sábado, 22 de noviembre de 2025

Mirada histórica del presente

Mirada histórica del presente

Eduardo de la Serna



Dicen que, en un momento, la historia occidental dejó de ser teo-céntrica y empezó a ser antropo-céntrica. Se rompía, así, con siglos de lo que, más tarde se llamó “Edad Media”. Se entendía que se había roto con la rigidez (eclesiástica), y se regresó o momentos “fundacionales” (= nacimiento) como lo greco-romano, el neo-platonismo… Una serie de acontecimientos fueron decisivos en esto, como la caída de Constantinopla (1453), la ruptura con el imaginario geológico (con lo que Europa llamó el “descubrimiento de América”), etc. (s.XVI). Esto empezó a expandirse por Europa (arte, cultura, ciencia…) y, poco después, dio lugar a lo que se llamó el Iluminismo (s. XVII). El “siglo de las Luces”; aunque, si el primero tiene su origen en Italia, el segundo se traslada a Inglaterra, Francia y Alemania.

A esto se lo llamó, la “diosa razón”, y marcó – como es propio de la modernidad – el auge del individuo (y luego, del individualismo). Pero, como suele ocurrir, todas las “promesas” de la modernidad, quedaron truncas (de allí que en el s. XX se comience a hablar de la “pos-modernidad”). Así surgieron los personajes que “relativizaron” la razón, algunos de los cuales fueron llamados “maestros de la sospecha”: Freud, Nietzsche, Marx, Einstein

Después de esta rápida mirada me surgen algunas preguntas de “hoy” …

  •          ¿quién dice que algo “es”? Es decir… ¿por dónde pasa “la razón”. Porque, ¿cómo afirmar que algo “es”? (o que no es) … Es decir: ¿quién maneja “la razón”? En un mundo donde unos pocos, ¡muy pocos!, manejan las palabras (la comunicación) es evidente que la inmensa mayoría aceptará como “razonable” (y por lo tanto “cierto”) lo que “aquellos” decidan que aceptemos o rechacemos.
  •          En el lenguaje coloquial (y a veces más que coloquialmente) es frecuente escuchar que se habla de “mi verdad” – “tu verdad” … Si cada quien tiene “la / su” verdad (reino del individualismo) es obvio que “la verdad” no existe, el diálogo no tiene sentido. A lo sumo se escucha a la otra persona por respeto o cariño, pero nada de lo que diga o piense mueve “mi” verdad.
  •          Esa crisis de “la razón” va paralela al nacimiento de los “sentimientos”. Algo vale o deja de valer si “yo lo siento” (nuevamente el “yo”, lo que “yo siento”). Y alguien o algo es bueno o malo según lo que mis sentimientos “me” dicten. Nuevamente nada es valioso fuera de “mi”, salvo que forme parte del ambiente de mis “sentimientos (positivos)” lo cual aceptaré, o, a lo sumo, “comprenderé” y no aceptaré críticas porque es del mundo de mis afectos.

Ese ambiente de individualismo supremo, sin diálogo posible, sin certezas más que las que mis sentimientos me dan o las que imponen que los que “pueden” (= poder), no tiene forma de manejar los desencuentros sino con la ruptura o la violencia, verbal, escrita o física.

No pretendo ni presentar “razones alternativas”, ni “combatir / enfrentar / atacar” lo que, si quisiera, serían molinos de viento. Simplemente pensar “en voz alta” y que le sirva a quien quepa…

1.- Empiezo con un elemento central en la “teología india” … “¡Somos diferentes!” Lamentablemente, la diferencia, para algunos ambientes es intolerable. Y, con excesiva frecuencia, es planteada desde una perspectiva de “superioridad – inferioridad”: varón-mujer”, “negro-blanco”, “rico-pobre” … De allí la sensata fórmula alternativa: “iguales porque diferentes”. Superioridad que, por otra parte, conduce a una nueva edad de la “rigidez”, de rechazo (o, incluso, eliminación) del “diferente”, del que no “encaja” en nuestra “razón / sentimiento”: indígenas, woke, extranjeros (= migrantes), “zurdos” … Pero, seamos claros, la aceptación del / de los diferente / s debe suponer y presuponer una actitud interior de ambas partes, no ofensiva / defensiva, por cierto… Actitud que pretende “escucha”, lo que significa atención a cuanto de “razón” (no de “verdad”) tenga la otra parte, y ver cuánto puedo yo aprender de eso. No dialogamos para convencer, sino para encontrarnos y conocernos. Después sí, aprenderemos o enseñaremos… Después.

2.- Ciertamente, todas las personas nos movemos en un ambiente de “certezas”; cosas de las que estamos convencidos y en las que nos “afirmamos”. Y, obviamente, las otras personas tienen a su vez “sus” certezas. Pero eso puede ser visto como conflictivo (= enemigo) o, por el contrario, como alguien que puede dar más firmeza a mis seguridades, puede poner en crisis mis afirmaciones, o puede ayudarme a pulir mis principios. Eso es crecimiento. Para los creyentes, sin duda, la fe aporta elementos a esas certezas. Y no es insensato pensar que la fe puede (¡debe!) pulirse, afirmar con mayor precisión, desechar superficialidades o fundamentalismos… No es insensato saber que reconocernos en una cierta intemperie puede herir sentimientos (y seguridades, falsas, atávicas o históricas), pero puede ser el espacio adecuado para “mirar lejos”, para poner buena semilla o buenos cimientos en un edificio o un árbol que pretende resistir tormentas, ¡que vendrán!

3.- Desde la revolución francesa se ha hablado de “Libertad – igualdad – fraternidad”. Palabras fundamentales. Palabras que, precisamente por eso, pueden manipularse. La libertad no es “mi” libertad sin “nuestra” o “de todos”; la igualdad no es sin aceptar la diferencia, la fraternidad no es sin reconocer un padre / madre común, o sin creernos mayores y únicos herederos.

En suma: me parece “razonable” entender que todos, todas y todes somos hermanos, hermanas y hermanes, aunque – como es natural – nos llevemos mejor con unos que con otros / as / es… Para los creyentes, esa hermandad viene dada por compartir un mismo Padre / Madre, por cierto, Dios. Por hermanos / as / es somos iguales, y, por lo tanto, diferentes: varones, mujeres, LGTBIQ+, capaces o discapaces, sanos o enfermos, de etnias y colores diferentes que nos permiten celebrar un arco iris que une los extremos de la tierra, y abraza a todos los seres humanos y no humanos. Y por hermanos y por iguales, libres para caminar juntos, celebrar juntos, dialogar juntos, abrazarnos juntos. Porque no hay libertad sino con hermanos / as / es iguales / diferentes con quienes festejarla. No sin vida.

 

Imagen tomada de https://www.lasherasnoticias.com/libertad-igualdad-y-fraternidad/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.