jueves, 4 de agosto de 2022

La Pascua (judía)

La Pascua (judía)

Eduardo de la Serna



Para empezar nuestra reflexión hay que tener en cuenta algunos elementos concretos que, desde nuestro horizonte, no son fáciles de comprender.

     1.    El calendario religioso en Israel no era, como el nuestro, solar, sino que fue primero lunar y más tarde se mezclaron ambos (se llama “lunisolar”). Irónicamente podemos decir que, para el calendario solar, el 25 de diciembre cae todos los años un 25 de diciembre. Pero la luna llena de diciembre, cae cada año un día diferente. Por ejemplo, este año 2022 la luna llena en diciembre cae el día 8, jueves, mientras que ocurrirá el 26 de diciembre, martes, de 2023.

     2.    Como se sabe, pero es importante recordarlo, al norte del ecuador, la pascua coincide con la primavera, mientras que en el sur es otoño. Por eso, por ejemplo, la Navidad en el norte es con nieve, mientras que en el sur ocurre en verano. Esto, además, tiene sus matices, porque las diferencias de temperaturas en las regiones cercanas al ecuador son mínimas o directamente inexistentes; lo mismo que los cambio de horarios de oscuridad o amaneceres (bromeando, en Colombia dicen, “acá las únicas estaciones que conocemos son las del Via Crucis” puesto que no hay verano o invierno. En el lenguaje común suelen hablar de invierno cuando hay más lluvias, no por las temperaturas).

    3.    Pero en Israel, que es donde nos referenciamos para entender la pascua y otras fiestas litúrgicas, esta ocurre en la primera luna llena de la primavera (por eso cada año la fecha es cambiante, cosa que no ocurre con la navidad).

    4.    Otro elemento a tener en cuenta es que, en el ambiente religioso de Israel, el día no empieza a las 0 horas sino en el atardecer. Es decir, el sábado (shabbat) comienza la tarde del viernes y finaliza la tarde del sábado en que ya empieza el “día después del sábado” como se suele llamar en la Biblia al “domingo” (que es una palabra cristiana que hace referencia al “Señor”, “dominus” en latín, Jesús).

Como en muchos pueblos, los campesinos judíos, al comenzar la primavera (y es importante recordar que en Israel la temporada de lluvias es en el invierno) se puede saber si habrá buena cosecha y si los ganados tendrán o no crías abundantes. Y eso es motivo de fiesta (o de preocupación). Como es fácil imaginar, entonces, si los rebaños se han multiplicado, se celebra comiendo un cordero o cabrito (pero que ya tenga un año). Obviamente se mata un macho (las hembras son fundamentales para la fecundidad del rebaño). Lo mismo ocurre con las “primicias” del trigo o la cebada. Es la vida que renace año a año la que se celebra.

Pero como Israel es un pueblo que mira atentamente la historia (y no solamente la naturaleza) supo ver en esa vida que renace también su propia vida como pueblo. Como pueblo que nace a la libertad después de su dolora experiencia de esclavitud. La salida de Egipto resulta emblemática, entonces, y con ella la memoria actualizada de todas las esclavitudes y opresiones. Y puesto que mira su historia desde la fe, celebra la compañía de Dios en el acontecimiento liberador. ¿Cómo no celebrar, religiosamente, entonces, a este "Dios con nosotros" en la historia de cada día?

La pascua, empezó siendo una fiesta de familia. Cada una – en ocasiones unidos con un vecino, si era el caso – hacía “memoria” (la memoria es fundamental y fundacional en Israel). Con el tiempo la unión de la fiesta de pastores (cordero) y los agricultores (trigo / cebada) se integró haciendo una larga semana de celebración. Así, por ejemplo, se buscaba y busca por toda la casa que no hubiera ni el más pequeño rastro de levadura (que era imagen de la corrupción) y por eso se come durante ese tiempo pan sin levadura (panes ácimos). La comida pascual, con la que comienza la semana, incluye, además del cordero, hierbas amargas (como la radicheta, por ejemplo, en memoria de la amargura de la esclavitud), a las cuales se las moja en agua salada (en memoria de las lágrimas de aquellos tiempos) y cuatro copas de vino interpretadas como la vida y la fiesta. Es una fiesta de familia.

Pero un rey reformista, llamado Josías (año 620 a.C.), impuso la ley de que todas las fiestas religiosas debían celebrarse en el único Templo de Jerusalén; lo cual constituyó un problema en los tiempos en que no hay Templo, cosa que ocurrió pocos años después de este rey (587 a.C.), como ocurrió también poco después de Jesús y todavía ocurre hoy, en los que – al no haber Templo – no hay unanimidad en el modo de realizar las celebraciones. Pero, para los tiempos en los que el Templo constituye el centro de la fe judía (se lo llama el “período del Segundo templo" - el primer Templo fue el edificado por el rey Salomón -, un periodo que va desde el año 515 a.C. hasta el 70 d.C. cuando los romanos destruyeron la ciudad y su Templo, algo que todavía perdura). Así, en los tiempos del "Segundo Templo", movidos por la reforma de Josías, los judíos que estaban dispersos por el mundo, peregrinaban para esta o para otras fiestas a Jerusalén donde miles y miles de peregrinos iban al Templo para que allí los sacerdotes mataran el cordero que cada uno llevaba y que luego comerían en familia en algún lugar arrendado o en casa de algún conocido. Jerusalén (y lo que se ha llamado, para estas ocasiones, el “Gran Jerusalén” ya que las multitudes eran muy importante) era, en esos días, el centro del universo. Dios y su pueblo se encontraban para celebrar la libertad y la vida.

 

Foto tomada de https://agenciaajn.com/noticia/desde-el-viernes-y-por-ocho-dias-el-mundo-judio-celebrara-pesaj-la-fiesta-de-la-libertad-117332

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