Breves de una marcha no breve
Eduardo de la Serna
Habitualmente, cada 24 de marzo, mi rutina, al
llegar a la marcha, es la misma: ¡caminar! Voy de la Plaza de Mayo a la 9 de
julio y vuelvo, una o dos veces… Suelo ir solo, y, en ocasiones, encontrar conocidos.
Mi idea es ver. Sencillamente ver (o ver y escuchar) … ver los atuendos de la
gente, ver las actitudes, gestos, sensaciones, escuchar comentarios o cantos…
Me sirve para “tomar el pulso”.
Por ejemplo, y lo he señalado en muchas otras
ocasiones, me llena de esperanza ver la cantidad de jóvenes (los que,
obviamente, no padecieron la Dictadura cívico militar con bendición eclesiástica).
Y – debo señalar – hoy me llamó la atención no sólo la cantidad de jóvenes sino
también de niños y niñas. Obviamente eso significan muchas cosas: en primer
lugar, que hablamos de familias. Es una familia la que elige ir a la Plaza, no
una agrupación. En segundo lugar, lo educativo que eso significa. Por cierto, no
sabemos de qué se habla en esas casas, pero sí que el solo hecho de marchar, ¡dice!
Y dice algo muy claro, concreto y preciso. Y ver niños (¡muchos!) con pañuelos
blancos, con camisas que gritan ¡Nunca Más!, dice mucho. El gobierno lo llamará
“adoctrinamiento” (y otras cosas más), pero es con el ejemplo que se comunica
sabiduría, vida y experiencia. Conocimiento.
Otra cosa que me llamó la atención es que no
recuerdo en marchas anteriores tanta expresión futbolística. Camisetas o ropa
referida a clubes de fútbol eran notablemente abundantes. Y, creo que es
significativa, además, muchísimas con la imagen de Maradona. Esto último
ciertamente revela rebeldía, revela una franca oposición a un modo negociado de
ver el fútbol, revela un lugar donde se quiere estar parado. Y lo primero, creo
que es evidente una reminiscencia al miércoles fatídico de la marcha a los
jubilados (Beatriz Blanco, ¡presente!).
También me llamó la atención ver muchísima gente
“armada”: muchísimas cámaras fotográficas. No gente munida de peligrosos
celulares, sino cámaras listas para disparar. La memoria de Pablo Grillo
ciertamente no estaba ausente (y visible).
Si, como dije, en las marchas suelo caminar
para mirar, debo manifestar mi disconformidad con los espacios ocupados por “La
Poderosa”. Ya estamos habituados, en todas las marchas, a sus cosas creativas,
a veces hasta geniales, participativas, extraordinarias. Entonces se junta
muchísima gente lo que me hace difícil caminar y debo detenerme (también yo
para mirar y aplaudir).
Notables los cantos que se repetían con insistencia:
el de “Milei, basura” y “el que no salta, votó a Milei” sonaban y resonaban.
Algunos volvieron (que yo recuerde después de mucho tiempo), ciertamente
reciclados: “traigan al gorila de Milei… que este pueblo no cambia de idea…” Y,
sobre esto, me permito una nota breve: conmemorando hoy la Dictadura, creo que
no es exacto decir que “Milei es la dictadura” aunque sea Dictatorship
frendly. Ciertamente hay represión cruel, un mismo modelo económico, una
casi ausencia de los poderes legislativo y judicial, pero no es preciso decir
que lo sea. Lo que no quita que sea fascista, que sea autoritario, perverso,
nefasto y el peor gobierno de nuestra historia democrática, pero quienes hemos
vivido y padecido la dictadura hemos vivido momentos muy diferentes a los que
estamos viviendo (lo cual no implica que también con Milei digamos “¡nunca más!”).
En las escalinatas de la Catedral (abierta a la
gente) un grupo puso una muestra de “Mártires de la Iglesia católica”. En otras
se precisaba: “desaparecidos, perseguidos y mártires de la Iglesia Católica. Y
debo confesar que me llamó la atención. Siendo que ante mucha gente hay una
imagen de que la Iglesia fue cómplice de la Dictadura, no está mal recordar que
también hubo laicos, laicas, religiosos, religiosas, curas y obispos víctimas
de esa dictadura… Ahora bien – para ser precisos, y para empezar – no solamente
los desaparecidos son víctimas de la Dictadura… los asesinados también lo son,
los exiliados también, los que fueron detenidos a Disposición del Poder
Ejecutivo Nacional, también, los niños apropiados o los nacidos en cautiverio
(hayan recuperado su identidad o no) también lo son… Y no se pueden olvidar los
exilios internos, los quebrados, las víctimas psicológicas… Las víctimas de la
dictadura fueron incontables; ¡no solo los 30.000! (¿se entiende, Laje? ¿se entiende,
Espert?). Ahora, siendo este el caso, no se entienden muchos de los nombres presentes
o los nombres ausentes en la muestra de la Catedral. A modo meramente
ilustrativo: si se hizo mención de Daniel de la Sierra, ¿por qué se omitió a
Jorge Goñi? La referencia al gran obispo Devoto, no explica las ausencias de
Novak, Hesayne y De Nevares, ¿no? Carlos Mugica (de cuyo martirio no tengo la
más mínima duda, y su asesinato por la Triple A) ¿tiene que ver con la
Dictadura? ¿Qué hace José Villagra en la lista? Faltan Pepe Tedeschi y Pancho Soares,
¿por qué? En la referencia al “Proyecto Belén” ¡justo omiten a Mónica Mignone!
(¡tanto que debieron añadirla con marcador!). Y no hay referencias a los curas (¡y
no solamente curas!) que debieron ir al exilio, que debieron dormir fuera de
sus parroquias, que recibían amenazas sistemáticas… Y, sinceramente, no creo
que sea inocente, la ausencia de Francisco Jalicz y Orlando Yorio; esta me
resulta escandalosa (¿escondiendo complicidad?).
Lo cierto es que en la marcha de hoy hubo una
impresionante cantidad de gente. ¡Mucha! La marcha se hacía más lenta para
caminar, con paradas interminables, a medida que se acercaba la hora estipulada…
Y, hablando de cantidad, es casi insufrible, cuando se acerca esta fecha tener
que escuchar a los negacionistas que “no fueron 30.000”. Hoy, para peor, marcha
precedida por un video espeluznante de Agustín Laje. Video que no merece ser
contestado porque sería darle entidad. Sólo señalo para terminar: ¡no hubo una
guerra!, fue Terrorismo de Estado y ¡son 30.000!
Foto tomada de https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/una-marea-de-gente-se-volco-a-la-calle-contra-el-negacionismo-del-gobierno/
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