El pecado de una mujer en la ciudad
Eduardo de la Serna
Estaba leyendo el texto de Lucas 7 y me surgió una pregunta
con toda la intencionalidad de ser provocativa…
Me estoy refiriendo al texto de la “mujer con un perfume”,
la que unge los pies de Jesús en casa de Simón, es decir, la que hace lo que
Simón no hizo; por tanto, la que honra a Jesús, como el anfitrión debería haber
hecho. Y dejaré de lado elementos interesantes, como el hecho de la referencia
a los pies de Jesús, algo comprensible porque pronto él se va a poner “en camino”;
el acento en el reconocimiento o no de Jesús como “profeta”, cosa que Simón
rechaza; en el hecho de que el texto manifiesta un cierto paralelismo con Lc 5
(la curación del paralítico y el “perdón de los pecados”; en el hecho de que –
al menos para algunos – la mujer era reconocida…
Sólo me quiero detener en la mujer.
El texto dice, literalmente: “una mujer que era pecadora en
la ciudad…”, y – curiosamente – lo habitual es que a partir de allí se concluya
que la mujer era prostituta. Lectura ciertamente androcéntrica. Sin embargo,
los términos relacionados con el pecado (hamart---) se encuentran 14x en
Mateo, 14x en Marcos, 23x en Juan y 31 + 9x en Lucas-Hechos, y nunca se aplica
a una prostituta [curiosamente, el término pórnê se encuentra 3x en los
evangelios: Jesús les afirma a los sacerdotes que los cobradores de impuestos y
las prostitutas entrarán en el Reino de Dios antes que ellos (Mt 21,31.32) y en
Lucas, el hijo perdido gasta su hacienda “en prostitutas” (15,30)]. Y acá mi pregunta
desafiante, ¿no es posible que la mujer fuera una prestamista en la ciudad?
¿una usurera? La importancia de compartir los bienes, de que los ricos den
limosna es particularmente importante en Lucas. Curiosamente, a modo de ejemplo
de lo que hizo la mujer, Jesús presenta una parábola del perdón económico, lo
que evita que el endeudado caiga en manos de un/a usurero/a. Los “muchos pecados”
de la mujer bien pueden ser económicos: como un “pecador” se reconoce el
cobrador de impuestos en la parábola (18,13) y un “pecador en la ciudad” es
como todos reconocen a Zaqueo (19,7).
Sencillamente el texto no dice nada del pecado de la mujer,
y por eso, del mismo modo que tantos “concluyen” que se trata de una prostituta,
me autoriza a mí a imaginar que se trata de una “usurera” que, a partir del
encuentro con Jesús se arrepiente, llora y unge a Jesús, el mesías/ungido de
los pobres.
Imagen tomada de https://www.rdmf.es/2008/08/diez-preguntas-sobre-la-usura/
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