jueves, 4 de mayo de 2023

La infancia de Jesús

La infancia de Jesús

Eduardo de la Serna



Mirando los Evangelios, “poco y nada” sabemos sobre la Infancia de Jesús (más nada que poco, debemos reconocerlo). El "problema" es que “a nosotros” nos gustaría saber, pero lo que cuenta es si a los Evangelistas les importaba comunicar eso que “nosotros” quisiéramos... lo que ellos quieren es predicar buenas noticias, no contar historias, y, por lo tanto, no se introducen en esos temas. Por decirlo de un modo, “el problema es nuestro, no de ellos”.

De los cuatro Evangelios que tenemos en la Biblia, Marcos y Juan no dicen nada de Jesús antes de su ministerio, sólo Mateo y Lucas lo hacen. Pero Mateo, después de hablar del nacimiento, se limita a hacer referencia a la masacre de Herodes, y la huida a Egipto, el regreso a Galilea y nada más. Lucas, por su parte, después del nacimiento, tampoco dice nada salvo la escena de Jesús perdido y encontrado en el templo a la edad de 12 años. Es decir, mirando ambos libros, de la infancia no tenemos prácticamente nada. Y, además, hay que decir que todo esto poco que narran también es una predicación (si se quiere entender bien se puede decir que se trata de “una catequesis” y por tanto se quiere destacar algo para el bien de la comunidad a la que se dirigen; en Lc 1,4 se usa la palabra griega “catequesis”, que es semejante a predicación o enseñanza).

Si Jesús empezó a predicar aproximadamente teniendo 30 años, o poco más, ignoramos absolutamente todo de su infancia y juventud. Por esto, en los primeros siglos, se compusieron una serie de Evangelios (que como no están en la Biblia los llamamos “apócrifos”) narrando – en varios de ellos – cosas supuestas del Niño Jesús. Pero, señalemos, que ellos también son catequesis [una nota sobre los apócrifos: que no sean tenidos como parte de la Biblia no significa que sean negativos… hay una gran variedad de apócrifos, algunos más piadosos, otros más sectarios, y algunos – como los que estamos mencionando – que son catequesis que pretenden “llenar” piadosamente los aparentes huecos de los Evangelios canónicos].

En ellos vamos a encontrar a Jesús, por ejemplo, en el tiempo de su supuesta estadía en Egipto (por ejemplo, se cuenta que no jugaba con los otros niños y hacía pajaritos con barro, y les daba vida soplando… con lo que nos recuerdan a Dios que sopló sobre el ser humano hecho con barro, etc.), pero tampoco dan otra información, además de su contenido evidentemente legendario (y en ocasiones de un Jesús muy poco agradable).

Ahora, si no sabemos casi nada, y no queremos incurrir en leyendas, piadosas o no, lo mejor que podemos hacer es pensar algunos elementos concretos. Sin duda Jesús debe haber sido un “típico niño judío” de su tiempo. Y esto nos sirve para aproximarnos un poco a él.

Por ejemplo, es habitual que un hijo varón aprenda el oficio de su padre, y si Mt 13,55 dice que Jesús es “el hijo del carpintero”, en Mc 6,3 se dice que Jesús es “el carpintero”, lo que es coherente, por cierto. Es bueno saber, además, que lo que solemos llamar “carpintero” (en griego tektón, de donde viene "arquitecto") era algo más amplio, y se refiere a aquel que trabaja materiales duros como la madera, la piedra y hasta el hierro (a diferencia del alfarero que es quien trabaja materiales blandos como el barro) … Era frecuente que este tipo de trabajadores se ponían en la plaza de la aldea con los instrumentos de trabajo esperando ser contratados (y regateando el salario), como se ve en Mt 20,1-16.

Sabemos también que la familia de Jesús era de práctica religiosa (se dice que fue circuncidado al 8º día, como lo indicaba la Ley, que iba frecuentemente a Jerusalén para las fiestas, etc. y que los nombres de su casa eran nombres propios de los patriarcas de Israel), en ese sentido, además, es muy probable que Jesús también supiera leer, y quizás escribir, ya que en las sinagogas, los sábados, se solía enseñar a hacerlo (cosa que no era lo común en el resto de las sociedades; pero sí lo era en Israel porque, a diferencia de los otros pueblos, ellos tenían “un libro sagrado” y poder acceder a él era importante).

Sabemos que en las aldeas (para que nos ubiquemos, Nazaret tenía menos de 400 habitantes) los niños eran los encargados de llevar el poco ganado familiar a pastar y por agua (ver 1 Sam 16,11), y que también permanecían al cuidado de la madre hasta que (el varón, no las niñas) empezara, junto a su padre, el oficio. No sabemos nada de Jesús en este sentido, aunque hace referencia más de una vez a aquel que tiene unas pocas ovejas (Mt 12,11), si no por experiencia propia, quizás por cercanía.

Ya adulto Jesús decide emprender su propio camino empezando por aproximarse a Juan, el Bautista, pero ese ya es otro tema. No sabemos – al menos por ahora – más de la infancia de Jesús, el resto seguramente sea leyenda.

 

Foto tomada de https://pxhere.com/es/photo/450172

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