Una fábula demasiado real
Eduardo
de la Serna
Todos conocemos la fábula de
la rana y el escorpión. “Está en mi naturaleza” decía el arácnido hundiéndose
en las aguas junto con el batracio. La “naturaleza” (quizás hoy diríamos “en mi
ADN”) es algo tan fuerte que no puede modificarse, parece. Ni siquiera ante una
situación límite, ni siquiera ante una decisión tomada. “No se puede”, parece
ser la conclusión.
Dejo de lado que con el tema
de la naturaleza y su inmovilidad se han cometido o dicho atrocidades. Sabemos –
por ejemplo – que Juana de Arco fue quemada porque “la naturaleza” prohíbe a
una mujer vestir como varón. Y, con ello, dejo de lado todo lo que parecía fijo
y es relativo, lo que parecía inamovible y resulto mudable. Y lo sigue
pareciendo. Y siendo.
Pero no me parece fácil evitar
la conclusión que está en la naturaleza, en el ADN, del capitalismo ser
genocida. Asesino de pobres, indiferente a los dolores del otro. El individualismo,
que es la madre del capitalismo, el que lleva a buscar méritos para progresar ¡yo!,
a ser emprendedores para avanzar en la escala ¡yo!... ese individualismo no puede
registrar al otro.
Así como en el ADN de Jesús
está la solidaridad, el otro, el amor y ante el fracaso y el rechazo “no puede”
sino seguir haciendo lo mismo, porque “no puede negarse a sí mismo”, el
capitalismo no puede registrar que el otro existe. Y puede dejar en la montaña
a rescatistas, o en la basura a vecinos, o en la desocupación un pueblo entero,
porque no puede ni notar ni anotar que el otro existe y es mi hermano. Y como
sólo puede más de lo mismo, puede provocar más desocupación, más aumento de
tarifas, más FMI… El capitalismo no puede ser humano, porque – simplemente – no
sabe que la humanidad existe, si no es en función de mi mismo. Y no sabe que
existen los derechos humanos, precisamente por lo mismo. Y entonces “no puede”
sino picar y matar a los mismos que los votaron, apoyan (y hasta quizás
apoyarán) porque no sabe sino matar. El pobre escorpión no pudo evitar picar a
la rana, y ambos se ahogaron. El capitalismo neoliberal no puede sino picar a
un pueblo entero. “Está en mi naturaleza” dice, mientras propone acuerdos con
el FMI, propone fuerzas armadas (¿incluso extranjeras?) en las calles, propone
represión violenta a periodistas signos de gargantas poderosas o de sangre
independiente, propone esfuerzos o sangre-sudor y lágrimas de otros (que es el
único momento en que los registra). La naturaleza inhumana y genocida del
capitalismo es esta: esta que vemos en el día a día de nuestro cotidiano, es la naturaleza del "no se puede". Nos
tocará a nosotros que no esté en la nuestra ser suicidas; y si el escorpión
quiere cruzar a la otra orilla, ¡que viaje en Flybondi!
Imagen tomada de http://omnia.ddns.me:9100/reflexiones/pequenas-narraciones/la-rana-y-el-escorpion/
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