Un mundo donde vivir valga la pena
Eduardo de
la Serna
En un mundo
perezoso que se ha vuelto incapaz de leer, estudiar, pensar, analizar, compartir,
debatir, la vida– como en las viejas películas infantiles – se ha estructurado en
un mundo de “buenos” y “malos”.
Y un mundo
así armado “debe” buscar la desaparición de los malos para que sobrevivan – o vivan
pacíficamente – los “ciudadanos de bien” … Y esa desaparición debe ser de cualquier
modo posible.
Ya pasaron
las épocas donde un atentado era algo “sorprendente”, como el caso de Kennedy,
Reagan o Juan Pablo II, y ahora, pareciera que la muerte es algo que es de
esperar, sea Bolsonaro, Miguel Uribe o Cristina.
Por supuesto
que, en ocasiones, es “suficiente” con que esa muerte sea simbólica. Que “los (o
las) malos(as)” desaparezcan de la escena, con un cajón o bolsas mortuorias,
guillotinas, o “poniendo el último clavo del ataúd con ella dentro”, o – si no –
sencillamente “preso” o “presa”, lo que parece una suerte de “mal necesario”, o
de “efectos colaterales”.
Y, no es de
extrañar, entonces, que eso lo viva la misma sociedad. No se trata, entonces,
de violencia, por ejemplo, en ocasión de robo, sino sencillamente de eliminar a
alguien por el solo hecho de que me molesta, me enoja o estamos en desacuerdo.
Y, tristemente, las noticias no son pocas en este sentido: femicidios,
asesinato de ex (o parejas de ex) lamentablemente pareciera que las hay todos
los días.
Pero esto no
pareciera algo difícil de entender si el presidente de una república (con todo
lo que esta responsabilidad conlleva) en otro país critica abiertamente al
presidente del lugar, y lo hace con insultos y ofensas, si diputados o
diputadas rehúyen el debate, bueno, importante, necesario, para reemplazarlo
por insultos o chicanas. ¿Por qué no podrían hacerlo personas del común, de la
calle, de a pie? Es cierto que pareciera que algunos/as de “esos/as” parecen
presuponer que a ellos les está permitido lo que a otros les está vedado, y
esto vale para desde la evasión impositiva hasta los insultos, o incluso hasta
la misma muerte.
Y mirando
esto, y sin entrar en otros debates, también y siempre necesarios, ¿y si
probamos con la democracia? Tengo muchas críticas a este sistema de gobierno
(aunque también tengo claro que no hay un solo modo de ejercerlo) … pero tengo
más claro que es, por lejos, el mejor que hoy por hoy conocemos. Insisto, entonces,
creo que empezar por la democracia (lo cual, por supuesto, – y dolorosamente en
ocasiones – significa saber perder) puede contribuir a establecer las bases (¡“Las
Bases”!) de un sistema de convivencia y gobierno. Creo que por ahí habrá
caminos de paz, de justicia, de vida… ¡de humanidad!
Foto tomada de https://es.besoccer.com/noticia/el-abrazo-entre-boca-y-river-mas-especial-por-maradona-921107
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