lunes, 17 de abril de 2023

Diagnosticando

Diagnosticando

Eduardo de la Serna



Hace muchos años, un médico que se dedicó al periodismo deportivo y de allí mudó al periodismo dizque político, diagnosticó más de una vez a la entonces presidenta Cristina Fernández. Hizo dos diagnósticos sobre ella, para finalmente sentenciar: “¡Cristina es mala!” Sintetizando, lo que se dice "un diagnóstico de la hostia".

Un diagnóstico es “conocer por/a través de” (día – gnosis). Se supone que luego de ponderados análisis, estudios, consultas e interconsultas, chequeos y demás “a través” de ellos se puede “conocer” el estado de alguien. Desconocemos a través de qué estudios el ex-médico formuló semejante dia-gnóstico, fuera de haberlo hecho a través (o a partir) de su odio.

Es frecuente a nivel popular que, en determinadas ocasiones, a raíz de algunas cosas, se formule el diagnóstico “está loco/a”, pero – reconozcámoslo – nadie pretende una descripción médica del tema, solo una caracterización. Si es por eso, por ejemplo, es reconocida esa atribución con frecuencia dirigida a una ex diputada, ex candidata, ex todo, quizás a raíz de su afición a ciertas pastillas ansiosamente consumidas. Pero si de verdadero diagnóstico se tratara, se debería señalar que se trata de una persona “inimputable” ya que no entiende (está fuera de la realidad) y no puede comprender las causas de sus acciones. Y no parece el caso de esa señora.

En estos días, un par de (parecieran) personas, – otra vez – atrapadas por el odio, formularon un diagnóstico bidireccional, referido a la hija de Cristina y también a su madre. Nuevamente no nos queda claro ese "conocimiento" a partir de qué medios llegaron a adquirirlo, tanto el de la supuesta enfermedad de una como el de la supuesta causa de la otra. Tampoco nos queda claro cómo repercutió eso en la auto-culpabilización de decenas de madres con hijas con la mencionada patología... nos cuesta imaginar que haya sido gratamente recepcionada.

Ahora, otro, que carga (me refiero a políticamente, si lo es en su conciencia – si la tuviera – y su culpa lo desconozco) con la muerte de un importante grupo de gendarmes por desbarrancamiento del bus que los transportaba, y por permitirnos ostentar (con la complicidad del presidente de la nación, debemos reconocerlo) que se pueda decir que en Argentina tenemos presos políticos… pues bien, este engendro político nos informa que un candidato (con el que sectores de su alianza hacen muy buenas migas, debemos señalarlo) es un “desquiciado”. Desconocemos las cualidades o la información que le permitieron llegar a semejante diagnóstico. Quizás la cara del mencionado nos conduzca fácilmente a semejante sospecha, pero hace ya bastante tiempo que Lombroso ha dejado de ser persona de consulta, aunque, lamentablemente, sea recurrido (“tiene cara de…”). Y no conocemos los medios científicos por los que un carcelero puede arribar a semejante “diagnóstico”.

Lo que sí creo posible “diagnosticar” es que aplicando las políticas del sujeto (pero también las del diagnosticador) nos vamos “a ir a la lona”, popularmente hablando. Cuando se escucha hablar al sujeto diagnosticado, más allá de la impresión que me cause a mí, que a nadie debería importarle, lo cierto es que, por un lado la primera conclusión es que se trata de una persona verdaderamente ignorante (que no tiene gnosis), cita mal o roba citas de otro, o dice cosas que el autor no dice, pero las dice a los gritos (y con cara de desquiciado, para que Lombroso no se sienta agredido), pero, además de ignorante, lo cierto es que si se aplicara eso que aúlla (que ya se ha aplicado, aunque la memoria corta impida recordarlo) sabemos que nos fue muy mal… Basta mirar, por ejemplo, los índices inflacionarios de los tiempos de su admirado Martínez de Hoz, o los índices de endeudamiento en los tiempos de Cavallo, en los que la inflación fue domada a costa de empobrecimiento, deuda y venta de todo (sería como disfrutar un viaje pagado con la venta de una casa… lo disfruto, pero el problema viene al regresar. ¿Dónde voy a dormir?).

En fin, aunque parezca una contradicción, me voy a permitir un diagnóstico. Conocimiento [gnosis] al que puedo arribar [dia] mirando lo que ocurrió cuando se hizo lo que se propone hacer, mirando índices, personas, historia. No sé si el sujeto es un desquiciado, pero sí sé que sus propuestas son absolutamente desquiciantes. ¡He dicho!

Fragmento de foto tomada de https://www.facebook.com/elpulpoproducciones/photos/a.3738318502939796/3979431818828462/?type=3

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