viernes, 18 de abril de 2025

Una reflexión sobre unas reflexiones pascuales

Una reflexión sobre unas reflexiones pascuales

Eduardo de la Serna



Estamos en medio de la Semana Santa. Y en los distintos medios se empieza a “ver de todo”. Que Jesús esto, que ustedes aquello, que esto o que lo otro…

Y, como es razonable, podemos ver cosas más profundas, cosas más superficiales, cosas más liberadoras, cosas más terribles. Y no pretendo decir algo más para sumarlo a la “confusión general”.

Pero sí me formulo algunas preguntas, que, al fin y al cabo, algo dicen o pretenden decir…

¿De dónde se nutren los comentarios, reflexiones, homilías, textos varios?

Para empezar, es evidente que todo empezó – y debiera empezar – en Jesús. Todo otro comienzo me parece poner el caballo detrás del carro. Es mirar a Jesús que, en un tiempo como hoy, fue asesinado. Y con la firme decisión de asesinarlo antes de juzgarlo. Ilegalmente. Es que algo o mucho de lo que él decía y hacía molestaba gravemente a las autoridades. Él, que había ido a Jerusalén para la celebración de la pascua, en una comida, probablemente no pascual, pero sí en tiempo de Pascua, junto con sus amigas y amigos, les escenifica lo que ocurrirá en ese pan partido y esa sangre derramada. ¡Y ocurre! Mostrarse como descendiente de David fue “políticamente inconveniente”. Y se produce la ejecución, rápidamente para no dar al pueblo oportunidad de protesta y rechazo. Se trata de presentar hechos consumados. Y muere Jesús, muere matado, y es sepultado. En esa sepultura se hace solidario con todos y todas muertos y muertas de la historia (“descendió a los infiernos”). Y Roma muestra, a todos, quieran o no verla, su poder y su autoridad. El indefenso de Galilea no podía hacer nada ante el águila imperial, el jabalí legionario. Y Dios lo había abandonado; su silencio y su lejanía invaden a todas y todos en el miedo y la oscuridad. Pero ese Dios, padre y madre. se guardó para el final una palabra, y en una tumba vacía un grupito de mujeres supo interpretar una palabra de Dios, y otros, en desconocidos en el camino o a la orilla del lago, supieron ver una vida nueva. ¡Y todo cambió! Todo empezó, un poco de nuevo y otro poco en continuidad. Hay que seguir andando, nomás.

Señalo todo esto, ultra sabido, porque no puedo entender que sin partir de esto se hagan reflexiones, se hable o escriba; no que se lo repita, sí que esté supuesto. Leer que “la cruz es esto” o que “es lo otro”, sin tener en cuenta el escándalo atroz que esto significa me resulta una burla u ofensa al crucificado (y los crucificados). Leer “ustedes serán llamados sacerdotes del Señor”, cuando no hay sacerdocio alguno en la Pascua, me resulta ideologizado (aunque siempre, la ideología es cuestionada cuando defiende a los pobres, pero nunca cuando defiende el statu quo). Leer la resurrección en clave individualista me resulta agresivo e insensato. Y podría seguir… Podría seguir porque, lamentablemente, por distintos medios o en distintos “lugares”, se puede ver o leer de todo, y, lamentablemente, casi todo insustancial.

Una reflexión en este tiempo tan denso tiene miles de aristas por donde empezar. Pero, precisamente, ¿se puede empezar sin partir de aquello que la misma Biblia dice? Creo que no, pero veo que es habitual. Creo que deformar los acontecimientos, deformar a Jesús, deformar la Pascua, lamentablemente, es muy frecuente… Y decir cosas “pseudo-piadosas”, habitualmente desencarnadas, o, si encarnadas, deshistorizadas, también lo es… Y, lamentablemente, vuelvo a algo que hace ya demasiado tiempo me vengo preguntando: ¿en qué momento la Iglesia (o en la Iglesia) se ha olvidado que la Biblia es palabra de Dios?


foto de árbol sin raíces tomada de https://www.guiadearbolado.com.ar/arbol-cayendo/

1 comentario:

  1. Estimado Eduardo,
    Comparto su visión con la Dei Verbum en el corazón también. Pero hay que reconocer que ir tras pasando esas capas geológicas de teología , que muchas veces pueden ser buenísimas, pero están montadas sobre otras(y sobre otras), no sobre la verdad de la Palabra de Dios directamente.

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