jueves, 25 de julio de 2024

Jezabel, ¿una mujer malvada?

Jezabel, ¿una mujer malvada?

Eduardo de la Serna


Probablemente no haya, en el Antiguo Testamento, persona de quien se hable peor que de Jezabel. Hija de un rey y sumo sacerdote fenicio, Ittobaal, fue casada con Ajab, el futuro rey de Israel, hijo de Omrí y – por lo tanto – fue reina también ella (siglo IX a.C.). Obviamente la Biblia mirará a esta mujer desde sus propias perspectivas históricas y religiosas, pero –a su vez – sería injusto no mirar a Jezabel desde su propia mentalidad ya que no era judía. ¿Es razonable ignorar quién es una persona, su historia y cultura, a la hora de presentarla? Tenemos, entonces, dos miradas diferentes para hablar de Jezabel. Puesto que la intención de estas líneas es ver personajes bíblicos, veremos primero a la mujer y luego veremos qué dicen sobre ella los textos bíblicos.

Siendo fenicia e hija de un personaje importante, es razonable que haya sido educada para ejercer el poder, y – sin duda – hacerlo desde su propia mentalidad y cultura. Parece que ella también era “suma sacerdotisa” de Baal Melqart, y gran devota de las divinidades fenicias, como era habitual en su ambiente. Cuando es conducida a la corte de Israel lleva consigo 450 profetas de Baal y 400 profetas de Asherá (1 Re 18,19), la divinidad femenina esposa de Baal. Sin duda esto será mirado con espanto desde la perspectiva bíblica y su monoteísmo; pero este no es el caso de Jezabel, que, repetimos, no lo era. Preparada para ello, cuando Ajab es rey gobierna también ella a la par de su marido. Muchas acciones, especialmente la ligada a la negativa de Nabot a vender su viña, la muestran en ejercicio activo del poder (1 Re 21,1-16). Cuando alguien se le opone, como es el caso del profeta Elias, no puede soportar que se la cuestione, y toma las riendas del caso persiguiendo y matando, como era habitual en los reyes cuestionados. Elías debe huir porque “la cosa va en serio”. Como “reina madre”, a la muerte de Ajab, sigue teniendo poder en el reino, ¡y lo ejerce! El ambicioso y sanguinario general Jehú buscará tomar el poder matando a todos los que le recordaban el anterior gobierno, y Jezabel, sabiendo, por tanto, que será asesinada, lo enfrenta con altivez, dignidad y serenidad, y quizás hasta con algo de ironía embelleciéndose y saliendo a la ventana (2 Re 9,30). Obviamente, desde la perspectiva bíblica, su muerte será celebrada.

Por cierto, la mirada de los textos bíblicos es muy diferente: se trata de una extranjera (es decir una no judía) que tendrá poder incluso sobre el mismo rey; se trata de una “idólatra” que fomenta el culto a las divinidades extranjeras, especialmente el tan odiado “Baal”, el “enemigo número uno” del Dios bíblico. Por ejemplo, cuando el libro de los Reyes analiza los diferentes reyes de Israel, señala como lo más grave que hayan seguido el ejemplo de Jeroboam, pero cuando hace referencia a Ajab dice que 

"Lo de menos fue haber seguido los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat, sino que, además, tomó por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y se fue a servir a Baal postrándose ante él". (1Re 16:31). 

Los libros de los reyes son particularmente críticos a los casamientos con “mujeres extranjeras” (ver, por ejemplo, 1 Re 11,1-13). Desde su cultura fenicia, que exalta el valor de lo económico y la importancia de la compra-venta, no puede entender que alguien se niegue a vender su viña si la oferta es buena, y menos que se la niegue a un rey. El hecho es que Nabot “no puede vender” la tierra ya que esta es un “préstamo” que Dios ha hecho a sus “padres” (1 Re 21,3). No puede venderse la tierra que Dios nos ha dado ya que no nos pertenece (algo que, por cierto, Jezabel no puede comprender). La Biblia, además, la presentará como la “gran adversaria” del profeta modelo, Elías (1 Re 18,4.13.19; 19,1-3.14; 21,17-26; 2 Re 9,36), el que es “fiel a Dios”. De hecho, la muerte de Jezabel fue anunciada por Elías (1 Re 21,23) y llevada a cabo - como dijimos - por el sanguinario Jehú (2 Re 9,36).

Sin duda los textos bíblicos buscan invitar a sus lectores a la fidelidad al único Dios, y al leer la historia antigua lo hacen desde esta perspectiva. No podemos, además, descuidar que en muchos textos se esconde una mirada machista ya que se presenta a las mujeres extranjeras como “malvadas”, y no tanto – en este caso, por ejemplo – la sociedad de Jezabel con el rey Ajab a quien se lo presenta como un débil dominado por ella.

Es cierto, además, que el mundo fenicio de la compra-venta, aun a costa de la muerte de algunos, entra en total contraste con el Dios que nos hace hermanos y hermanas y que toma partido por los pobres, los desheredados y las víctimas de la historia, como Natán. El Dios de Israel no se parece en nada al Dios de los negocios (la ironía de Elías en 1 Re 18,27 es total) que mira el propio beneficio antes que el bienestar de los pueblos (Lc 16,13).  Es por eso que Jezabel es presentada como adversaria del Dios que mira la historia desde los últimos.


Imagen tomada de http://www.culturandalucia.com/Milagros%20Soler_Jezabel_princesa_fenicia.htm

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