jueves, 20 de abril de 2023

Conociendo a los sabios de Israel

Conociendo a los sabios de Israel

Eduardo de la Serna



En nuestra mentalidad solemos pensar que una persona sabia es alguien que sabe mucho, muchas cosas; casi una “enciclopedia viviente”. Pero no es así en el mundo de la Biblia.

¿De qué se trata un sabio? Sencillamente de alguien que “sabe” vivir. Y, porque sabe, lo comunica; les informa a las demás personas que “esto es vida”, o que aquello otro es bastante tonto (suele decirse “necio”).

En un primer momento, esto se comunica con “refranes”, a los que se llaman “proverbios”. Y, como de vida se trata, no aparece demasiado lo religioso: es bueno vivir de esta manera, no conviene aquello otro, por ejemplo. Entonces encontraremos proverbios que alaban la laboriosidad, y critican la pereza, que festejan una buena comida o celebran la amistad… Es interesante que, si de “vida” hablamos, el modelo de “sabio” suele ser el anciano, es decir aquellas personas que han vivido mucho, y, por lo tanto, desde la experiencia, pueden decir qué es lo bueno y qué no.

Al igual que entre nosotros, alguien vive de una manera y, a consecuencia de algo en particular formula un refrán. No se trata de que eso sea una especie de “ley” para todos y siempre, sino que ilustra la vida. Veamos un ejemplo entre nosotros: los refranes “el que ríe último, ríe mejor” y “el que pega primero, pega dos veces” son contradictorios. Pero no es que uno sirve y el otro no, sino que uno es útil en una circunstancia, pero en otra ocasión el que conviene usar para ilustrar “la vida” es el otro. Así ocurre también con los proverbios: ilustran momentos de la vida, y – precisamente por ser “vida” – son variados, cambian, ayudan.

Así como ocurrió con los Salmos, en algún momento pareció conveniente recopilar proverbios y se reunieron diversas colecciones y así se conformó un libro.

Pero en Israel “la vida continúa” y, entonces, en los nuevos tiempos, con lo positivo y lo negativo, otras personas también “supieron” vivir. Y así la “Sabiduría” fue tomando nuevos elementos, nuevos temas. A veces era más popular, otras veces era más “elitista”, pero siempre fueron expresándose “sapiencialmente”. A los temas tradicionales se fueron añadiendo otros como las mujeres (habitualmente desde una perspectiva patriarcal), la historia, o la respuesta a muchos “por qué”. Algunos temas son los mismos, aunque con nuevos aportes, otros temas son propios del tiempo (si la sabiduría es “saber vivir” los nuevos tiempos con lo que estos “traen” también se incorporan a la experiencia).

En algunos ambientes, más sacerdotales que campesinos, por ejemplo, si de “saber vivir” se trata, la Ley (es decir, la expresión de la voluntad de Dios) pasa a ocupar un rol importante ya que “así” es bueno vivir, “como Dios manda”; como dijimos, hay muchos otros textos en los que lo religioso casi está ausente.

Un tema que es frecuente en la reflexión de los “sabios” es por qué es posible que – si Dios bendice y la bendición es vida – haya casos en los que una persona justa, buena, fiel a Dios muera joven. Que el justo muera joven, o que el pecador, el malvado viva muchos años parece una contradicción que por siglos causó problemas a los sabios sin que lograran dar una respuesta acabada.

Veamos simplemente a modo de ejemplo algunos proverbios:

  •       El perezoso desea mucho y no obtiene nada, el que trabaja queda satisfecho. (Prov. 13:4)
  •          La senda de la justicia es vida, el camino de la impiedad lleva a la muerte. (Prov. 12:28)
  •        Yo alabo la alegría, porque el único bien del hombre es comer y beber y alegrarse; eso le quedará de sus fatigas durante los días de su vida que Dios le conceda vivir bajo el sol. (Ecle. 8:15)
  •        No deseches al amigo viejo, porque al nuevo no lo conoces; amigo nuevo es vino nuevo: deja que envejezca y lo beberás. (Eclo. 9:10)
  •          El justo, aunque muera antes de tiempo, tendrá descanso. (Sab. 4:7)
  •          Respetar al Señor es síntesis de la sabiduría, cumplir su Ley es toda la sabiduría. (Eclo. 19:20)

Estos dichos los señalo simplemente a modo de ilustración de lo ya dicho. Para finalizar, es evidente que Jesús de Nazaret con mucha frecuencia usaba proverbios para ilustrar la vida, e, incluso, notemos que las parábolas son, precisamente, un proverbio narrado. Será bueno señalar esto último en detalle en otra ocasión.

 

Foto tomada de https://www.leisa-al.org/web/index.php/volumen-26-numero-4/1692-herramientas-para-la-metodologia-campesino-a-campesino-innovacion-pedagogica-para-construir-saberes-agroecologicos

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