sábado, 19 de junio de 2021

¿El Papa de la primavera?

 ¿El Papa de la primavera?

Eduardo de la Serna




Es muy difícil pensar “en voz alta” un tema complicado. ¿Cómo hacer para que no parezca que se dice lo contrario de lo que se pretende? Callar es una posibilidad, pero en ese caso, el decir no aparece. Buscar una prudencia “episcopal” es otra, pero habitualmente, en esos casos, se dice sin decir nada (o casi). Por lo que prefiero arriesgar. Y abrir paréntesis, si es el caso.

Empiezo con una analogía. Hablando con una amiga muy militante de Derechos Humanos y política en Bogotá, para que me entendieran mi opinión sobre el Papa Francisco, aludí a los tres últimos presidentes colombianos: Uribe, Santos y Duque. Coincidíamos, sin dudarlo, que Santos fue el mejor (o el menos peor) de los tres. Sin duda alguna no era el presidente que deseaba, soñaba y esperaba, pero, en comparación con los otros dos, era por lejos, mucho mejor. Pero si explicitaba el presidente, la política y el gobierno que soñaba para Colombia, en nada se parecería a Santos. Algo semejante decía yo de Francisco en comparación con Juan Pablo II y Benito XVI. Podría señalar bastantes cosas que, no sé si me alegran, pero sí, al menos, me dejan un cierto sabor de conformidad. Pero de ahí a ser lo que yo sueño, deseo y pretendo…

Antes de seguir quiero dejar claro una obviedad, pero importante de explicitar: desde fuera es bastante fácil decir “debería haber hecho”, o “por qué no dice/ hace/ decreta” … sin conocer los vericuetos, correlación de fuerzas, y – agrego – mafias. Por tanto, concedo la posibilidad que muchas cosas dichas o hechas eran lo máximo que se podía. Lo reconozco. Pero no implica que sea lo que me gusta, lo que sueño, lo que deseo…

Debo decir que hay cosas que me conforman bastante: muchos gestos, algunos textos, por ejemplo. Pero no se puede ignorar, para empezar, que “la Iglesia no es el Papa”. Ni los obispos. El Papa ha devuelto la imagen de “pueblo de Dios” que la curia vaticana había secuestrado, y debemos celebrarlo. Y, precisamente por Pueblo de Dios, si la reforma no es de todo el Pueblo, no basta con que el Papa haga tal o cuales gestos, o que algunos obispos digan o hagan tales cosas. Se trata del Pueblo de Dios en su totalidad el que debería emprender un camino. Ciertamente tampoco se puede ignorar los cientos de puertas que Juan Pablo y Benito cerraron con todas las llaves imaginarias en sínodos, nombramientos episcopales, canonizaciones ad casum, congregaciones o institutos generados a imagen y semejanza de fundadores perversos o incapaces de humanidad. Así, es evidente que hay un sentir ultra conservador, lleno de miedos y búsqueda de seguridades en muchos ambientes eclesiales, episcopados, grupos o movimientos. Y ese sentir eclesial no es fácil de enfrentar. Es casi divertido que hay lugares donde todavía en la misa, por ejemplo, al nombrar al Papa, mencionan también a Benito XVI. Por tanto, hablar de “primavera”, en lo personal, me parece o una ingenuidad, o un querer creer lo que desearíamos… pero no es real.

Hay quienes piensan que uno de los motivos principales, sino el casi único, de la renuncia de Benito XVI fue el escándalo económico que rodeaba el Estado Vaticano. Y hay que decir, por lo que parece, que el Papa Francisco no dudó en encararlo con firmeza. Podemos creer, al menos por lo que ha trascendido, que el tema económico está encaminado. Pero muchos no creemos que el económico haya sido el único tema de la renuncia papal. La curia vaticana parece, por lo menos, un mamut que se mueve (si es que lo hace) a un ritmo que no pareciera inspirado por el viento que sopla desde Dios (= Espíritu Santo). Algunos preferimos llamarlo mafias. No en vano desde el comienzo de su pontificado Francisco eligió una comisión de cardenales (uno por continente) para que lo ayudaran a pensar la reforma que la Curia necesita. Ya van 8 años y esa tal reforma no aparece. Lo cual es indicio que no ha de ser tan necesaria, puesto que el papa ha podido ejercer su ministerio sin esta reforma. Hace varios años, cuando el Papa convocó a una comisión para pensar el diaconado femenino, una querida teóloga colombiana, Isabel, me preguntó por mi expectativa ante la comisión. Mi respuesta fue que Perón afirmaba que, si uno quiere que algo no avance, no funcione, lo que debe hacer es crear una comisión. Y el papa es peronista, le dije. Su cara de desencanto me reveló que había entendido. Y, en lo personal, creo que lo mismo ha de decirse de la comisión reformadora de la curia vaticana. Hace años que se dice que “ya está al salir el motu proprio”, y cuando se aproxima el “ya” volvemos al “todavía no”. Incluso podemos pensar en todo el tiempo de inmovilidad por causa de la pandemia: no pudo visitar parroquias, diócesis ni países, por lo que pudo dedicar todos los esfuerzos para terminar el texto urgente (y primaveral) que se esperaba, y se anunció en pasillos para el próximo 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo… pero ya se sabe que no… Y, de paso, señalo que si el texto viera la luz algún día, “sueño” que incluya criterios para la elección papal, por lo menos (ya que no será lo que deseo profundamente) que no puedan elegirlo los cardenales que no tienen un ministerio, aunque no hayan llegado a los 80 años (pienso en Sarah, Burke, Müller…). Pero, de todos modos, debo decir que tengo claro que una cosa son los sueños y deseos más profundos y otra, muy distinta, la realidad. Esos sueños se parecen a las utopías. Esas que sirven para caminar. Acá estamos, pisando estos barros, estos barrios, y caminando.

Estoy convencido que, afortunadamente, la Iglesia no es un ejército donde no hay lugar para el disenso, la discusión y el debate. Desde sus orígenes es evidente que la comunión no indica monopolio y la unidad no implica uniformidad. Nada me transforma en “no cristiano” por pensar diferente de Francisco y mucho más aún diferente, ¡muy diferente!, de los anteriores. Se trata de escuchar lo que el Espíritu dice a las Iglesias… se trata de escuchar a los profetas (¡qué pocos tenemos últimamente!) y se trata de decirlo, aunque corramos el riesgo de ser mal entendidos.

 

Foto tomada de https://mapio.net/pic/p-9805433/

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