Palabras… y palabrotas
(UNA “BATALLA CULTURAL”)
Eduardo de la Serna
Hablar es pronunciar palabras, las que, encadenadas
con otras conforman un discurso. Toda sociedad tiene su idioma; san Pablo dice “si yo desconozco el valor del
lenguaje seré un bárbaro para el que me habla; y el que me habla, un bárbaro
para mí”. (1Cor 14:11). ¿Serà que los que alientan el individualismo nos
proponen que a cada quién cada palabra le signifique lo que ese tal desea? ¡Difícil convivencia o encuentro
si es el caso! ¿O será que los que creen que mandan quieren mandar también
sobre el lenguaje?
1.- La importancia de CONVIVIR.
En la última década del siglo pasado, en el
departamento (= provincia) de Antioquia (cuya capital es Medellín), ante la importante
presencia de las fuerzas guerrilleras, se conformaron “cooperativas” de
vigilancia y seguridad conocidas como “Convivir”, alentadas por el decreto 356
(1994) por el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez. Llegó a haber,
en ese entonces, más de 400 “cooperativas” en Antioquia y 529 en todo el país y
un total de 120.000 participantes, con armamento que sólo puede obtener el
ejército; “armas de largo alcance, radios de comunicación de avanzada
tecnología, carros, motos, sub ametralladoras, ametralladoras, fusiles,
revólveres, lanza cohetes, roquets y morteros, lo cual les dio una importante
capacidad operativa”. Esto fue, originalmente alentado por los empresarios
agrícola ganaderos, y particularmente los del banano, como “Pedro Bonito”. De allí, estas “autodefensas” decidieron unirse
(Autodefensas Unidas de Colombia, AUC) conformando un grupo paramilitar que tuvo
en el miedo y el terror su principal arma con forma de motosierra. En Colombia,
entre
1985 y 2012 se cometieron 1.982 masacres, de ellas 1.166 fueron cometidas por
grupos paramilitares, solo por mencionar una de las modalidades más cruentas
que ha marcado el horror de la guerra en el país. A modo de ejemplo puede
notarse la “Operación Orión” (comenzada la noche del 16 al 17 de octubre de
2002) que trajo como consecuencia la que se considera la mayor fosa común del
mundo. La “Masacre del Aro” (22 de octubre de 1997), que incrimina a Álvaro
Uribe, y fue conducida – entre otros – por Salvatore Mancuso es probablemente
el “bautismo de fuego” de las “CONVIVIR”.
Décadas hubieron de pasar para
que se dieran algunos pasos en pro de una verdadera CONVIVENCIA de los
colombianos a partir de los Acuerdos de Paz (con todas las dificultades y
vericuetos que estos tienen).
2.- La
urgencia de la JUSTICIA y la PAZ.
La situación de injusticia
milenaria contra los indígenas de México, y su “naturalización” con el auge del
neoliberalismo llevó – como es sabido – al surgimiento del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (fue especialmente conocido a partir de la presencia del
sub-comandante Marcos). Esto llevó a una situación de conflicto con el gobierno
que, no muy creativamente, alentó los grupos paramilitares para combatirlos. Pero,
es asimismo, interesante que entre los indígenas tzotziles hubo quienes, aunque
coincidían con muchos criterios y propuestas del EZLN no estaban de acuerdo con
el uso de las armas. Así surgió la organización pacifista conocida como “Las
Abejas”. Pero el paramilitarismo parece no tener siquiera la capacidad de
distinguir o, como es conocido, sabiendo que de las víctimas de la injusticia
se nutren muchos grupos revolucionarios, lo ideal – para ellos – no es combatir
la injusticia, sino “secar el rio”. Así fue sintomático el proceder del grupo
paramilitar llamado “Paz y Justicia” que el 22 de diciembre de 1997 irrumpió en
una precaria capillita en Acteal masacrando a las 45 personas que allí estaban
reunidas, particularmente niños, ancianos y mujeres (varias de ellas
embarazadas).
“Curiosamente” – es decir,
como parte de un mismo plan organizado y debidamente orquestado en “otra”
fuente, más al Norte – el batallón “Atlacatl” (que significa “persona de agua”)
masacró – entre otros – a mil campesinos, muchos de ellos niños y mujeres en El
Mozote, El Salvador (entre el 9 y el 12 de diciembre de 1981) procurando “secar
el río” ante la posibilidad de que campesinos se incorporaran al Farabundo
Martí para la Liberación Nacional. No está de más señalar, además que el Atlacatl
es el responsable del asesinato de los 6 jesuitas y dos mujeres en la
Universidad Centroamericana el 16 de noviembre de 1986.
La justicia y la paz en México
(con otros casos como los de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos el
26 de septiembre de 2014) siguen esperando.
3.- Lo
indispensable de la LIBERTAD
Las reiteradas dictaduras
militares en la Argentina, cada una más intensamente grave que la anterior condujeron
a la fiesta compartida por todos (o casi todos) de la celebración de la
democracia recuperada. Fue la sensación de poder “respirar” juntos, un mismo
aire llamado Libertad. Pero otros aires enrarecidos llevaron – quizás razonablemente
en su sentido – a la experiencia de malestares. Así surgió el reclamo de la
libertad, expresada como libre de morirse de hambre, libre de vender órganos o
hijos, libres de ser esclavos (sic)… Los poderosos de la patria se experimentaron
más libres que casi nunca de echar trabajadores, de bajar salarios, de no pagar
impuestos o fugar divisas, mientras los cada vez más pobres se supieron libres
de trabajar por “dos chirolas”, de no ir a los centros de salud, de educación,
o libres de hacer lo que quisieran siempre que no molestaran a los poderosos
con cosas “terroristas” (sic) como huelgas o piquetes, o simplemente protestas,
porque un grupo de trolls, o hasta funcionarios son libres de
insultarte, maltratarte, detenerte, o, eventualmente, eliminarte con la
libertad de un gatillo fácil. Mientras un exaltado grita “viva mi libertad, ¡carajo!”
y se nos presenta una inverosímil libertad sin “otros”, siendo que la libertad
es un acontecimiento “social”, comunitario, festivo… Y nos invitan a volver a tiempos
dictatoriales, cerrando centros de la memoria, retrocediendo a economías
preindustriales, represiones y ejércitos, miedos y “algo habrán hecho” o “por
algo será”.
La libertad – que es “parienta”
de la in-dependencia – está esperando “que lleguen mejores días”.
Es curioso que siempre una
misma tendencia ideológica manipula y deforma palabras santas y las destrata en
palabrotas, aprovechando malestares reales y poderes fácticos. Ciertamente eso
no atenta contra el verdadero sentido de las palabras, pero nos invita a estar
verdaderamente atentos a quiénes las pronuncian porque vacías de sentido creemos
decir lo mismo cuando, en realidad, “tal vez hablamos lenguas diferentes”. Sin
duda alguna para que exista encuentro, diálogo, comunicación es imprescindible
entenderse (y no “creer que nos entendemos”, que es algo muy distinto), y para
entenderse las palabras son indispensables. Si nos manipulan las palabras no
podremos convivir, no habrá justicia ni paz, no habrá verdadera libertad…
simplemente seremos subordinados a los que manejan los sentidos de las palabras
y de nuestras vidas.
Imagen tomada de https://drive.google.com/drive/folders/16sevpUnTh6avZEDsqzyeKtRAuCeDOqmX?usp=sharing
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