El
humo de la violencia… el 11 de septiembre
Eduardo
de la Serna
Hubo quienes dijeron que el 11
de septiembre del 2001 finalizó el s.XX. Los atentados criminales contra las
torres gemelas dieron en el corazón financiero de la ciudad financiera del país
financiero de un mundo financiero. ¡Pegaron duro! Y, con justicia, cada 11 de
septiembre se hace memoria de las víctimas, vemos una y mil veces los videos y
las fotos de los aviones, los audios, el crimen. Crimen celebrado por unos, hay
que reconocerlo, y condolido por una inmensa mayoría.
Pero – antes de avanzar un
paso más – no faltan las teorías conspirativas (que suelen ser exitosas, al
menos desde el márquetin: que fue autoatentado, que el avión sobre el
Pentágono, que ya sabían…) y no faltan los que analizan el “después”: la
guerra, la mentira, el espionaje (incluso a los propios ciudadanos). Quienes
hemos tenido la ocasión de viajar sabemos la diferencia en la revisión de los pasajeros
si el avión va a los EEUU con los demás viajes.
Y mirando algunas de las palabras
usadas: atentado criminal, videos, aviones, humo, audios, mentira y espionaje, violencia,
celebrado por unos y condolido por otros, no podemos – no puedo – sino hacer
memoria de “otro 11 de septiembre”. Un 11 de septiembre que a los latinoamericanos
nos “pego duro” y de cerca. En Chile, un genocida condujo un golpe al corazón
de la democracia de un país democrático, y se escucha todavía el audio del
genocida diciendo que si es necesario se tira abajo el avión en el que Allende
viajaría al supuesto exilio, se ven los aviones, el fuego, el humo… la muerte. Y
ese 11 de mayo de 1973 fue la “piedra libre” para Bolivia y Banzer, Bordaberry
en Uruguay, Ríos Montt en Guatemala, la reafirmación de las dictaduras
dinásticas o casi eternas en Nicaragua, Haití, Paraguay, Brasil, y – en lo que
me/nos toca – Videla y su banda criminal en Argentina. No hace falta recordar
el rol que en todo esto jugó Henry Kissinger (premio nobel de la paz) y la CIA
y los EEUU y el capital financiero. No es casual que el 11 de septiembre de
1973 naciera un modelo económico impuesto en toda América Latina, el que hoy
llamamos neoliberalismo. Ese que, después de caídas las dictaduras, tiene tan “atrapados”
a nuestros países (deuda externa, por ejemplo) que cada tanto regresa a dar un
paso más… y otro… y otro.
Cómo no hacer memoria,
entonces, del 11 de septiembre y su escala de muerte, de miedo, de terror, de
violencia, de pobreza y hambre y sus consecuencias entre nosotros que no
terminamos de exorcizar. Ese “demonio” (el único en el que “creo”,
políticamente hablando) necesita ser derrotado. Y si hay demonios que se
expulsan con oración, y si la oración es un encuentro de amistad con el amigo
(Santa Teresa), sólo un continente “amigo”, sólo un encuentro que sepa resistir
ese famoso “dividir para reinar” que aplicaron, aplican y seguirán aplicando si
nosotros o los “traidores” (que no pagan su culpa, y que me perdone Pablo; porque “esos cuantos” lo olvidan fácilmente, y que me perdone León… es que “puede
con mil valientes”, como canta Alfredo) lo permiten. Sólo soñando en una Patria
Grande, como la “que San Martín soñó”, y con él otros tantos podremos ser un
continente de paz, ese que el poder económico-financiero sigue intentando
bombardear desde sus medios, desde sus jueces y sus embajadas. Que me perdonen
mis amigos del Norte, entonces, pero este 11 de septiembre desviaré mi mirada
hacia el Oeste del Sur y con mis amigas y amigos chilenos y otras y otros
latinoamericanos me “detendré a llorar por los ausentes”, levantaré una copa de
carmenere en su memoria y con los dos dedos en “V” repetiré, repetiremos, que vale
la pena estar vivos porque podemos soñar por un mañana mejor, y poner semillas
no transgénicas para que sea una realidad.
Fotos tomadas de:
https://www.biobiochile.cl/noticias/2012/09/11/interferencia-secreta-los-audios-que-relatan-minuto-a-minuto-el-golpe-de-estado-de-1973.shtml
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