lunes, 21 de octubre de 2024

Déjà vu (esto ya lo vi…. Y lo viví)

Déjà vu (esto ya lo vi…. Y lo viví)

Eduardo de la Serna



Muchas veces estamos tentados de decir que la historia se repite, que algo es cíclico o cosas por el estilo. Y, en ocasiones, estás son tan, ¡pero tan!, semejantes que viajamos a Francia con un déjà vu.

En el barrio donde yo estoy, todavía hay mucha gente que recuerda las consecuencias del demencial intento de copamiento – por el ERP – del cuartel militar en Monte Chingolo. Como – por lo que parece – el intento estaba “cantado”, los estaban esperando y comenzó una masacre; y en esta masacre muchos corrieron, y – por el barrio – recuerdan muertos, tiroteos, heridos, helicópteros o camiones de ejército. Lo cierto, y es lo que me interesa en este caso, este hecho demolió la estructura militar del ERP, como el fallido copamiento en Formosa había debilitado terriblemente a los Montoneros. Si antes, un intento de enfrentar la violencia o la lucha armada con diálogo y Constitución era difícil (pero posible), ahora era “pan comido”. Pero, como – y especialmente desde Rodolfo Walsh – lo sabemos, la guerrilla no era el tema sino la excusa para el golpe militar. La excusa para implantar un modelo económico que, sin violencia, represión y muerte, no sería posible. Es por eso que, con toda lógica, hablamos de dictadura cívico-militar (la que, además, contó con la bendición eclesiástica, insistimos). Y, aquí el tema, ese modelo económico – Martínez de Hoz mediante – resulta que vuelve, y vuelve… (ahora votado, debemos reconocerlo, gracias a un fenomenal aparato publicitario… sólo una persona ignorante de toda ignorancia puede desconocer el poder fenomenal de la publicidad política… ya los asirios lo usufructuaron). Esto ya lo viví (mos).

Y resulta que, en aquel golpe, de destituyó un gobierno constitucional, el ejército (el mismo que aplaude Victoria Villarruel) destituyó a una lamentable presidenta. Y es bueno recordar, que, de tan lamentable, no solamente “se tomó unas prolongadas vacaciones”, sino que se adelantaron las elecciones y se aclaró que ella no sería candidata, pero el Golpe – insistimos, la excusa del Golpe – ya estaba preparado y en gestación. Estela Martínez, viuda de Perón, “Isabelita”, demostró su total incapacidad para el cargo, pero era la presidenta en ejercicio. La sensación era que era un títere de su ministro de Bienestar Social (hoy “Capital [sic] humano”; José López Rega, “el brujo”). Era patético ver a ella pronunciando un discurso y al Brujo detrás moviendo los labios diciendo exactamente lo mismo (es decir, diciéndonos a todos, “yo manejo la cosa”). Este brujo fue el creador de la terrible Triple A (Alianza Anticomunista Argentina… porque los “zurdos de m…” eran detestables y debían ser eliminados todos; basta recordar la cantidad de cantantes, actores y dirigentes que se exiliaron… ¡hasta Brandoni!), la misma que debutaba asesinando a Carlos Mugica. Todas las huestes que conformaron este grupo paramilitar se incorporaron alegre y pacífica – pero dudo que gratuitamente – a los comandos clandestinos de los Grupos de Operaciones… No está de más recordar que quienes lograron la destitución – y fuga – del Brujo no fueron las organizaciones armadas, sino el Movimiento Obrero Organizado (que entonces era “movimiento obrero”).

Pero la “Noche oscura” de la dictadura no fue eterna (¡nunca lo son!, aunque sean duraderas), y hubo elecciones. En esas elecciones había dos candidatos con claras posibilidades de ser elegidos por el voto popular (aunque las Fuerzas Armadas, en retirada, y la “Santa Madre” con el latiguillo de “reconciliación” siguieran siendo un obstáculo en el camino de quienes resultaran elegidos. Es sabido que el triunfador fue Raúl Ricardo Alfonsín, a quién desde el facilismo de los Medios de Comunicación Social titulan “el padre de la democracia”, mostrando una enorme incapacidad de análisis y de acceso a la verdad). Lo cierto es que en los días finales de la campaña electoral hubo sendos actos en el obelisco (26 de octubre, Alfonsín y 28 de octubre 1983 Ítalo Luder). En este último acto hizo su lamentable irrupción el que era candidato peronista a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias, que en un momento extático y delirante quemó un cajón de cartón con las siglas UCR. No son pocos los que afirman que en ese solo gesto se incineraron las posibilidades electorales del peronismo. La sociedad – saliendo de la dictadura y la deplorable desde de Malvinas, en la que Margaret Thatcher y su ejército demostró que no era lo mismo asesinar gente desarmada por las calles de la Argentina, torturarla, violarla, y desde aviones en ocasiones, tirarlas al mar… Los británicos tenían aviones, barcos, submarinos y un ejército que dio batalla (mientras tantos militares, muchos que ahora pareciera que son “héroes de Malvinas” dieron vergüenza, como es el caso emblemático de Alfredo Astiz, al que muchos no necesitamos googlear para reconocer.

En suma… hoy veo que vuelven los dizque héroes de Malvinas, vuelve Isabelita, vuelven los “zurdos de m…”, vuelve el cajón, vuelve el modelo económico, volvemos a ser “los mejores alumnos de los EEUU” y demás cosas, y “me da cosita”. Esto ya lo viví… Y, lo que más cosita me da es que sé cómo termina todo esto. Siempre estamos a tiempo de cambiar de rumbo antes de la muerte.

 

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