jueves, 24 de diciembre de 2015

¿Cuánto duele la derrota?

¿Cuánto duele la derrota?

O el espacio de la esperanza


Eduardo de la Serna



Podemos tener la mejor noticia de la historia, el mejor relato y un pueblo en fiesta, pero siempre existe la posibilidad de la derrota. Hay un momento que provoca una grieta en la historia marcándola en un “antes” y un “después”, pero siempre se lo puede licuar, diluir, hacer que por una ventana entre otra propuesta, otra alegría distinta. Un cambio copernicano.

Puede ser que la noticia antigua fuera para el común, para todas y todos, empezando desde los pobres ahora incluidos, pero se la puede cambiar por otra que les diga que todos y todas pueden tener otras noticias, fascinantes, casi mágicas. Pero para que sean atractivas deben contar con muchas luces, colores, globos y guirnaldas y música pegadiza. Aunque pocos, muy pocos puedan acceder todos deben creer que participan; que es para todos. Y cuando empiecen a ver que no llegan se insistirá que todos tienen las oportunidades de llegar. La alegría se derramará sobre todos, se insiste con una sonrisa quizás ensayada.

De eso se trata la Navidad, ¿no? Hemos sido derrotados, y un niño que trae una buena noticia para todo el pueblo es reemplazado por el sacramento mágico de la compra-venta. Una fiesta de vida y encuentro, de sencillez e inclusión ha sido reemplazada por la fiesta del Mercado. Una vez más el mercado ha triunfado, y la tarjeta de crédito ha derrotado a las tarjetas con saludos, los regalos han vencido a los abrazos.

Es cierto que la Navidad, como fiesta religiosa no ha desaparecido, pero el todopoderoso mercado, omnipresente “está en todas partes”.

Pero también es cierto que hay Herodes y Cirinos, Augustos y Arquelaos, niños masacrados y desplazamiento forzado, pero hay un niño y una familia, un pesebre y unos pastores. Y en el triunfo de Herodes masacrando niños sobrevive un bebé que será la vida. La vida sabe colarse por las hendijas, como la luz. Y cuando el mercado todopoderoso avasalla leyes y pobres, constituciones y derechos la resistencia de la vida marca un rumbo que es hoy y será mañana.

Cuando la cruz está en el horizonte como triunfante, la resurrección indica horizontes. Será temprano, será tarde, será inminente o se demorará, pero los Guido y las Clara Anahí de la historia revelan que la muerte nunca tiene la última palabra. La Navidad aparecerá como avasallada por la dictadura del mercado pero hay pesebre, hay niño, hay pastores y bosta. Hay vida. Y donde hay vida hay esperanza.




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