jueves, 17 de abril de 2025

Marcos, ¿un evangelista?

Marcos, ¿un evangelista?

Eduardo de la Serna




Es algo conocido por casi todos que uno de los cuatro Evangelios, y seguramente el más antiguo de los cuatro, es el Evangelio “según san Marcos”. Ahora bien, ¿quién es, por lo que nosotros sabemos, este Marcos que nos deja, nada menos que un Evangelio?

Un tal Marcos no es mencionado demasiadas veces en el Nuevo Testamento, pero veamos.

Todo indica que en la casa de una mujer llamada María (un nombre muy habitual entre los judíos) se reunía la comunidad de discípulos en Jerusalén. De hecho, cuando Pedro escapa de la cárcel va a escondidas a casa de María, “la madre de Juan, de sobrenombre Marcos” (Hch 12,12). Cuando, más tarde, Pablo y Bernabé van de Antioquía a Jerusalén a socorrer a la comunidad a causa de un tiempo de hambre, al volver “llevan consigo a Juan, por sobrenombre Marcos” (12,25). Pero luego, cuando deciden continuar la misión, en un primer momento, en Chipre, “Juan les ayudaba” (13,5) sin embargo, cuando cruzan a Perge, “Juan se separó de ellos y volvió a Jerusalén” (13,13). Más tarde todavía, ya en Antioquía, Pablo y Bernabé deciden retomar la misión por los lugares ya evangelizados, pero Bernabé quería llevar con ellos a Juan, llamado Marcos (15,37) algo a lo que Pablo se opone: “no debían llevar consigo al que se había separado de ellos en Panfilia y no les había acompañado en la obra” (15,38). Esto provoca una tensión entre estos dos viejos amigos que terminan separándose. Bernabé va a Chipre con Marcos, mientras Pablo recorre Siria y Cilicia acompañado por Silas (15,39-41).

Lo cierto es que pareciera que las relaciones se han tensionado de modo irreversible y Pablo y Bernabé ya no vuelven a encontrarse. Sin embargo, fuera del libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos otros elementos que pueden ayudarnos a comprender más y mejor:

En la carta a Filemón v.24 Pablo menciona a Marcos entre sus colaboradores. Y, más tarde, discípulos de Pablo, que escriben en su nombre, también lo mencionan como acompañante: así, en Col 4,10 el autor llama a Marcos, “primo de Bernabé” lo que, de ser cierto, ayuda a entender por qué Bernabé insistió - como vimos - en su compañía. Además, en ambos contextos Bernabé y Marcos evangelizan Chipre, de donde Bernabé era originario (Hch 4,36). En la segunda carta a Timoteo, "Pablo" (en realidad, un discípulo) le pide que lleve consigo a Marcos: "tráelo contigo” porque me es “muy útil en el ministerio” (2 Tim 4,11).

Esto nos permite sacar una primera conclusión. el conflicto entre Bernabé-Marcos y Pablo no ha de haber sido tan tenso como para que con el tiempo Marcos se incorporara en el equipo paulino. Tanto con Pablo como con su grupo.

Sin embargo, un discípulo de Pedro escribe, también, una carta a las comunidades de Asia Menor (la actual Turquía) y finaliza diciéndoles: “Los saluda la comunidad de elegidos de Babilonia y también Marcos, mi hijo” (1 Pe 5,13). Babilonia es un modo “clandestino” de aludir a Roma ya que ambas destruyeron Jerusalén. “Pedro” está en Roma y con él se encuentra Marcos.

Todo indica, entonces, que Marcos en algún momento se ha dirigido a Roma y allí entra en contacto con la comunidad a la que (seguramente no hace mucho) se ha incorporado Pedro. Probablemente Pablo está evangelizando tierras lejanas. Pero, como sabemos, Pedro es asesinado allí (y Pablo también lo será, probablemente un poco más tarde) y la comunidad se queda sin “referentes”; sin nadie que “nos cuente” qué haría o qué diría Jesús en los nuevos tiempos que estamos viviendo. En este contexto es que surge la persona de Marcos: alguien que tenía contactos con el cristianismo de los orígenes, tanto con Pedro como con Pablo. Y así, alguno o algunos de su grupo escribe/n en su nombre (el texto como tal no hace ninguna referencia a un autor concreto). Es decir, probablemente quien escribe el Evangelio no sea Marcos en persona, pero sí alguno o algunos que "en nombre de Marcos" se dirigen a todos para predicar a Jesús en los tiempos nuevos y duros que se viven; un Evangelio para que la comunidad de Roma, (o cualquier otra) perseguida y atormentada pueda sentir y escuchar que Jesús sigue caminando y sufriendo con ellos, y con ellos invitar a todos a compartir la fe en el crucificado, Mesías e Hijo de Dios (Mc 1,1).


Imagen tomada de https://encuentra.com/santos_clasicos/san_marcos10284/

1 comentario:

  1. En algún punto me parece que es el evangelista: el que traza la primera huella que luego sirve a los otros que siguieron que tanto por diferenciación o por apoyo no pudieron ignorarlo. El único que dice que lo que escribe es un evangelio, en su introducción. Gracias Marcos!!

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