sábado, 12 de julio de 2025

La Biblia, los milagros y las estafas

La Biblia, los milagros y las estafas

Eduardo de la Serna



Nadie fuera del ambiente del fanatismo, esclavo del fundamentalismo, imposibilitado para la razón puede creer que milagrosamente, en una caja de seguridad, $ 100.000 se convirtieron en U$A 100.000. En casi cualquier lado eso se llama estafa, farsa o, peor aún, robo. Por más pastor que se autoperciba el “milagreado”.

En la Biblia, un milagro no es algo parecido a un “abracadabra”. Es un signo, incluso puede ser totalmente razonable, normal o cotidiano, en el que personas creyentes intuyen la presencia de Dios (la fe es el punto de partida, no el de llegada). No se trata de un obrar casi mágico “para que crean”, sino un “puesto que creemos” experimentamos, de algún modo, a Dios presente. Algo puede ser normal o razonable y ser visto por las personas del ambiente bíblico como milagros. El milagro no pretende responder “cómo es posible esto”, sino “qué quiere decir esto”. Pretender milagros “para que crean” no tiene nada que ver con lo que los milagros son en la Biblia. Mostrar milagros para que crean que soy un pastor “milagroso” se parece más a la manipulación que a los signos bíblicos. Y, si para peor, esos milagros suponen, esperan, proponen, insinúan, invitan a “dejar dinero” en la Iglesia del pastor (o cura), la estafa está a la vuelta de la esquina. Jesús no podía hacer milagros allí donde no había fe, porque estos la acompañan, no la “demuestran”.

Y esta manipulación (que, además, en la Biblia es camino a la idolatría) pretende conseguir clientes, sumisos, casi esclavos, que no “de Dios” sino del pastor (o del cura) que pretende mostrarse o se presenta como su “delegado” (o vicario).

Pero no podemos negar que hay muchas y muchos que creen – mágicamente, autopresentado como “milagrosamente” – que allí, de algún modo, Dios se hizo presente. Habrá quienes creen que un anillo de plástico se convirtió en uno de diamante, que había polvo de oro en algún lado, o hasta que a una persona le creció un dedo que había perdido. Curioso Dios ese tan funcional a las arcas del pastor y no al servicio de los pobres. Y esos creyentes (“es creer o reventar”), fanáticamente, no dejarán de hacerlo por más razones o hasta pruebas que se les muestren. No estaría de más preguntarse ¿a dónde va el dinero? ¿a dónde va el poder? Si hasta hay creyentes en otro pastor que afirma que bajó el número de pobres, que la economía está en crecimiento, que este es un gobierno exitoso y en todas partes se habla del “milagro argentino”. Como digo, en la Biblia los milagros son otra cosa, y si Dios no está reinando (en los pobres), pues no hay milagro. Sencillamente. Lo que avanza, evidentemente, es la estafa.

 

Imagen tomada de https://latam.kaspersky.com/blog/top-2023-job-scams-and-how-to-avoid-them/25781/?srsltid=AfmBOoqgl2gxIhdVs25zu8Rx9qUgGO3Xw3c_rcV2f6ofYMJ5Kh2P8w01

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