viernes, 3 de julio de 2020

No quiero volver al 2015 (y siguientes)

 No quiero volver al 2015 (y siguientes)


Eduardo de la Serna




Creo que lo peor que le pasó a nuestro país es Macri y el macrismo en tiempos democráticos. ¡¡¡Si hasta De la Rúa fue mejor!!! Y no me refiero a un aspecto en especial, como el espionaje y las escuchas (en lo personal tengo indicios de que yo también fui escuchado o espiado). Es algo aberrante que, además, muestra a las claras (al que no lee Clarín, donde el tema no existe) la convivencia obscena entre el espionaje, el poder judicial, el seudoperiodismo y la seudopolítica (pongo “pseudo” porque creo que hay otro periodismo y otra política posibles). Tampoco me refiero a la perversa economía (o seudoeconomía… por lo mismo) donde los amigos, cómplices o testaferros del poder hacían y deshacían a su antojo vaciando un país rico y llevándolo a sus cuevas, sótanos, o como fuera. Lo cierto es que son lugares donde fiscales payasescos no irán con sus retroexcavadoras. Tampoco me refiero al vaciamiento de la cultura, la memoria histórica, los derechos humanos y demás… ¡No! me refiero a todo. Todo el macrismo fue perverso, y me negaría a un diálogo o debate que pretenda discutir tal o cual cosa. El “todo” fue el problema, de los cuales esas “tal o cual cosa” sólo fueron una expresión visible; una “epifanía”.

Ahora bien… me niego a lo binario. Estoy deconstruyéndome en ese sentido. Y, por lo tanto, no se trata de “esto o aquello”. Y hay muchas cosas que no me gustan. ¡Muchas! Y eso de ninguna manera me transforma en “M”. Ya es preocupante que tenga que poner esta introducción para que no me digan “volvé a Macri”. ¡Puaj!

Ya critiqué en diferentes momentos la “mesa del hambre”; me pareció una puesta en escena que no me interesaba en nada. Y cuando hubo un amago o sondeo para invitarme, ciertamente me negué. ¿Qué hacían todos esos nombres que me recordaban a la lamentable “mesa del diálogo” de tiempos duhaldistas? Uno de los nombres que más me irritó, debo confesarlo, fue el de Marcelo Midlin. Y lo dije oportunamente. MM es MM, no hay dudas (y no me refiero a Martiniano Molina, que también es MM). Faltaba que la inviten a Carolina Stanley, dije. Lo mantengo, aunque creo que esa mesa ha muerto. Como ha muerto el impuesto a las grandes riquezas, como ha muerto la intervención de Vicentín, como ha muerto la reforma del poder judicial, como ha muerto la “Ley de Medios”, como ha muerto tanta cosa soñada… o deseada… Cuando escucho al presidente felicitando y aplaudiendo a Marcel Midlin, por lo menos me da tristeza. Y a lo mejor por eso entiendo que no me llamen los que antes me llamaban (aunque menos quiero que ahora me llamen los que ayer no me llamaban, aclaro). En fin… A lo mejor hay “a lo mejores” que desconozco. A lo mejor sea un “utopista setentista”, y por eso sueño otro país (y otra Iglesia). Pero bueno, ¡a seguir soñando! Al menos terminaron las pesadillas.



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