eso un signo de esperanza, pero sí puede ser un desafío. Pero eso es otra cosa. Más que un “por acá”, creo que el punto de partida es “no necesariamente por acá”.

Y, a modo de ejemplo, me permito dudar que sea un signo de esperanza el millón de jóvenes reunidos en el “Jubileo de la juventud”. Es más, puede ser un buen signo de preocupación. Precisamente por la gran capacidad movilizadora de los grupos fundamentalistas… (además del dinero, por cierto; ¿cuánta gente de nuestros barrios pobres pudo ir? ¡ninguna! Ciertamente ¡ninguna!). Solo el hecho de saber que más del 10% de ese millón eran del Camino Neocatecumenal ya invita a la preocupación. Hay decenas de otros grupos del estilo que también movilizaron gente, ¡mucha gente! Un millón de jóvenes, pero ¿qué jóvenes? Y, creer que eso es signo de la presencia del Espíritu Santo, y signo de esperanza, pues me genera exactamente lo contrario. Y, en ese contexto, lamento decirlo, las palabras del obispo de Roma no me dan ningún aliento.

Afortunadamente no creo que el futuro de las “cosas de Dios” ni el de la Iglesia dependa del número ni del Papa. El Espíritu Santo no suele ser ni medible ni ordenado ya que sopla donde quiere y hacia donde quiere. Buscar discernir ese soplo es el desafío. Y no con encuestas ni rating, sino en pequeñas semillas, levadura escondida o un “pequeño rebaño” … eso me parece bastante más coherente con el Evangelio del Reino. Y, de paso, en el mensaje a los jóvenes, no hubiera estado mal, al menos, usar una vez la palabra “reino”, ¿no? ¡Una pena! Un millón de jóvenes se quedaron sin escuchar lo fundamental.


Foto tomada de https://lagaceta503.com/mas-de-un-millon-de-personas-participaron-en-una-misa-con-el-papa-en-el-cierre-del-jubileo-de-los-jovenes/amp/