miércoles, 28 de agosto de 2024

Estuve preso y me visitaste

Estuve preso y me visitaste

Eduardo de la Serna



Es conocido el texto del Evangelio de Mateo (25,31-46). Como una suerte de “test” de la fidelidad a su proyecto, Jesús presenta una serie de actitudes que manifiestan la coherencia con la propuesta de Jesús: alimentar al hambriento, saciar al sediento, vestir al desnudo, acoger al migrante... y ¡visitar a los presos!

Señalemos algunos elementos importantes:

  1.       El texto es exclusivo de Mateo; nada de ello se encuentra en los restantes Evangelios.
  2.       Es propio de la teología de Mateo señalar que Jesús resucitado “permanece” en medio de la comunidad.[1]
  3.       No existe, en el mundo antiguo un “sistema carcelario”, ni tampoco preocupación por los derechos humanos.[2]
  4.       El rey puede enviar a alguien a la tortura (basanistês, Mt 18,34), descuartizarlo (dijotoméô, Mt 24,51), atado de pies y manos arrojarlo a las tinieblas de fuera donde hay llanto y rechinar de dientes (Mt 22,13; 24,51; 25,30) …
  5.       En las personas detenidas, es habitual que se permita que sean visitadas para proveerlas de alimento, bebida y vestido (Pablo, por ejemplo, es visitado, en su prisión en Éfeso, por Timoteo, Onésimo, Epafrodito, etc…; Juan, el bautista por sus discípulos), aunque en ocasiones esto no se permite ya que la detención es “circunstancial” a la espera de una sentencia definitiva, y en otras oportunidades, es una “condena a muerte encubierta”. La prisión del Bautista es en Maqueronte (según Josefo), que queda en Transjordania, Perea. Antipas “manda lejos” el problema.[3]
  6.       Es interesante que el término hebreo bûr, cisterna, pozo de agua (Ex 21,33), también es utilizado para decir “cárcel” (cf. Gen 41,14; Ex 12,29); metafóricamente puede significar tumba (Sal 28,1), el Seol (Is 14,15). Jeremías es puesto en un pozo donde probablemente “muera de hambre” (Jer 38,9). Suele ser lugar de cautiverio (Zac 9,11). En ocasiones, ese mismo “pozo” sirve para arrojar cadáveres (Gen 37,20; Jer 41,7)
  7.       Considerando las circunstancias, la prisión puede ser considerada una buena manera de disponer de los oponentes. Sin incurrir en derramamiento de sangre, se puede hacer que el adversario simplemente “desaparezca” (cf. Gen 37,22-24; Jer 38,6-9)”.[4] 

El relato se ubica en un marco claramente apocalíptico (hijo de hombre, juicio, separar…; cf. 1 En 62,1-14; 90,20-29) en el que se presenta un claro paralelismo antitético entre los que han obrado bien y los que no lo han hecho y su correspondiente sentencia.

Mientras diferentes aspectos se señalan como valorables en el Antiguo Testamento y la literatura judía, como alimentar al hambriento, saciar al sediento, acoger al migrante, la referencia a los presos no se muestra en los textos como característica de las buenas obras que se han de esperar.

En las series judías es muy frecuente la combinación de hambrientos y desnudos; rara vez figura la visita a presos. ¿Hay aquí un rasgo situacional importante para el cristianismo primitivo?”.[5] Lo dicen diferente Davies-Allison: “La visita a los prisioneros no forma parte de la lista judía de buenas obras; Podemos preguntarnos si la experiencia de los primeros cristianos o la memoria de Juan, el Bautista no ha influido en nuestro texto”.[6] Para ilustrarlo, presentan el siguiente cuadro:[7]

 

 

hambre

sed

migrantes

desnudos

enfermos

prisioneros

Jb 22,7

3

2

 

1

 

 

Is 58,7

1

 

 

3

 

 

Ez 18,7.16

1

 

2

2

 

 

T.Jos 1,5-7

1

 

 

 

 

3

T.Jacob 2,23

 

1

2

4

2

 

T.Jacob 7,24-25

2

 

 

1

3

 

2Hen 9,1; 10,5; 42,8; 63,1

1

 

 

2

 

 

Just. 1Apol 67

 

 

 

 

 

2

Mek. Ex 14,19

2

3

 

1

1

 

b. Sota 14.a

 

 

 

1

2

 

Tg. Ps.Jon Dt 34,6

3

 

 

1

2

 

Eccles Rab 11,1

2

3

 

1

 

 

 

Para ser precisos, el Test. José 1,5-7 hace referencia al cautiverio de José (y su venta como esclavo), pero el acento no está puesto en la visita que alguien le realiza sino en que “el Señor me liberó / alimentó / consoló / visitó / se apiadó / desató / defendió / salvó / exaltó”. El otro texto señalado en el cuadro es ciertamente cristiano (Justino, segunda mitad del s. II).

Visitar a quien está en prisión es proveer de comida, bebida y ropa. Véase 5,42; 6,1-4 para este tipo de acciones, las cuales son contrarias a las prácticas culturales dominantes en cuanto que no buscan reciprocidad, sino atender a las necesidades del prójimo sin pensar en el honor o crédito social que pueda derivar de ello”.[8]

Así lo narra Flavio Josefo:

Entonces su amigo Silas vino a verlo, y dos de sus libertos, Marsias y Esteco, le trajeron la comida que a él le gustaba y, de hecho, lo cuidaron mucho; también le trajeron ropa, con el pretexto de venderla, y, cuando llegó la noche, se la pusieron debajo; y los soldados los ayudaron, como Macro les había ordenado que hicieran de antemano. (Ant 18,204)

Señalemos, entonces: el texto de Mateo, que presenta una serie de obras buenas características del judaísmo, añade a esta lista – probablemente por las circunstancias de persecución que vive su comunidad (Mt 5,10-12; 10,16-25; 13,21; 23,34) – la visita a los presos. El acento está puesto, evidentemente, en la presencia de Cristo en los insignificantes (elajístô, Mt 2,6; 5,19): “a mí me (o no me) lo hicieron”. Los presos – en este caso, a causa de la predicación del Evangelio – deben ser visitados por sus hermanos para no morir de inanición. Ciertamente no se está pensando en los actuales sistemas carcelarios; mucho menos en su liberación u otras medidas.

En el contraste entre bendición (25,34) y maldición (25,41), de todos modos, la raíz del texto es más semejante a Dt 30,15-20, que incluye también el tema de la “herencia” (cf. Mt 25,34) y el tema de la “vida” (cf. Mt 25,46), puesto que, en nuestro pasaje, el juicio no está determinado por la obediencia a la ley mosaica sino a la realización de hechos generados por el mandamiento del amor (cf. 5,38-48).[9]

Hacer una lectura “lineal” de un texto con sus connotaciones teológicas, históricas, culturales y traspasarlo sin ninguna hermenéutica a otro tiempo es, ¡una vez más!, fundamentalismo. Y, en muchas ocasiones, una excusa; es hacerle decir a un texto lo que no dice para poder – buscando un “dicho” de Jesús, que sería “autoridad” – sostener lo que ideológicamente se pretende sostener. Sería más “honrado con lo real” que los que repiten un texto bíblico digan, cruelmente, que están de acuerdo con lo que los detenidos hicieron. Pero simularlo detrás del Evangelio, parece que tendría “buena prensa”. Al menos que quede aquí claro que el texto dice exactamente otra cosa.


Notas

[1] X. Léon-Dufour, “Présence du Seigneur ressuscité (Mt 28,16-20)”, en À cause de l’Évangile. Études sur les Synoptiques et les Actes (mélanges offertes à P. Jacques Dupont osb à l’occasion de son 70 anniversaire) [Lectio Divina 123], Paris: Cerf 1985, 195-209: ”Al titular estas páginas «Presencia del Señor resucitado», veo en el texto de Mateo la manifestación de un nuevo estado de cosas, definitivas, que implican sobre todo un deber misionero (…) Pero esta presencia requiere la observancia de las prescripciones propuestas por Jesús, e, inversamente, esta observancia no es posible sino por la presencia”, 208.

[2] K. van der Toorn, “Prison”, en Anchor Bible Dictionary, New York: Doubleday 1992, V, 468-469: “En el antiguo Israel, la prisión no estaba reconocida como un castigo formal (…) La idea moderna de una prisión como penitenciaría … era ajena a las concepciones del Antiguo Cercano Oriente”, 468.

[3] J. Marcus, John the Baptist in History and Theology, University of South Carolina 2018, 132; R. Martínez Rivera, El amigo del novio. Juan el Bautista: historia y teología, Verbo Divino 2019, 369-370.

[4] K. van den Toorn, “Prison”, 469 (el resaltado es mío).

[5] U. Luz, El Evangelio según san Mateo. Mt 18-25 [Vol. III] (BEB 111), Salamanca: Sígueme 2003, 685.

[6] W. D. Davies – D. C. Allison jr, Matthew (Vol. III; XIX-XXVIII) [ICC 3], Edinburgh: T&T Clark, 1997, 428.

[7] Ibid., 426.

[8] W. Carter, Mateo y los márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa, Verbo Divino 2007, 701.

[9] W. T. Wilson, The Gospel of Matthew (vol. 2 – Mt 14-28) [ECC], Michigan: W. B. Eerdmans 2022, 323.


foto tomada de https://radiomaria.org.ar/programacion/hacer-concreto-el-rostro-de-jesus-en-el-rostro-de-los-hermanos-presos/

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