sábado, 29 de abril de 2023

Obstáculos y vida

Obstáculos y vida

(46 años de la primera ronda de las Madres)

Eduardo de la Serna



Un obstáculo es algo que “obsta”, algo que impide. Según la RAE, se usa casi siempre en oraciones negativas y se construye con un complemento: algo que es impedimento para avanzar, por ejemplo. Como resulta evidente, frente a un obstáculo, existe la posibilidad de desandar el camino, detenerse o rodearlo, por ejemplo.

En ocasiones, pareciera, los obstáculos constituyen a quienes deben enfrentarlos. Un jugador de fútbol, por ejemplo, debe superar los obstáculos que son quienes pretenden impedir que avance con destino de gol. Lícitos o ilícitos los obstáculos buscan impedir que el jugador avance, y éste debe enfrentarlos, rodearlos, saltarlos, engañarlos (con gambetas, por ejemplo) con la finalidad de avanzar rumbo a su objetivo. La imagen de Diego Maradona gambeteando, saltando, superando personas y pies rumbo al mejor gol de la historia sirvió, además, como imagen de otro obstáculo, sus “víctimas”, a su vez victimarios, con lo que el gol adquirió características épicas. Superar obstáculos en la cancha y en la vida fue algo que lo constituyó.

Cuando la noche impedía que brillara la luz, se alzaron unas lámparas para superar el obstáculo; la dictadura cívico militar con bendición eclesiástica se alzaba como un muro (hoy los mediocres prefieren “grieta”, sic) para instalar un modelo económico y hacer desaparecer cualquier obstáculo (hoy los mediocres prefieren “cancelar”, sic). Pero este muro fue, a su vez, un obstáculo para quienes pretendían que brillara la vida. Y cuando las lámparas salieron, y se hicieron visibles, apareció el primero de los obstáculos: “- No se puede estar aquí, ¡circulen!” Y vencieron el obstáculo circulando. Y no dejando jamás de circular. Luego los obstáculos se multiplicarían: besos de la traición, vuelos de la muerte, negaciones. Pero los y las que eligen marcar huella, frente a los obstáculos, eligen superarlos, no detenerse. Circulando. La enseña ya no fue una camiseta de un equipo, sino un pañuelo. Un pañuelo que se hacía más grande con cada vuelta. Nuevamente superar obstáculos las constituyó. Y nos parieron las Madres.

Hoy no están muchos. Muchas. No están muchos grandes jugadores de futbol, pero otros toman la casaca y avanzan sin preocuparse por lo que mira un bobo; muchas madres y abuelas ya no están, pero sigue habiendo rondas, e HIJOS, y nietas o nietos, circulando. Ya no les gritarán “circulen”, porque ya lo hicieron, les dirán “no son 30.000”, o los llamarán “estoicos”, o propondrán gorras con garras, y tocará enfrentar los obstáculos. Habrá quienes se frenen ante una “grieta”, y habrá quienes reclamen Memoria, Verdad y Justicia, andando, nomás… Las filas se las dejamos a los uniformados, las rondas nos constituyen a los y las hijes y nietes.

 

Imagen tomada de The Guardian, el 26 de noviembre de 2020.

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