jueves, 23 de enero de 2025

¡Te voy a ir a buscar…!!!

¡Te voy a ir a buscar…!!!

Eduardo de la Serna



Entre chicos, a veces, especialmente entre los más pendencieros, ocurría, a veces, escuchar “te voy a ir a buscar”. La idea era resaltar que el que lo decía sabía dónde estaba o vivía el interlocutor e iba a buscarlo para “agarrarlo a trompadas”, para “romperle la cara” … Quizás el objetivo era más amedrentar al sujeto, provocarle miedo, ya que la razón evidente de la “búsqueda” no estaba implicada en la intimidación.

Con el tiempo, después de la Dictadura cívico-militar con bendición eclesiástica, la amenaza era comparada con lo que ocurrió con los nazis: “como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”, cantábamos (y cantamos). La amenaza, en este caso, tenía un punto de comparación que explicaba el objetivo: los nazis. Es decir, puesto que se había cometido un delito (aberrante, por cierto), se buscaría a los responsables a fin de que fueran sometidos a juicio. La realidad así lo indica: se los ha buscado y sigue buscando, y se los ha sometido a juicio, sin venganza (Madres y Abuelas son un ejemplo internacionalmente evidente de todo esto). Otro problema – ajeno al tema – es la inacción, desidia, cobardía o complicidad del Poder Judicial con esos juicios y sus perpetradores, pero se los busca a fin de conocer la verdad, para conseguir justicia y mantener viva la memoria.

Entonces… ¿en qué sentido – parece – debe entenderse la amenaza del impresentable sujeto que malejerce la presidencia de la Nación? Sus aclaradores perpetuos (por ejemplo, el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos y una insulsa y lamentable panelista de C5N) afirmaron que era buscarlos “para debatir”. Ahora bien, seamos claros: ¡nunca!, jamás se ha visto al presidente debatiendo; es más, parece totalmente inhabilitado e incapaz de hacerlo (con la “cintura” de un panelista). Sólo insultar parece saber; como lo hace y con la terminología de un adolescente desaforada y desmesuradamente, reconozcámoslo. En ese caso, sería buscarlos para insultarlos, lo que es más coherente con su habitual incapacidad de relación interpersonal. Si así ocurriera, algunos podrían pensar que “no es tan grave”, si no fuera porque el insulto agresivo del Presidente parece habilitar a grupos y colectivos de desaforados (¡que los hay! ¡y en gran cantidad!) para poner en acto la violencia verbal. El atentado contra Cristina, nunca investigado, como era de esperar en ese mismo Poder Judicial, ¡casta, si las hay!, revela que siempre es posible que alguien “dé un paso más”.

En el patético texto presidencial en cuestión, la frase “los iremos a buscar” no está sola – y ahí está la clave de interpretación, sin dudas – como puede verse:

  •         “no les tenemos miedo”
  •         “los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta” (en defensa de la LIBERTAD)

  •         “Zurdos hijos de putas tiemblen”

Y todo esto, nada menos, que a raíz de un gesto evidente y claramente nazi.

Siendo que Milei entiende la libertad como la capacidad de los poderosos de hacer lo que les venga en gana; añadiendo la palabra “miedo” y “tiemblen”, el epíteto “zurdos” (¿los woke son necesariamente zurdos? ¿No es un poco simplista y limitado ese análisis?) a los que califica de “hijos de putas”, no parece demasiado probable que se refiera a un “debate de ideas”, por cierto.

Sería de esperar que quien tiene la máxima responsabilidad de conducción de un país tenga otras actitudes, otro lenguaje, otra posición frente a las diferencias (porque debiera saber que es presidente de “todos los argentinos, argentinas y argentines”); pero – lamentablemente – nos vamos habituando a sus desbordes; e, incluso, viendo como, por ejemplo, en el Congreso o los Gobernadores, los más insultados y ofendidos corren a arrastrarse a sus pies lamiendo sus zapatos o sirviendo de felpudos, con ello pareciera revelarse la “eficacia” de sus expresiones. Parece que ese lenguaje y esas actitudes son los modos de relacionarse adolescentes que tiene el “triángulo de hierro”. Por lo menos triste, además preocupante, y, sobre todo sabiendo que ¡¡¡otro modo de relacionarse es posible!!! El debate, incluso acalorado, el respeto, el encuentro sí es una buena razón para ir a buscar a los que no piensan como nosotros para encontrarnos con un mate o una cerveza y discutir interminablemente, pero con seres humanos, sin epítetos o insultos, para encontrarnos y, al menos, aunque no podamos coincidir, saber que hay quienes no piensan como nosotros y son también nuestros hermanos y nuestras hermanas (ah, ¡y también nuestros hermanes!, perdón por el wokismo; expresamente utilizado).

 

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