jueves, 8 de diciembre de 2022

Oposición de humanidad

Oposición de humanidad

Eduardo de la Serna



Pensar distinto, o hasta opuesto, que alguien, es algo no solamente normal, sino que es también razonable. Y bueno. Eso ayuda a mejorar, a precisar, a fundamentar, entre otras cosas. ¿No nos pasa a todos, a veces, que nos oponemos a cosas que pensamos, decimos o hacemos nosotros mismos? Cuando me dicen o veo que alguien piensa distinto a mí en algo, suelo pensar que eso significa que a su vez yo pienso distinto a él o ella. De eso se trata la vida, la amistad, la convivencia. Por supuesto que es fundamental comprender o mirar el modo en que se manifiesta esa diferencia. Pero, precisamente, de convivencia se trata.

Ahora bien…

Si atentan contra la vicepresidenta y algunos hasta lo celebran, o por lo menos lo niegan;

Si, como barrabrava el presidente de un bloque le grita y hace obscenidades a la presidenta de la Cámara de diputados; 

Si el jefe de una agencia de modelos se ríe del futuro atentado hablando de su próximo viaje a la costa;

Si un grupo de jueces, fiscales, funcionarios viajan a una estancia en Lago Usurpado financiados por el principal grupo de Medios del país;

Si un senador repudia la democracia, desprecia ofensivamente al pueblo, y es “premiado” como propuesto representante de la oposición ante el Consejo de la Magistratura;

Si una dizque jueza dizque investiga pre-alertando, permitiendo así que los sospechosos borren de antemano todas las huellas en celulares o directamente los cambien y, además, no formula pedidos de pruebas o citación de sospechosos;

Si un par de jueces supremos ejercen cargos auto-votándose, modificando y hasta resucitando leyes derogadas y bloqueando el funcionamiento de órganos de la Constitución Nacional;

Si un tribunal puede considerar responsable de un delito a alguien frente a un delito que no existió y condenarla/o/os antes de escuchar pruebas y contrapruebas;

Si un grupo de operadores mediáticos sabe de antemano (incluso antes que comience todo) el resultado de pericias, sentencias, o juicios;

Si un autopercibido fiscal entiende que las pruebas se miden en toneladas o en gritos y no en veracidad y seriedad;

Si un Medio y sus lacayos manejan leyes, jueces, políticos, y el sentido común de una sociedad sobre la que influyen monopólicamente;


Si estas, y muchas cosas más, pueden ocurrir, ¡y ocurren!, y la supuesta oposición no se opone, pues ya no se trata de “pensar distinto” … Ya no se trata de tolerancia… Ya no se trata de convivencia. Se trata de inhumanidad. Y, debo confesarlo, se vuelve muy “cuesta arriba” dialogar con inhumanos, convivir con inhumanos o tolerarlos. Y no se trata de dos lenguajes distintos; se trata de otra cosa. Una cosa contra la que quiero oponerme, pero no en el pensamiento y el diálogo sino con toda la existencia. Y quisiera tener a mi lado en esto, a tantos y tantas con quienes pensamos distinto, sentimos distinto, hablamos distinto, pero juntos y juntas pensamos, sentimos y hablamos como seres humanos. De querer estar vivos, de vivir y de que otros, otras, otres vivan se trata. De dignidad. De humanidad.


Foto tomada de https://familiaydignidadhumana.com/2019/07/06/sobre-la-dignidad-humana/

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