jueves, 19 de junio de 2025

Hoy hubo una marcha

Hoy hubo una marcha

Eduardo de la Serna



Hay una serie de cosas, festivas o preocupantes que son movilizadoras. Hay ocasiones en las que hay agrupaciones convocantes y otras en las que, aún a pesar de ello, más multitudes se sienten convocadas.

Hoy, agrupaciones del peronismo, por ejemplo, convocaron a una marcha. Primero, por la mañana para acompañar a Cristina a los tribunales de la corrupción e injusticia y, luego, ya notificada en su modo arbitrario de detención, convocados a la plaza del Pueblo. La plaza donde hubo un 17 de octubre y luego fueron muchos, la plaza del terrorismo un 16 de junio de 1955, la plaza de un 9 de diciembre de 2015 para despedir a alguien a quien se le quería manifestar el cariño… Pero también mucha, ¡muchísima! Gente fue por su cuenta. Eso es algo que se ve de solo mirar, de solo caminar. Claro que, hay que reconocerlo, hoy como algunas veces, como la marcha contra el “2x1”, caminar era difícil. Muy difícil. Y me refiero a la cantidad impresionante de gente que hubo. Porque, es sabido que hay marchas a las que se va por solo ir, y por tanto, se puede decir que la marcha empieza cuando uno llega y termina cuando uno se va. Pero hoy, los que se iban eran muy pocos, y seguía llegando gente.

¿Qué se veía en la gente? ¡Como siempre! La alegría de estar juntos, de encontrar miles y miles de rostros de hermanos y hermanas desconocidos. Se veía gente seria, gente festiva. Pero – a pesar que podría esperarse, dado lo convocante – no se veía odio. Es que hemos aprendido que ellos quieren que los odiemos y hacen todo lo posible para que así suceda. Saber, por ejemplo, que hay más de 400 genocidas (repito… ¡genocidas!) con prisión domiciliaria y ¡ni uno sólo! tiene tobillera, revela lo que buscan, tanto los corruptos de la no justicia, como los del poder político vasallo del económico. Hacen todo lo que está a su alcance para ser odiados. Pero hemos aprendido que sí así ocurriera, estaríamos “jugando en su cancha”, con sus reglas. Estaríamos perdidos, porque son muy buenos en eso de odiar. Es que el odio es muy llamativo; es estruendoso, como las bombas, penetrante, como la tortura, lacerante, como el hambre. El amor, en cambio, como el buen fuego, va por debajo, como las raíces o los cimientos. Y en ocasiones, no se ve hasta que “ahí está”, un árbol o una casa, lugar de sombra o de cobijo.

Hemos aprendido – desde Evita, pasando por las Madres y las Abuelas hasta llegar a nuestros días – que “el amor vence al odio”. Y pareciera que “no hemos amado lo suficiente”. Porque, en cristiano, y en peronista, el amor es militancia. Y hoy, una vez más, fuimos convocados a la militancia. A amar más, a mostrar ese amor a los jubilados, a las personas con discapacidad, a la salud pública, la educación pública, los científicos… y sin olvidarnos de Gaza, y sin olvidarnos de Milagro. Es que el amor, porque es militancia no nos deja descansar… Nos impulsa con esa alegría agotadora que – como hoy, en una marcha – nos pone frente a otras y otros, nos pone frente a la Patria. Hoy, un pueblo en marcha, en su plaza y saludando a su dirigenta fue convocado. Y un pueblo en marcha invita a sospechar que es cierto eso de que más temprano que tarde, ¡vamos a volver!


Foto tomada de https://infonews.com/el-mensaje-de-cristina-a-una-plaza-de-mayo-colmada-vamos-a-volver.html


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