jueves, 14 de agosto de 2025

Fiesta de Quilmes 2025

Fiesta de Quilmes 2025 [*]

Eduardo de la Serna 



A veces hacemos cosas extrañas las personas… Para enseñar la “civilización” a un grupo de indígenas que se resistían, se los desplazó forzadamente más de 1300 kilómetros y se los “redujo”.

Y después, cuando se extinguieron, se declaró esta, zona liberada y se constituyó la ciudad que llevó su nombre (eso sí, cambiándole la letra inicial, porque parece que para los civilizados la “K”, de Kilmes, era y es una letra que debería suprimirse).

Y toda la región costera fue aprovechada con frecuencia para el contrabando, porque – ya lo sabemos – los poderosos se resistían y resisten a pagar impuestos.

Pero, sabemos también que, en esta tierra, hubo otros que resistieron las invasiones y la civilización que los bisabuelos de Margaret Thatcher quisieron imponernos.

Y se fue gestando Quilmes. Y se sigue gestando Quilmes. Con raíces indígenas (no “originarias”, porque eran originarias de Tucumán), y sangre española, con horizontes campesinos y velocidades urbanas. Se asentaron empresas y se asentaron expulsados de la ciudad que se niega a mirar el país. Se pudo planear un proyecto y se desbordó lo planeado. Y Quilmes se fue transformando, así, en un partido notablemente desigual.

Desigualdad que sigue y seguirá creciendo mientras desde el poder se castigue a los vecinos y vecinas por no elegir lo que ellos desean. La libertad tiene su precio.

Y no está de más decir una palabra sobre la libertad, que parece que está de moda. En el ambiente judeo-cristiano, la libertad es ir en pos de un proyecto; proyecto liberador (porque no hay libertad sin liberación), proyecto de pueblo, proyecto de justicia. Para la Biblia judeocristiana, no hay libertad sin justicia social, mal que le pese a los fundamentalistas e individualistas. Y, sí es cierto que detrás de la justicia social hay un robo: ¡un robo cuando no hay justicia!

Con ironía, la libertad originaria en Quilmes, se gestó con la opresión de hermanos y hermanas indígenas, y luego, cuando se celebró su extinción. Con ironía, hoy gritan libertad cuando viene un embajador a decirnos qué debemos hacer, con quien comerciar y a quien votar. Con ironía hay libertad si reconocemos una deuda usuraria que simulan postergarla si elegimos bien, es decir, como “ellos” deciden que decidamos. Con ironía, parece que hay libertad si se encarcelan injustamente presas políticas por un fake poder judicial, por el solo delito de conducir proyectos de justicia, o no aceptar lo de “cárcel o bala”.

Pero muchos seguimos creyendo que otro Quilmes es posible. Hay un Quilmes que mira al norte, pero es posible un Quilmes con la mirada al oeste. Hay un Quilmes que celebra a Julio Argentino Roca, pero es posible un Quilmes que aplauda a Ceferino Namuncurá. Hay un Quilmes que se desentiende de Gaza, y un Quilmes que grita ¡genocidio! Hay un Quilmes que cree que la tierra es plana y que niega la historia, y hay un Quilmes que mira a nuestros vecinos como hermanos, abriéndoles las puertas y que, además, sabe que fueron 30.000.

No hay uniformidad, por cierto. Y es bueno que no la haya. Pero es sensato preguntarnos ¿qué Quilmes queremos? Podemos pretender un Quilmes con la libertad de la injusticia y el individualismo, o un Quilmes que se atreva a mirar a los ojos a otros, otras y otres reconociéndoles como hermanos. Podemos pretender un Quilmes que se desentienda de los pobres, los jubilados, las personas con discapacidad o la salud y la educación pública, o un Quilmes menos desigual porque todas, todos y todes están en camino a acceder a sus derechos. Podemos pretender un Quilmes cruel, donde no se odia lo suficiente, o un Quilmes donde creemos que el amor vence al odio. Y no vale todo lo mismo, no hablamos de Quilmes iguales.

Caminar juntos no es fácil. Algunos son veloces, otros muy rezagados, y otros andan en la mitad. Pero la clave no está en eso, sino en la dirección. Es curioso que algunos repitan “hay que dar tiempo” cuando estamos convencidos que este camino conduce al desastre, y cuánto más tiempo pase, este más pronto llegará. Es importante el camino; camino que algunos anduvieron y nos mostraron rumbos. En este camino hubo mártires y hubo testigos, hubo un “nunca más” que es palabra casi sagrada, hubo banderas de Derechos Humanos con la figura señera de Jorge Novak y curas, pastores y pastoras caminando juntos. Hubo arte, deporte y cultura. Hubo gestores de la muerte y artesanos de la vida.

Uno de los quizás más importantes personajes de mitad del s. XX, un teólogo enorme, pastor protestante y asesinado en las cárceles de Hitler decía:

Para este mundo el éxito es la medida y la justificación de todas las cosas; pues bien, la figura del juzgado y crucificado sigue siendo extraña y en el mejor de los casos digna de compasión para el mundo. El mundo quiere y debe ser vencido por el éxito. No son las ideas o los sentimientos, sino las acciones las que deciden. Sólo el éxito justifica la injusticia realizada. La culpa cicatriza en el éxito. Es insensato censurar al exitoso [erfolgreich] sus vicios. Con esto nos quedamos en el pasado y mientras tanto el exitoso avanza de hecho en hecho, alcanza el futuro y convierte el pasado en irrevocable. El exitoso crea un estado de cosas que ya no puede volver atrás, lo que él destruye ya no puede repararse, lo que él edifica tiene el derecho de subsistir por sí al menos en la siguiente generación. Ninguna acusación puede reparar la culpa que cometió el exitoso. La acusación pierde vigor con el transcurso del tiempo, el éxito permanece y determina la historia. Los jueces de la historia desempeñan un triste papel junto a sus figuras. La historia avanza por encima de ellos. Ningún poder de la tierra osará atribuirse con tanta libertad y autonomía el principio de que el fin justifica los medios como lo hace la historia. (D. Bonhoeffer; Ética)

Tenemos un Quilmes siempre por delante. Sabemos que un castillo de naipes tarda horas y hasta días en hacerse, pero basta un soplo para derrumbarlo. Y hay expertos y expertas en demolición. Hay expertos en desviar la atención de lo importante o en hacer creer sistemáticamente en sus mentiras. Pero hay otro Quilmes posible, y no es cosa de éxito, sino de justicia. Y mirando a los pobres, los comedores, los movimientos sociales, la comunidad organizada, las comunidades de base, la fe de un pueblo hay un horizonte que marca caminos, hay utopías que señalan rumbos, hay otras, otros y otres con los que andar, y cantando y bailando con ellos y ellas otra libertad es posible. Y sabemos cuál es el Quilmes que Dios bendice, y cuál del que se desentiende… Y esta libertad sí ¡vale la pena! Y muchos, en Quilmes ¡allá vamos!


[*] palabras pronunciadas el 14 de agosto de 2025 en la Municipalidad de Quilmes con motivo del 359º aniversario del municipio.

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