Aarón, el hermano sacerdote
Eduardo
de la Serna
A lo largo de estas páginas,
en las que intentamos presentar diferentes personajes bíblicos, hemos
pretendido mostrar qué dice la Biblia (o algún libro bíblico) sobre ellos. No nos interesa tanto detenernos en el personaje histórico. Esto último sería mucho más
complicado y no parece lo principal. La Biblia no es un libro de historia, sino un libro en la historia. Esto que acá
señalamos es particularmente importante para referirnos a Aarón. Un personaje
con muchos matices según los diferentes autores. Aquí trataremos de presentar
los principales.
Hay algunos elementos que son muy importantes de tener en cuenta antes de dar un paso más. Primero, que la Biblia no es un libro, sino un conjunto de muchos libros (“Biblia” en griego quiere decir, precisamente, libros). Muchos libros con muchos autores que tienen diferentes miradas, diferentes enfoques, diferentes ideologías. Por eso, por ejemplo, podemos ver textos donde Aarón es mirado desde una perspectiva crítica y otros en los que se lo presenta de un modo notablemente positivo, como veremos. Por otro lado, es importante también tener presente que en Israel hay diferentes tribus (descendientes de los 12 hijos de Jacob), y los descendientes de Leví (los levitas) conforman todos ellos una familia sacerdotal (ver Ex 4,40). Es decir, no hay sacerdocio en Israel fuera de los levitas. Pero dentro de la tribu de Leví la familia de Aarón conforma un “clan” donde hay un sacerdocio de mayor estatus (más tarde de este clan provendrá el Sumo Sacerdote, algo que empieza a existir en Israel bastante más tarde).
Así encontramos, por un lado,
a Aarón ligado a la construcción de un Becerro
de Oro, emblema de la idolatría en el desierto (casi un “pecado original”
en el nacimiento de Israel, Ex 32), y también su confabulación con Miriam
contra Moisés (Núm 12) pero por otro lado, él y su hijo son presentados como
modelo de sacerdocio (Ex 28-29; Lev 8-9), pero, a su vez, – curiosamente – hay
escritos que dan importancia al sacerdocio, pero no hacen mención a Aarón y su
familia (1-2 Re; Ez). Es interesante, también, que hay momentos en que se nos
presenta detenidamente a Moisés y hay silencio sobre Aarón (a pesar que en
otros lados aparece como su vocero, ver Ex 4). ¿Cómo se entiende esto?
Sin duda, en el comienzo del
pueblo y la reflexión de su historia, los escritores de este tiempo procuran
profundizar la figura de Moisés, el conductor y liberador, el que le da al
pueblo una especie de “constitución” (los Mandamientos) y que debe enfrentar –
a veces en soledad – los muy diferentes conflictos que se le presentan al
pueblo en su trayecto a la libertad. Pero con el paso del tiempo, especialmente
cuando los nuevos dominadores sobre Israel (los babilonios, los persas, los
griegos) han destruido la monarquía (ya no hay reyes, aunque se espere que
“algún día” los habrá) la figura principal pasa a ser el sacerdote (y entre
ellos uno que será “sumo”). En este caso, entonces, el modelo para los autores
de estos tiempos pasa a ser Aarón, el hermano de Moisés (2 Cro 5,29; Dt 32,50),
el que puede entrar en el Templo (6,34); sólo los “hijos de Aarón” y no el rey
pueden quemar incienso (2 Cro 26,16-21). En los libros del Éxodo, Levítico y
Números encontramos la mayor cantidad de menciones a Aarón. Y la mayor parte de
estas fue escrita por grupos sacerdotales por lo que la mirada es
particularmente positiva con ellos: son “ungidos” (Ex 30,30-31), pueden usar vestimentas
sacerdotales (Ex 28,3-43), son ordenados (Ex 29,9.35) y consagrados (Ex 29,1).
En el libro del Levítico se profundizan los criterios y modos como deben vivir
Aarón y sus hijos, sean estos en casos matrimoniales, o incluso para sus sepulturas
(21,7.11); el acento está puesto en la “consagración de sus manos” (Núm 3,2-3)
ya que sólo Aarón y sus hijos son sacerdotes (Núm 3,10; 17,5).
Así encontramos, entonces,
textos más antiguos que son críticos con Aarón (incluso en Dt 9,15-16 Dios está
enojado y decide eliminarlo y sólo la intercesión de Moisés le salva la vida)
siendo el Becerro de Oro (Ex 32,4.25; Dt 9,15-16) el ejemplo más importante,
pero no el único (Núm 12,1-8). Aunque – es de señalar – en estos casos no se
destaca lo sacerdotal de Aarón (como tampoco en Mi 6,4 donde se destaca lo profético).
Sin duda, entonces, la profundización, motivada por los acontecimientos
históricos que padece el pueblo de Israel la llevan a ahondar una nueva mirada,
sacerdotal, en la figura de Aarón, al que – para reforzar la continuidad con el
pasado – se lo presenta destacadamente como hermano de Moisés. Con mucha
frecuencia la Biblia procura mostrar que, en los diferentes momentos
históricos, de felicidad o de opresión, de fidelidad o de miserias, Dios se
hace presente en la historia de su pueblo para marcar caminos. Y lo sigue
haciendo.
Imagen tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Aar%C3%B3n
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