sábado, 22 de julio de 2023

Los pelos de la Magdalena

Los pelos de la Magdalena

Eduardo de la Serna



Es habitual que nos nutramos de diferentes iconografías a la hora de imaginar a muchos personajes. En el caso de personajes antiquísimos, de los que no tenemos descripción alguna, esto es, todavía, más evidente. Y también necesario.

Pero, no es meno evidente que, del mismo modo que tiene sentido, aplicado a los textos, el dicho italiano, traduttore traditore, seguramente no sea menos cierto aplicar ideas semejantes a la iconografía. Cada pintor, escultor, cada grabado o sobre relieve, expresa más al artista que al sujeto, al representante que al representado. Un ejemplo altamente evidente es que, todavía hoy, resulta muy difícil presentar imágenes de Jesús con pelo corto (como se usaba entonces; ver 1 Cor 11,14).

Otro ejemplo es el “pelo de las mujeres”. Es sabido que estas, en el ambiente helenista, solían llevar el pelo recogido y debidamente “cubierto” con cintas o trenzas. El pelo suelto era imagen de desenfreno, propio de los cultos orgiásticos, por ejemplo. De allí que Pablo pretenda que la mujer, en la asamblea sea expresión, para cualquiera que entrara en la reunión, de que se trata de un culto donde ella tiene autoridad sobre su propia cabeza [11,10]; evidentemente no se trata de un “velo” puesto que la mujer tenía en su cabellera su “velo natural” [11,15]. Nada de descontrol en la comunidad, los cabellos lo revelan.

Pues bien…  en esa misma iconografía, en la que – por ejemplo – suelen mostrarse las mujeres discípulas de Jesús yendo a la tumba, lo habitual es que todas ellas lleven el consabido velo "oriental". Todas ¡menos una!, la Magdalena lleva los pelos sueltos para que, todavía hoy, todos sepan de su pasado pecador. ¡Prostituta!

Poco importa que hoy nadie, sensatamente, afirme nada de eso sobre la Magdalena, ¡allí están los cuadros! Decenas de ellos repitiendo el pecado que María Magdalena jamás cometió. Así que, una mujer que supo ser modelo de discípula y apóstola, que supo mostrar y revelar al resucitado, pasó a ser casi una suerte de “mal necesario”. ¡Tan misericordioso es Jesús que hasta a una ex prostituta se manifiesta!, eso sí, después de decirle “vete y no peques más” (Jn 8,11), para seguir mezclando textos y más textos que nada tienen que ver con Santa María Magdalena pero que se le han atribuido uno tras otro. Al fin y al cabo, ¡es mujer!

Si en decenas de cosas pareciera que debemos a aprender a hablar de nuevo (mal que le pese a la anquilosada Real Academia de la Lengua… pero debo confesar que mi amor por las cosas “Reales” roza la nada misma) a lo mejor también debamos empezar a imaginar de nuevo. Sin ignorar que traicionaremos, pero – por lo menos – no tanto. María, la de Magdala, no se lo merece.

 

https://www.alamy.es/imagenes/las-mujeres-en-la-tumba-de-jesus.html?sortBy=relevant

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