Un profeta anuncia en la historia la salvación universal
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
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6 de diciembre
6 de diciembre
Eduardo de la Serna
Resumen: comenzando con la clásica imagen del cambio de ropas de dolor por las de fiesta, el texto canta la intervención de Dios en favor de su pueblo permitiendo la reunificación festiva y participación de la “gloria de Dios” movidos por su palabra.
Como
es frecuente en la antropología cultural, la imagen de los vestidos refleja un
estado de ánimo, un marco histórico. Los “vestidos de duelo” (Gen 37,34) son
expresión visible del dolor familiar, el “vestido de fiesta” es expresión de
alegría y paz (cf. 2 Re 5,22-23; Zac 3,4-5), y el cambio de ropas es
manifestación del cambio de situación (Is 61,3; Sal 30,12). El “vestido nuevo”
es indicio de bendición, de fiesta (Is 52,1; 61,10; Ap 19,7-9; 21,2) Israel en
el exilio está “vestida de sayal” (Bar 4,20) pero su situación cambiará (5,1-3)
su vestido es un “manto de justicia”, las “galas de la gloria de Dios”.
La
referencia a este momento de fiesta tiene su sentido: ya se ha anunciado
(4,36-37) y se repetirá (5,5-6): “mira al oriente… contempla la alegría”
(4,36); “mira, ya llegan tus hijos… desde oriente y occidente” (4,37); “mira
hacia oriente y contempla a tus hijos… desde oriente a occidente” (5,5). El
contraste – ya manifestado en los vestidos – es expresado en el modo del
camino: fueron a pie, vuelven en literas reales (v.6). El contexto nos remite a
Isaías 49,18-21; 60,4), y como en 40,3-5 y 42,16; 49,11 una suerte de “nuevo
éxodo” manifiesta en el camino la intervención de Dios para que “Israel camine
seguro bajo la gloria de Dios”; pero un camino que no es solamente desde
Oriente (= Babilonia) sino de Oriente a Occidente (es un merismo, que indica
que todo está incluido). El camino es entre perfumes (cf. Is 41,19; 55,12-13) y
con Dios que se ha vuelto cercano (cf. Is 49,10; 52,12). Lo que convoca es “la
palabra del Santo” (4,37; 5,5) lo que da al acontecimiento un sentido de
promesa – cumplimiento, es la voluntad de Dios. Las imágenes festivas son
recurrentes en la unidad: “justicia” (vv.2.4.9), “gloria” (vv.1.2.4.6.7.9), en
un clima de “alegría” (vv.5.9 pero reflejado en toda la unidad). Esta “gloria”
no es la gloria de un pueblo sino la gloria “de Dios” (4,37) a cuya luz camina
el pueblo de Dios (5,9).
Resumen: Pablo sintetiza los grandes temas de la carta en la acción de gracias. La alegría, la solidaridad, el Evangelio – que Pablo predica contraculturalmente – son manifestaciones presentes que serán plenas en el “día de Cristo”.
El
texto litúrgico del día constituye la clásica “acción de gracias” de la
carta. Esta suele introducir el texto presentando brevemente los temas más
importantes que desarrollará en el escrito. El marco viene dado por la
expectativa en “el Día” (vv.6.10); el tema prepara lo que dirá en 2,16. La
alegría expresada en las oraciones se expresa en la fe de la
comunidad (1,25), y del anuncio del Evangelio (1,18). La vida de unidad
de los filipenses hará plena la alegría de Pablo (2,2), porque ellos son su
alegría (4,1; cf. 2,28.29; 4,10), sea que Pablo viva o muera (2,17.18). La
invitación a alegrarse marca toda la carta (3,1; 4,4). Los filipenses prestaron
“comunión” (koinônía) con el Evangelio. Comunión que los filipenses
tienen (2,1) y que Pablo (y los cristianos) tienen con la cruz de Cristo
(3,10). El “Evangelio” es un término muy frecuente en Pablo, y también
en esta carta (1,5.7.12.16.27[x2]; 2,22; 4,3.15). Los destinatarios son “partícipes”
(syg-koinônous) de la defensa y confirmación del Evangelio. El Evangelio es la
causa de la situación actual de Pablo (la prisión) y los filipenses han de ser “ciudadanos
del evangelio” (1,27), como lo es Timoteo (2,22), Evodia y Síntique (dos
mujeres de la comunidad) y los mismos filipenses siempre generosos con Pablo
(4,15). La solidaridad de los filipenses se manifiesta en las “cadenas”
de Pablo (1,13.14.17) y también en el Evangelio.
Pablo
pone a Dios como testigo de su “entrañable” (splagjnois) pasión por los
filipenses. Y lo que pide en esa oración es que el “amor” – que tienen, 2,1.2 –
crezca “más y más” en “conocimiento y discernimiento”. Así podrán
probar, testear lo mejor para llegar “puros y sin tacha” al “Día”. Esta pureza
y sin mancha se manifiesta en los frutos de la justicia que son para “gloria
y alabanza de Dios” (cf. 1 Cr 16,27).
Una
nota importante: Filipos era una “colonia romana”, es decir, un lugar donde
vivían ex soldados romanos, y – por supuesto – con mentalidad imperial. En este
sentido, una serie de términos frecuentes en el imperio con connotación
imperial son utilizados por Pablo de un modo contracultural y, por lo tanto,
subversivo. No solamente el uso del término “ciudadano” (1,27; 3,20 y sólo aquí
en el NT), el término “fe” (= fidelidad, al Emperador), la cruz y las cadenas,
y “Evangelio” (término utilizado para el culto imperial). Pablo les resalta a
los filipenses que es la humildad y no el poder, el Cristo y no el César el que
resplandecerá en el “día” definitivo – como el anunciado por los profetas,
aunque en Filipenses es “Día de Cristo” – de la historia.
Resumen: Como uno de los grandes profetas Juan predica en la historia concreta de su pueblo. Anuncia en el desierto que Dios está interviniendo y haciendo llegar a todos, haciendo visible a “todos” la salvación.
Como es habitual al comenzar el tiempo del adviento, la liturgia
mira la figura de Juan, el Bautista. En este caso, presentada por Lucas en tres
partes:
- Cronología de la predicación (3,1-2)
- Hecho de la predicación (3,3)
- Cumplimiento del dicho de Isaías (3,4-6)
1.
La presentación cronológica recuerda el
comienzo de la gran mayoría de los profetas (cf. Is 1,1; Jer 1,2; Os 1,1; Am
1,1; Mi 1,1; Sof 1,1). Es frecuente que cada libro señale los monarcas o
gobiernos en el curso de los cuales la palabra de los profetas se hizo pública.
Los profetas no son “palabras intemporales”. Al señalar esto, Lucas quiere
claramente indicarnos que Juan ha de ubicarse en el contexto de los profetas,
de allí la frase “fue dirigida la palabra de Dios a…” (cf. 1 Sam 15,10; 1 Re
12,22; 13,20; Jer 1,1; Jl 1,1; Mal 1,1). En este caso se reitera que es hijo de
Zacarías (cf. 1,5-25.59-80) y que le fue dirigida “en el desierto” cosa ya anunciada
en 1,80. Hay qwue tener en cuenta que – al igual que el castellano – “desierto”
no solamente es una zona árida y seca, sino también lugares despoblados (siendo
en el Jordán, obviamente hay que entenderlo en este sentido).
2.
A modo sumario se nos señala que fue “por la
región del Jordán proclamando un bautismo para el perdón de los pecados”. El
tema del perdón de los pecados es propio de Lucas (x1 en Mt y Mc, x3 en Lc y x5
en Hch). El “bautismo de conversión” sólo se encuentra en los textos referentes
al Bautista (Mt 3,11; Mc 1,4 y Lc 3,3; cf. Hch 13,24; 19,4; pero Hch 2,38).
3.
El texto de Isaías merece ser comparado tanto
en el texto hebreo como el griego y en Marcos (Mateo 3,3 – como Marcos – sólo
refiere al primer párrafo aunque éste añade una referencia al “mensajero”):
Isaías (hebreo)
|
Isaías (griego)
|
Marcos 1,2-3
|
Lucas 3,4-6
|
Una
voz clama: «En el desierto abran camino a Yahvé, tracen en la estepa una
calzada recta a nuestro Dios. Que los valles se levanten, que montes y
colinas se aplanen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se nivele; y se
revelará la gloria del Señor y la verá toda carne – la boca del Señor ha
hablado–.
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Una voz grita en el desierto preparen un camino del Señor, hagan
pronto un sendero de nuestro Dios. Todo valle se llene y toda montaña y cerro
se abaje y todo lo escabroso y torcido sea nivelado y verán la gloria del
Señor y toda carne verá la salvación de Dios pues el Señor ha hablado.
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Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen
sus sendas.
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Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen
sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado,
lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y toda carne verá
la salvación de Dios.
|
Lucas, que remarca mucho el tema de la “salvación” lleva hasta aquí
el texto de Isaías para resaltar este aspecto, que además es universal (“toda
carne”). El término no se encuentra ni en Mateo ni en Marcos, mientras que en
Lucas lo encontramos x8 en Lc más x9 en Hch. La voz de Juan y el bautismo de
perdón harán patente ante todos los seres humanos la “salvación”. Cristo es “salvador”
(2,11) lo cual ya había sido anunciado (1,69; cf. 1,47.71.77), y un profeta lo
anuncia (2,30). La salvación llega allí donde Jesús es recibido (19,9). De todo
esto se trata el anuncio de Juan y lo que vendrá en los próximos domingos de
adviento.
Foto tomada de radialistas.net
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