jueves, 15 de febrero de 2024

María Magdalena, una mujer discípula y apóstola

María Magdalena, una mujer discípula y apóstola (1)

Eduardo de la Serna

 


Al hablar de María Magdalena nos encontramos -al comenzar- con una serie de problemas que es bueno enfrentar a fin de que salga a la luz esta mujer fascinante. Un problema radica en que -por la falta de datos- la tradición ligó a María con otras mujeres del Nuevo Testamento reuniendo en una las que en verdad son varias mujeres distintas. Otro problema, y seguramente también por la falta de datos, está relacionado con las fantasías, o deseos de autores tardíos que, en una misma mujer, unieron planteos ideológicos o teológicos. Así, por ejemplo, los primeros hablaron de la Magdalena como de una prostituta, que unge los pies de Jesús, y se la llegó a relacionar, incluso, con la mujer adúltera, o con la hermana de Lázaro (tres mujeres diferentes). Los otros, en cambio, movidos por teologías críticas a lo institucional (representado por Pedro) la identificaron con la “sabiduría” (sofía, en griego), y -en escritos más tardíos- la mostraron como compañera de Jesús, y como la que comprende verdaderamente su mensaje espiritual. Pero todo esto entra en el terreno de lo legendario. Veamos qué dice la Biblia de esta mujer y qué podemos decir, entonces, de ella. Como dijimos, dice poco. Sólo se la menciona en los Evangelios, y en total 12 veces (varios de estos, además, en textos paralelos).

Su nombre complementario parece venir de la ciudad de Magdala, en el lago de Genesaret (localidad jamás mencionada en la Biblia), una ciudad dedicada a la pesca, de unos 40.000 habitantes. Que se la mencione por la localidad y no por una referencia a un varón es indicio probable de que no estaba casada.

Salvo una vez (Lc 8,2) María Magdalena aparece solamente en los relatos de la Pasión, Sepultura y Resurrección. Nunca la encontramos-fuera de aquel momento- en el ministerio público de Jesús. Y en casi todas las ocasiones, la encontramos junto con otras mujeres.

Lucas 8,2 constituye un sumario, una especie de resumen, donde se nos dice que por distintos lugares Jesús iba con los Doce y lo acompañaban “algunas mujeres”. En este grupo, María Magdalena es mencionada en primer lugar, y se acota que de ella “habían salido siete demonios” (algo que se repite en Mc 16,9). Siendo que la idea de los demonios alude a enfermedades importantes, y que el número siete tiene carga simbólica, esto quiere indicar que había padecido una enfermedad muy grave de la cual fue sanada. En 23,49.55-56 se habla de las mujeres que vinieron con Jesús desde Galilea, sin mencionarse sus nombres, pero en 24,1-9 estas mujeres son testigas del Sepulcro vacío y en la culminación de 24,10 se las menciona, y nuevamente Magdalena es nombrada en primer lugar. Como es habitual en el machismo, no les creen (“cosas de mujeres”, 24,11.22-24) sus dichos sobre el resucitado, como no se le suele creer a los profetas... o a Jesús. Marcos 15,40.47; 16,1 también menciona a las mujeres (aunque no coincide en algunos nombres, como omitir a Juana y mencionar a Salomé) y Mateo 27,56.61; 28,1 que menciona a la madre de los Zebedeos pero en estos casos, siempre María Magdalena es mencionada en primer lugar. Finalmente, en el evangelio de Juan se menciona a las mujeres al pie de la cruz. Juan añade a la madre de Jesús, y a María de Cleofás. En este caso, la Magdalena es mencionada en último lugar. En 20,1.18 -en cambio- ella es la única que va al sepulcro, y ve a Jesús; la fe de María se destaca como fundamental en esta parte cuando Jesús la “llama por su nombre” (20,16) y ella anunciará que “ha visto al Señor” (v.18).

Sin embargo, no podemos descuidar los verbos usados: se dice que lo “seguían” (Mc 15,41; Lc 23,49) y es sabido que “seguir a Jesús” es término técnico de los discípulos. Se dice, además, que “lo sirven” con sus bienes (Lc 8,3), y no sólo el “servicio” (diakonía) es importante, sino que contrasta claramente con otros varones que cuando son invitados a compartir los bienes abandonan a Jesús y no lo siguen (18,18-23). Así -y eso contrasta claramente con el tiempo- María Magdalena es destacada como discípula, y discípula “en primer lugar”.

Si mencionamos las apariciones del resucitado, hemos de señalar que en Marcos las mujeres no dicen nada del sepulcro vacío y no hay apariciones (16,1-8); aunque un discípulo añadió una síntesis de apariciones tomadas de Lucas y Juan y allí la menciona en primer lugar (16,9). En Lucas no hay aparición a mujeres. En Mateo se aparece a las mujeres, y sólo en Juan exclusivamente a María Magdalena. Podemos mencionar, a modo conclusivo, que en la presentación de los que esperan al Espíritu Santo, según Hechos, se mencionan -aparte de los Once, la Madre de Jesús y los suyos- “algunas mujeres” (1,14). Es evidentemente probable que en este grupo esté presente María Magdalena, aunque no se la mencione (de hecho, es muy común silenciar a las mujeres presentes dado el patriarcalismo del tiempo, por lo que es sensato sospechar su presencia en varios textos como estos donde no se las menciona explícitamente).

Como se ve, de estos textos (que son todos los que hay) es difícil sacar conclusiones como las mencionadas al comienzo, pero todavía se pueden decir algunas cosas más: particularmente, y precisamente por lo recién dicho de la invisibilización de las mujeres, el hecho de que María Magdalena aparezca mencionada en los cuatro evangelios, y -salvo una- siempre en primer lugar, sin duda es indicio de que ocupó un lugar sumamente importante en el cristianismo primitivo. Tan importante lugar que eso dio motivo a que con el tiempo su figura se engrandeciera, sea con exageraciones, o fantasías, pero también con referencias interesantes. Por ejemplo, algunos Padres de la Iglesia, por ser la primera (como vimos, en algún evangelio, no en todos) en anunciar a los 12 que Jesús ha resucitado, es llamada “apóstola de los apóstoles”. Pero con el tiempo -y quizás para confrontar con los que la exaltaban exageradamente, además del machismo imperante- la figura de María Magdalena fue desapareciendo y quedando en un lugar secundario.


Imagen de María Magdalena tomada del film homónimo tomada de https://elpais.com/cultura/2018/03/29/actualidad/1522338259_515542.html

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