¡Te voy a ir a buscar…!!!
Eduardo de la Serna
Entre chicos, a veces, especialmente entre los
más pendencieros, ocurría, a veces, escuchar “te voy a ir a buscar”. La idea
era resaltar que el que lo decía sabía dónde estaba o vivía el interlocutor e
iba a buscarlo para “agarrarlo a trompadas”, para “romperle la cara” … Quizás
el objetivo era más amedrentar al sujeto, provocarle miedo, ya que la razón
evidente de la “búsqueda” no estaba implicada en la intimidación.
Con el tiempo, después de la Dictadura
cívico-militar con bendición eclesiástica, la amenaza era comparada con lo que
ocurrió con los nazis: “como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los
iremos a buscar”, cantábamos (y cantamos). La amenaza, en este caso, tenía
un punto de comparación que explicaba el objetivo: los nazis. Es decir, puesto
que se había cometido un delito (aberrante, por cierto), se buscaría a los
responsables a fin de que fueran sometidos a juicio. La realidad así lo indica:
se los ha buscado y sigue buscando, y se los ha sometido a juicio, sin venganza
(Madres y Abuelas son un ejemplo internacionalmente evidente de todo esto).
Otro problema – ajeno al tema – es la inacción, desidia, cobardía o complicidad
del Poder Judicial con esos juicios y sus perpetradores, pero se los busca a
fin de conocer la verdad, para conseguir justicia y mantener viva la memoria.
Entonces… ¿en qué sentido – parece – debe
entenderse la amenaza del impresentable sujeto que malejerce la presidencia de
la Nación? Sus aclaradores perpetuos (por ejemplo, el Jefe de Gabinete,
Guillermo Francos y una insulsa y lamentable panelista de C5N) afirmaron que
era buscarlos “para debatir”. Ahora bien, seamos claros: ¡nunca!, jamás se ha
visto al presidente debatiendo; es más, parece totalmente inhabilitado e
incapaz de hacerlo (con la “cintura” de un panelista). Sólo insultar parece
saber; como lo hace y con la terminología de un adolescente desaforada y
desmesuradamente, reconozcámoslo. En ese caso, sería buscarlos para
insultarlos, lo que es más coherente con su habitual incapacidad de relación
interpersonal. Si así ocurriera, algunos podrían pensar que “no es tan grave”,
si no fuera porque el insulto agresivo del Presidente parece habilitar a grupos
y colectivos de desaforados (¡que los hay! ¡y en gran cantidad!) para poner en
acto la violencia verbal. El atentado contra Cristina, nunca investigado, como
era de esperar en ese mismo Poder Judicial, ¡casta, si las hay!, revela que
siempre es posible que alguien “dé un paso más”.
En el patético texto presidencial en cuestión,
la frase “los iremos a buscar” no está sola – y ahí está la clave de
interpretación, sin dudas – como puede verse:
- “no les tenemos miedo”
- “los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta” (en defensa de la LIBERTAD)
- “Zurdos hijos de putas tiemblen”
Y todo esto, nada menos, que a raíz de un gesto
evidente y claramente nazi.
Siendo que Milei entiende la libertad como la
capacidad de los poderosos de hacer lo que les venga en gana; añadiendo la
palabra “miedo” y “tiemblen”, el epíteto “zurdos” (¿los woke son necesariamente
zurdos? ¿No es un poco simplista y limitado ese análisis?) a los que califica
de “hijos de putas”, no parece demasiado probable que se refiera a un “debate
de ideas”, por cierto.
Sería de esperar que quien tiene la máxima
responsabilidad de conducción de un país tenga otras actitudes, otro lenguaje,
otra posición frente a las diferencias (porque debiera saber que es presidente
de “todos los argentinos, argentinas y argentines”); pero – lamentablemente –
nos vamos habituando a sus desbordes; e, incluso, viendo como, por ejemplo, en
el Congreso o los Gobernadores, los más insultados y ofendidos corren a arrastrarse
a sus pies lamiendo sus zapatos o sirviendo de felpudos, con ello pareciera
revelarse la “eficacia” de sus expresiones. Parece que ese lenguaje y esas
actitudes son los modos de relacionarse adolescentes que tiene el “triángulo de
hierro”. Por lo menos triste, además preocupante, y, sobre todo sabiendo que
¡¡¡otro modo de relacionarse es posible!!! El debate, incluso acalorado, el
respeto, el encuentro sí es una buena razón para ir a buscar a los que no
piensan como nosotros para encontrarnos con un mate o una cerveza y discutir
interminablemente, pero con seres humanos, sin epítetos o insultos, para
encontrarnos y, al menos, aunque no podamos coincidir, saber que hay quienes no
piensan como nosotros y son también nuestros hermanos y nuestras hermanas (ah,
¡y también nuestros hermanes!, perdón por el wokismo; expresamente utilizado).
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