¡¡¡Divino!!!
Eduardo de la Serna
En lo personal juzgo genial a Mel
Brooks, el gran director de comedias cinematográficas. Fiel a su estilo, hizo
una parodia-homenaje del cine mudo en la película llamada “Silent Movie”,
traducida (sic) al castellano como “la última locura de Mel Brooks” (¿?). Allí,
un viejo director está dejando el alcohol y se dirige a su viejo estudio
proponiendo una genialidad: una película muda. Pero una financiera, traducida
al castellano como “Abarca y Devora”, pretende hundir el viejo estudio para
luego comprarlo a muy bajo costo. Las reuniones de la financiera comienzan con
una oración – o adoración – al símbolo pesos.
Esto me recordó siempre un
brillante artículo de Víctor Codina “el
Dios de la vida y los dioses de la muerte” publicado hace muchos años donde
hace referencias expresas al ídolo del dinero (mencionando expresamente al
dólar y su lema “In God we Trust”).
José Luis Sicre hace ya muchos años presentó en el Instituto Bíblico – donde hoy
es profesor titular – su tesis doctoral “Los
dioses olvidados” sobre la idolatría de las riquezas y los ejércitos
extranjeros; su idea principal es que los verbos “confiar” y “estar seguros”
sólo deben dirigirse a Dios (ni siquiera a las “cosas de Dios”, como la
alianza, el Templo, etc…). Cuando se confía/está seguro ante lo que no es Dios
(como confiar en los ejércitos o estar seguros en las riquezas) se entra en el
terreno de la idolatría. No hace falta señalar que Jesús de Nazaret – como buen
judío – siguió en esa misma corriente destacando que no se puede “servir al
dios dinero” – Mammona – porque se
aborrecerá a Dios, y que además el César debe “devolverle a Dios” lo que le ha quitado haciéndose él mismo divino.
Esta actitud hacia el dinero es
inseparable de la actitud frente a los pobres. La actitud o mirada bíblica – particularmente
de los Evangelios – frente a los `pobres es inseparable de la actitud frente a
los ricos (es evidente que es imposible que un camello pase por el ojo de una
aguja).
Los obispos latinoamericanos en
Puebla retomaron el tema de los ídolos destacando que nada es más liberador que
decir “Sólo al Señor adorarás” (491).
En esa misma línea teológica fue
muy frecuente escuchar al beato Oscar Romero, obispo mártir de El Salvador
hablando de la derecha y su “dios dinero”: “Cristo
dijo un día: No he venido a traer la paz sino la división, y habrá división
hasta en la misma familia, porque unos quieren vivir más cómodamente, según los
principios del mundo, del poder y del dinero, y otros, en cambio, han
comprendido el llamamiento de Cristo y tienen que rechazar todo lo que no puede
ser justo en el mundo” (13/11/77). “La
denuncia de la idolatría ha sido siempre la misión de los profetas y de la
Iglesia. Ya no es el dios Baal, pero hay otros ídolos tremendos de nuestro
tiempo: el dios dinero, el dios poder, el dios lujo, el dios lujuria. ¡Cuántos
dioses entronizados en nuestro ambiente! Y la voz de Oseas tiene actualidad
también ahora para decirle a los cristianos: No mezclen con la adoración del
verdadero Dios esas idolatrías. No se puede servir a dos señores: al Dios
verdadero y al dinero. Se tiene que seguir a uno sólo” (11/6/78).
El tema del “dios dinero” también es frecuente en los discursos del Papa
Francisco: "Luchemos todos juntos
contra el ídolo dinero, contra un sistema sin ética, injusto, en el que manda
el dinero" (8/11/15). “Cuando el
capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos,
cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina
la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la
fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso
pone en riesgo esta nuestra casa común… nuestra fe es revolucionaria, porque
nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero” (9/7/15).
Sin duda que hablar de “ídolos”
supone culto, templos, ofrendas, víctimas, sacerdotes… Y acá me permito – para concluir
– una referencia a los idólatras locales. “El
mercado” (así llamado, personal, como entidad) fijará el precio del dólar,
esa “mano invisible” es la que
regula. Sólo cuando se derrame caerá sobre los de abajo “el sobrante” (que
nunca cae). Sacerdotes como Thomas Griesa tienen la garantía de la ortodoxia, “y lo que Griesa termine diciendo, eso hay
que hacerlo”. Por cierto en el altar del Mercado se inmolan al Dios dinero
millones de pobres, niños, jubilados que se sumergirán en la pobreza como “efectos
colaterales”. El Mercado aparece como el Dios omnipotente y omnipresente,
invisible y todopoderoso que decide la suerte de los pobres, las víctimas en
las que la UIA, IDEA, La Mesa de Enlace, AEA y tantos sacerdotes ofrecen el
rito de la “compra-venta” en los Templos bancarios y financieros que “abarcan y
devoran” para alimentar a Moloc, o a Saturno-Cronos el dios que devora a sus
hijos.
Elegir entre “el mercado” o “los pobres”
parecería ser el desafío. Los pobres como “vicarios de Cristo”, el “mercado
como dios de muerte”. En lo personal no tengo dudas, sé bien a
quien no voy a votar.
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