Mi opinión no interesa
Eduardo
de la Serna
En una semana clave para la
votación en favor del “aborto seguro, legal y gratuito” yo no he hecho expresa mi
opinión, simplemente porque creo que a nadie debería interesarle la opinión de
Fulano o de Mengana. Creo que es irrelevante. Y algo semejante me ocurrió en el
debate por el “matrimonio igualitario”. No importa mi opinión, deberían
importar los argumentos. No es importante que Zutano esté a favor o en contra
sino los motivos por los que lo está.
En su momento recuerdo haberles
dicho a algunos que, si estaban en contra del matrimonio igualitario, den
argumentos. Buenos argumentos. Incluso, con un grupo de curas nos manifestamos
públicamente formulándonos preguntas con la convicción que los argumentos dados en contra no tenían solidez alguna. Algo semejante dije ante el debate en favor o en
contra del aborto. En lo personal – y lo reitero: “personal” – no me dicen
nada, y hasta me molestan, los slogans que pretenden ser efectistas, tipo “calle
o Pepe”, o mostrar un fetito. En lo personal quiero escuchar argumentos para
aprender, y para mejorar o modificar mis opiniones. Es verdad que pueden servir
– por efectistas – para conseguir votos de legisladores (lo cual, en mi
opinión, habla bastante mal de ellos) pero yo quisiera escuchar argumentos.
Ver que, para oponerse al
aborto aparecen slogans tipo “vale toda vida” o “salvemos las dos vidas”, debo
decirlo, me molesta y me parece vacío. Además de que el paso de “toda” a “dos”
me revela que “otras vidas” fuera de esas dos ya no son tenidas en cuenta: la
vida de los tripulantes del San Juan, la vida de los desaparecidos, la vida de
Santiago y Nahuel, la vida de los senegaleses y los pibes chorros, y miles y
miles más ahora dejó de valer. Valen las dos, sin que – además – quede claro
qué se va a hacer por la vida digna, justa, sana, feliz de la madre a la que se
la obligará a tener un hijo no deseado. Y – entre paréntesis – me formulo otra
pregunta: en el pobre video episcopal sobre el tema, una autocrítica que se
hacen es que no supieron acompañar a las mujeres que abortaron. Es decir: ¡hay
abortos! Abortos ilegales, pagos e inseguros. Pero hay. Es decir, hay y habrá;
¿o leí mal?
Y me sigo preguntando: no me
parece que el proyecto sea una ley que obligue al aborto (algunos
pseudo-argumentos en contra parecieran “corrernos” con la imagen de que es una
ley que impide los nacimientos), que hay muchísimos elementos que se podrían
tener en cuenta “antes” (claro que en el momento de la mujer frente al aborto ese
“antes” no existe, pero pensemos en el antes para la ley, no para las personas):
por ejemplo educación sexual (buena, libre, seria, gratuita), y buenas
políticas de salud (el tema es que si un ministro reparte preservativos y lo
quieren tirar al mar con una piedra de moler se vuelve algo complicado todo ¿o
no?). Pero escuchar, por ejemplo, que muchas personas que dicen que “vale toda
vida” reclaman pena de muerte, o felicitan a los chocobares de esta tierra, o
que reclaman salvar “las dos vidas” y se despreocupan de leyes o acuerdos
fondomenetariescos que empobrecerán a miles y miles de madres, todo eso me
parece cínico e hipócrita. Es evidente que quieren salvar la vida futura del
embrión, pero ¿cuáles son las propuestas concretas para salvar la vida de la
madre? Concretas. De salud, de alimentación, de educación, de trabajo digno, de
felicidad. Que puede haber miles de instancias antes de llegar a un aborto no
tengo la menor duda; pero en su gran mayoría son previas a la decisión de la
mujer de recurrir al aborto por A, por B o por Z. Pero sería interesante saber
qué se propone y con qué probabilidad de suceso.
Recuerdo en las instancias previas
al mundial 78 que un tema de debate era que en lugar de destinar dinero a
refaccionar estadios se debía aprovechar para el hospital Rawson, que estaba
amenazado de cierre. Estadios o Rawson, era el debate; la inefable revista Gente,
totalmente funcional a la Dictadura, dirigida por el no menos inefable “Chiche”
Gelblum decidió y sentenció: “Estadios y Rawson”; y sonaba lindo. Solo que se
hicieron los estadios y se desmanteló el Rawson que quedó transformado en el
geriátrico más grande la de ciudad. Lo de las “dos vidas”, la madre y el hijo,
me recuerda a aquello. Y haya o no ley de aborto seguro, legal y gratuito,
quisiera que haya ¡ya! políticas en favor de las madres. Pero no las veo ni en
marcha ni en proyecto y, además, sospecho que los defensores de las dos vidas,
si se logra frenar la ley, mañana descansarán en paz y nada harán para salvar “la
otra vida” digna. Mujeres abstenerse.
Debo decir, entonces, que en
el debate en el Congreso y lo que trascendió por los medios, de parte de los/as
“antiabortistas” los argumentos me parece que estuvieron ausentes. De parte de
los que estuvieron a favor, salvando algunos golpes efectistas, me parece que
hubo argumentos. Pero me sigo haciendo preguntas. Y, además, Laura, de 16, está
a punto de ser mamá y su vida cambió para siempre; me hubiera gustado que su
futuro fuera distinto, y creo que a ella también.
Ya había publicado este texto cuando me aparece una reunión con la directora del UPA del barrio. Como Scioli quería ser presidente, a pesar que no había hecho nada, creó varios UPA (Unidad de Pronta Atención, copiados de lo que hizo Lula). La cosa es que a pocas cuadras de la parroquia tenemos un UPA. Y la directora se encuentra, ahora, con que la catoliquísima Mariu Vidal (la misma que no quiere inaugurar los varios hospitales listos para estrenar) le redujo el presupuesto a la mitad. Por ejemplo, ¡¡¡no hay pediatra!!! y me pregunto: eso de salvemos las dos vidas es una broma ¿No?
foto tomada de https://www.ventamagia.com/panuelos/58-panuelos-de-seda-60-x-60-silks.html
Totalmente de acuerdo. No voy a repetir puntualizando del texto cuáles son las cosas son con las que me siento más identificada. Lo resumiría con http://3.bp.blogspot.com/-U36xrurZXQc/UaXsivyFQMI/AAAAAAAAUKs/gBcE04sVy7Q/s1600/IP8.jpg haciendo la salvedad de que hoy el cartel es "Vale toda vida" y ante la inminencia del 13 "Salvemos las dos vidas".
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