“Día del cura”
Eduardo de la Serna
El 4 de agosto se celebra al santo Cura de Ars,
pequeño pueblo de Francia donde ejerció su ministerio cural Juan María Vianney
(1786-1859). Ars tiene hoy poco más de 1000 habitantes.
Desde hace ya mucho tiempo fue propuesto como modelo
/ patrono de los “curas” (entendidos como los párrocos) hasta que el papa
Benito XVI, en el “año sacerdotal” (2009-2010), lo proclamó patrono de todos
los presbíteros.
Es cierto, además, que, ante la canonización del
Cura Brochero, éste fue propuesto por el papa Francisco como modelo / patrono de los curas
argentinos.
Es conocido – y justo – el dicho de que alguien “no
es santo (a) de mi devoción”. Todos tenemos ese derecho. Alguien puede no
resultar atractivo, o adecuado, o apropiado para el modo de vida que se desee
levar o se crea que se ha de llevar, por ejemplo, como cura. En ese sentido,
debo decir que el cura de Ars no es un cura que yo quisiera “imitar”, mientras
que sí lo es el Cura Brochero. Que se entienda, antes de dar un paso más, que
al decir esto en ningún momento pongo en cuestión la gran santidad de San Juan
María, pero del modo de vivirla es que hablamos.
Pero da la “casualidad”, que el 4 de agosto, en Argentina,
fue asesinado el obispo Enrique Angelelli, próximo a ser beatificado (en abril
de 2019) junto con sus compañeros Carlos y Gabriel (el 18 de julio) y Wenceslao
(el 25 de julio). Y, debo señalar, que Angelelli sí “es santo de mi devoción”. Es
modelo de pastor, de compromiso militante con Dios y el pueblo donde quiso
poner sus oídos, modelo de testigo fiel, modelo de otra Iglesia posible.
Es por esto que sí celebro el 4 de agosto (y el 16
de marzo a Brochero), y mirando al “Pelado” y su testimonio fiel, espero ser
capaz de seguir en algo sus huellas de fidelidad al Evangelio y a los pobres.
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