Algunos están contentos…
Eduardo de la Serna
Me acaban de
contar, fuentes seguras, de una gran cantidad de curas – jóvenes en su mayoría –
que están contentos con el fallecimiento del papa Francisco. Y, debo decirlo,
lamentablemente, no me extraña ni un poquito.
Veamos algo
fundamental del interno de la Iglesia contemporánea. Juan XXIII y Pablo VI
dieron entrada al Concilio Vaticano II con el que la Iglesia abandonó sus
seguridades y la altura desde la que miraba (y condenaba) todo, y se presentó
como hermana de todos en medio del mundo. Y esta Iglesia te atrevió a decir,
con mucha razón, que era “experta en humanidad” (Pablo VI en la ONU) porque sentía
como propios “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias… en
especial de los pobres” (Vaticano II). Pero nunca faltaron quienes vivieron
este “encuentro” con el mundo como una “mundanización” de la Iglesia, y, a la
muerte de Pablo VI, empezaron a “definir” los límites de interpretación y la “correcta”
lectura que se debía hacer del Concilio. Y empezó con toda su fuerza el “invierno
eclesial” que congeló todo encuentro con el mundo (pecador) durante todo el
papado de Juan Pablo II (1978 – 2005) y el de Benito XVI (2005 – 2013), es
decir 26 años y medio y casi 8 años respectivamente. Valga esto para señalar
que los más de 34 años de estos pontificados marcaron el modo de ser curas y
obispos de un número muy importante de ministros ordenados. Un cura que se
formó 6 o 7 años en un seminario y tiene, por decir algo, 35 años de cura (es
decir, ¡mucho!) con – aproximadamente – 60 años de edad, casi no ha conocido
otra Iglesia que la del invierno… Y, entonces, que aparezca un papa que vuelve
al Concilio Vaticano II (30 años cajoneado), que desde el primer día se muestra
sencillo y no viene él a bendecir sino que primero pide ser bendecido él por el
pueblo de Dios, y que ya “en tiempo de descuento” se muestra al mundo en toda
su fragilidad, y sus últimas palabras son paz, cuidado de los presos, y
resurrección y no teme en mostrarse sin sotana papal sino en camiseta y con un
poncho y besando a un niño… pues, tristemente, es comprensible que muchos curas y obispos elijan la
seguridad que les brindaban (o creían que …) las murallas eclesiásticas, y la
doctrina inamovible… Alguna vez dije que lo que más me hace abrazar al papa
Francisco era ver quiénes son sus enemigos. ¡Lo mantengo!
¿Cómo sigue
esto? Lo sabremos en las próximas semanas. Un grupo de ancianos menores de 80
años se encerrarán “con llave” (con-clave) y votarán. Pensar que no hay
internas, discusiones, conflictos, roscas y que todo es armonía y paz sólo
puede decirlo quien nunca haya tenido claves para un mundo mejor… Y, entonces,
sólo queda esperar y ver si volveremos a las pesadillas o seguiremos soñando
con ese mundo mejor desde los pobres, los migrantes, en comunión con la casa
común, críticos de los modelos – como el vigente – que matan, y caminando como
hermanas y hermanos todos mostrando al mundo la alegría del Evangelio. Es
decir, una Iglesia que se deje conducir por el Espíritu Santo y no una
institución rígida que cree que éste está a su servicio. Pronto sabremos si en
nuestra casa todos, todos, todos tienen cabida o debemos volver a los márgenes
y las periferias.
Imagen tomada de https://x.com/MafaldaQuotes/status/489930072325775360
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