domingo, 20 de diciembre de 2015

Por suerte estamos seguros

Por suerte estamos seguros


Eduardo de la Serna



Si algo podemos saber al ver los cantados resultados electorales del domingo es que “estamos seguros”.

La seguridad siempre fue un tema importante, para eso se hicieron murallas en las ciudades, o mangrullos y torres, por ejemplo. Para eso se inventaron las cerraduras y las “cajas de seguridad”. No es algo nuevo, aunque las caras cambien con los tiempos o con los lugares. Ciertamente no es lo mismo lo que pueda pasar – o de hecho ocurre – en zona de guerra que en ambientes rurales (si hasta la Biblia prevé pena severa para el dueño de un buey que agreda a un vecino si el buey ya era manifiestamente agresivo). Con ese criterio, nuestro país tiene sus peculiaridades según el tiempo y regiones. Los medios nos bombardean (literalmente) con casos sin el más mínimo análisis, creando estereotipos, alimentando recetas y fomentando miedos (y negocios, sino miremos las “camaritas”). Y entonces la población necesita (o cree que necesita) sentirse segura. Y allí fueron los tres candidatos cantados. Y sabemos que vamos a estar seguros: basta mirar a Macri con su UCEP, la Metropolitana agrediendo en el Borda o el Indoamericano, y ya sabemos que los pobres (que son los grandes culpables de todo, como se sabe) estarán bien controlados. Y con cara de “papito” nos dice “¡No te voy a dejar solo a vos!” Después, si la supuesta inseguridad explota por otro lado, se verá. O podemos mirar a Massa con su cara de no entender demasiado (un tipo que lee y escribe con dificultad, decía mi viejo) anunciando el ejército derribando aviones y entrando en los barrios carenciados (insisto que es evidente que los pobres son los culpables de todo lo que pasa; y si los planes económicos de hambre de ambos provocan más pobres, pues se aumentará la represión ¡y listo! ¡Hasta el 2001 no paramos!). Y ahora Scioli nos contó que ‘Rambo’ Berni nos dará seguridad. Infiltrará gendarmes en las manifestaciones, aparecerá en helicóptero con medio cuerpo afuera y gastará medio presupuesto en balas de goma. ¡Estamos salvados! ¡O seguros!, que es lo mismo.

Y mientras tanto, la inseguridad de la vida cotidiana, el trabajo, el hambre, la educación ¡bien gracias! Ah, y la droga... que aparece como una suerte de “demonio” que busca poseernos y necesitamos exorcizarnos (algo que los obispos argentinos bastante bien han aprendido). La cosa no es buscar causas, analizarlas, ver soluciones posibles, evaluarlas, avanzar. ¡No! Con represión todo se arregla ¡y listo! Y para que así lo creamos todos, ¡nada de análisis! Nada de pensar qué pasa en otras partes (no para “mal de muchos…”, que tampoco sirve), qué se hace (bien y/o mal), que pasó antes, analizar… No, la cosa es mostrar caras de “conmigo un peso un dólar”, o de “conmigo los narcos a la cárcel” y sanseacabó. ¡Por Dios! ¡¡¡Ya te estamos extrañando!!!

Y de paso… ¿nadie le puede sugerir a los hackers un poco de inteligencia? Ya van dos casos de compañeros del grupo de curasOPP que fueron secuestrados o saqueados, uno en Turquía y otro en Costa de Marfil. ¡Qué lejos viajan mis amigos! ¿Cómo enviarles dinero hasta tan lejos? Porque si quedaran varados en Jujuy es otra cosa, ¡pero no! Y uno podría preguntarse qué fue a hacer Fito a Estambul, o Marcos a Abiyán. ¡Cuánta inseguridad en esos países! ¡Menos mal que estamos haciendo una colecta – como con la Fragata – y a este paso en 5 o 6 meses los tendremos de vuelta!


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