“Cuanto hicieron a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mateo 25,40)
Reflexión dirigida a
aquellos con quienes compartimos la misma fe y el amor militante a las víctimas
de la pobreza y la injusticia, con motivo de las próximas elecciones
legislativas del 26 de octubre.
En todo gobierno democrático se
supone que debiera haber división de poderes. El poder legislativo, como
sabemos, es el que procura las mejores leyes, en los diferentes órdenes y
espacios. Como es evidente, siempre hay nuevos temas, o leyes que han quedado
desactualizadas, o que se manifiestan ineficaces o las hay insuficientes que
requieren nuevas. Sabemos que puede haber leyes que sean injustas, o incluso
inconstitucionales, y es por eso que pretendemos el mejor y más justo Poder Legislativo
posible.
Como representantes del pueblo
(diputados) o de las provincias (senadores) los legisladores tienen la
responsabilidad de proponer leyes, o incluso poner límites a los abusos de
otros poderes, como es el caso de frenar tantos proyectos de leyes que atentan
contra los y las pobres. Las actitudes de injusticia manifiesta del Poder
Ejecutivo y sus legisladores contra las personas con discapacidad, contra los jubilados,
la educación pública, las universidades, la salud pública, como los casos de
los hospitales Garrahan, Posadas o el Clínicas, o la vergonzosa resignación de
soberanía en lo económico, lo territorial y de los recursos en manos de la
potencia hegemónica, nos ponen en estado de alerta frente a la urgencia por
elegir candidatos de aquellas fuerzas políticas que se hayan opuesto a la
injusticia social, al saqueo y el colonialismo.
Recientemente, el Papa León XIV
hizo público su primer documento centrado claramente en el amor que se ha de
tener por los pobres (se la conoce por su nombre en latín, Dilexi Te).
De ella extraemos estos pasajes con los que pretendemos invitar a pensar a la
hora de emitir nuestro voto:
Los pobres no están por casualidad o
por un ciego y amargo destino. Menos aún la pobreza, para la mayor parte de
ellos, es una elección. Y, sin embargo, todavía hay algunos que se atreven a
afirmarlo, mostrando ceguera y crueldad. (…) No podemos decir que la mayor
parte de los pobres lo son porque no hayan obtenido “méritos”, según esa falsa
visión de la meritocracia en la que parecería que sólo tienen méritos aquellos
que han tenido éxito en la vida. (# 14)
…es preciso seguir denunciando la
“dictadura de una economía que mata” y reconocer que «mientras las ganancias de
unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más
lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de
ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la
especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los
Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía
invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus
leyes y sus reglas». Aunque no faltan diferentes teorías que intentan
justificar el estado actual de las cosas, o explicar que la racionalidad
económica nos exige que esperemos a que las fuerzas invisibles del mercado
resuelvan todo, la dignidad de cada persona humana debe ser respetada ahora, no
mañana, y la situación de miseria de muchas personas a quienes esta dignidad se
niega debe ser una llamada constante para nuestra conciencia. (# 92)
Se vuelve normal ignorar a los pobres
y vivir como si no existieran. Se presenta como elección racional organizar la
economía pidiendo sacrificios al pueblo, para alcanzar ciertos objetivos que
interesan a los poderosos; mientras que a los pobres sólo les quedan promesas
de “gotas” que caerán, hasta que una nueva crisis global los lleve de regreso a
la situación anterior. Es una auténtica alienación aquella que lleva sólo a
encontrar excusas teóricas y no a tratar de resolver hoy los problemas
concretos de los que sufren. (# 93)
Agradecidos por esta carta del
papa León queremos seguir escuchando a Jesús que nos dice – y con frecuencia
León lo repite en el texto – que Jesús se identifica con las víctimas y por eso
dice “Cuanto hicieron a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo
hicieron” (Mateo 25,40)
Creemos que la Patria se
encuentra en un momento dramático, en el que la democracia de muy baja
intensidad que ostenta el Poder Ejecutivo – con la complicidad del Poder
Judicial en el cual no se avergüenza de intervenir impunemente – requiere
límites o voces que se levanten claras y contundentes en favor de los pobres y
de las víctimas que este mismo gobierno engendra día a día (aunque los “dibujos”
oficiales quieran hacer creer lo contrario). Los problemas políticos se
solucionan con mejores políticas, no con espectáculos musicales o con abrazos
clientelares; no esperamos que, desde afuera, ni los EEUU ni el FMI, nos
indiquen ni a quien votar ni las mejores políticas económicas, ciertamente,
mejores “para ellos”. Reiteramos que una política que no tenga en cuenta la
dignidad de las personas empobrecidas sólo merece rechazo. Y esperamos que eso
se manifieste en las urnas.
17 de
octubre 2025 (fiesta de san Ignacio de Antioquía)
Curas en opción por las
y los pobres
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Cualquiera puede comentar y no será eliminado, aunque no este de acuerdo con lo dicho, siempre que sea respetuoso (caso contrario, será borrado). Pero habitualmente no responderé los comentarios, ni unos ni otros, para no transformar este blog en un foro. De todos modos, podrán expresar su opinión.