Por suerte estamos seguros
Eduardo de la Serna
Si algo podemos saber al ver los cantados resultados electorales
del domingo es que “estamos seguros”.
La seguridad siempre fue un tema importante, para eso se hicieron
murallas en las ciudades, o mangrullos y torres, por ejemplo. Para eso se inventaron
las cerraduras y las “cajas de seguridad”. No es algo nuevo, aunque las caras
cambien con los tiempos o con los lugares. Ciertamente no es lo mismo lo que
pueda pasar – o de hecho ocurre – en zona de guerra que en ambientes rurales
(si hasta la Biblia prevé pena severa para el dueño de un buey que agreda a un
vecino si el buey ya era manifiestamente agresivo). Con ese criterio, nuestro
país tiene sus peculiaridades según el tiempo y regiones. Los medios nos
bombardean (literalmente) con casos sin el más mínimo análisis, creando estereotipos,
alimentando recetas y fomentando miedos (y negocios, sino miremos las “camaritas”).
Y entonces la población necesita (o cree que necesita) sentirse segura. Y allí
fueron los tres candidatos cantados. Y sabemos que vamos a estar seguros: basta
mirar a Macri con su UCEP, la Metropolitana agrediendo en el Borda o el
Indoamericano, y ya sabemos que los pobres (que son los grandes culpables de
todo, como se sabe) estarán bien controlados. Y con cara de “papito” nos dice “¡No
te voy a dejar solo a vos!” Después, si la supuesta inseguridad explota por
otro lado, se verá. O podemos mirar a Massa con su cara de no entender
demasiado (un tipo que lee y escribe con dificultad, decía mi viejo) anunciando
el ejército derribando aviones y entrando en los barrios carenciados (insisto
que es evidente que los pobres son los culpables de todo lo que pasa; y si los
planes económicos de hambre de ambos provocan más pobres, pues se aumentará la
represión ¡y listo! ¡Hasta el 2001 no paramos!). Y ahora Scioli nos contó que ‘Rambo’
Berni nos dará seguridad. Infiltrará gendarmes en las manifestaciones,
aparecerá en helicóptero con medio cuerpo afuera y gastará medio presupuesto en
balas de goma. ¡Estamos salvados! ¡O seguros!, que es lo mismo.
Y mientras tanto, la inseguridad de la vida cotidiana, el trabajo,
el hambre, la educación ¡bien gracias! Ah, y la droga... que aparece como una suerte
de “demonio” que busca poseernos y necesitamos exorcizarnos (algo que los
obispos argentinos bastante bien han aprendido). La cosa no es buscar causas,
analizarlas, ver soluciones posibles, evaluarlas, avanzar. ¡No! Con represión
todo se arregla ¡y listo! Y para que así lo creamos todos, ¡nada de análisis!
Nada de pensar qué pasa en otras partes (no para “mal de muchos…”, que tampoco
sirve), qué se hace (bien y/o mal), que pasó antes, analizar… No, la cosa es
mostrar caras de “conmigo un peso un dólar”, o de “conmigo los narcos a la
cárcel” y sanseacabó. ¡Por Dios! ¡¡¡Ya te estamos extrañando!!!
Y de paso… ¿nadie le puede sugerir a los hackers un poco de
inteligencia? Ya van dos casos de compañeros del grupo de curasOPP que fueron secuestrados
o saqueados, uno en Turquía y otro en Costa de Marfil. ¡Qué lejos viajan mis
amigos! ¿Cómo enviarles dinero hasta tan lejos? Porque si quedaran varados en
Jujuy es otra cosa, ¡pero no! Y uno podría preguntarse qué fue a hacer Fito a
Estambul, o Marcos a Abiyán. ¡Cuánta inseguridad en esos países! ¡Menos mal que
estamos haciendo una colecta – como con la Fragata – y a este paso en 5 o 6
meses los tendremos de vuelta!
Foto tomada de politicadelasubjetividad.blogspot.com
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