Las paralelas
Eduardo de la Serna
En el colegio estudiamos que las paralelas son esas líneas
rectas que no se tocan (o que se tocan en el “infinito”, que es lo mismo que
nunca). Se las usaba para hacer los
renglones en las hojas, los pentagramas para la música, y hasta para la
gimnasia artística. Realmente eran muy útiles. Y bellas.
Pero, ¿siempre son útiles las paralelas?
Sospecho que no.
Cuando algunos medios de Comunicación actúan como
fiscales de la República, y aparecen como denunciantes, investigadores,
acusadores, perseguidores se transforman en una Fiscalía paralela, y flaco
favor le hacen a la justicia (suponiendo que esta les interesara, claro).
Cuando fiscales o jueces actúan como legisladores y
aparecen como tales cajoneando, embarrando, censurando, cautelando leyes
aprobadas por el Congreso se manifiestan como Legislatura paralela, y mal
aporte hacen a la Ley (imaginando que esta les resultara importante, claro).
Cuando los mismos fiscales o jueces actúan como Poder
Ejecutivo impidiendo, trabando, obstaculizando la aplicación de la ley o el
desempeño ejecutivo devienen un poder paralelo, y barreras le ponen al camino
elegido (alucinando que estuvieran interesados en caminarlo, claro).
Cuando algunos actores, deportistas, personas del
mundo del espectáculo se ponen a participar en política sin una verdadera
vocación, sino de puro marketing aparecen
como política paralela y bastante contribuyen a desdibujarla (queriendo
creer que la política realmente les interesara, claro).
Cuando una jueza, pero no es su rol de tal sino de
querellante lleva, impide, exige, impone peritos, suspensión de pruebas,
conclusiones, acusaciones se revela como jueza y fiscal paralela y extraño aporte
hace al conocimiento de la verdad (simulando como que creo que le interesara conocerla,
claro).
Lo cierto es que las paralelas no se tocan, pero en
estos casos no son ni caligráficas, ni musicales ni artísticas, son obstáculo
(cosa extraña porque no se tocan), apuntan muchas veces al “infinito”, es decir
a que “nunca” se llegue al objetivo que se enuncia. Ahora bien, ¿quién es el
encargado o encargada de que tal cosa no suceda? Algunos afirman que su rol es “poner
límites” (sin que quede claro quién les pone límites a ellos, claro), pero son
siempre límites a otros. Son los otros los responsables (aunque la “cosa
juzgada” no exista). Pero mientras la jueza-fiscal paralela, por ejemplo, pueda
encontrarse a solas con Fein, Palmaghini (de quien sigo dudando de su
imparcialidad) y Lorenzetti, mientras teatralice conferencias de prensa que
aparecen como “la verdad pericial de las cosas” a pesar de las enormes dudas
que algunos de tales peritos revelen en su turbia historia, o incluso mientras
no se excuse por “parcialidad manifiesta” un lamentable fiscal, mientras tanto
seguiremos asistiendo a un show televisivo. A un intento manifiesto de apuntar
todos los cañones (perdón, las cámaras) en una dirección. Una dirección
paralela, claro.
Dibujo tomado de articulo.mercadolibre.com.ar
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