Una
parada del Papa en Bolivia. Otro mártir reconocido.
Eduardo
de la Serna
La información que llega por
los diferentes medios nos dice que en el camino entre el Aeropuerto
internacional de El Alto y la ciudad de La Paz el Papa se detuvo para rezar
unos minutos en el lugar donde fue encontrado el cuerpo asesinado y torturado
de Luis Espinal.
Luis,
“Lucho, pueblo” Espinal
era un cura jesuita español radicado desde ya hacía mucho tiempo en
Bolivia. En
su Cataluña natal (vecino a Manresa) tuvo una interesante y
convulsionada vida
durante el franquismo. Fue uno de los fundadores de la importante
revista “Selecciones
de Teología”, pero desde 1964 se dedicó al periodismo trabajando incluso
en la
TVE. En 1968 fue contratado por la Universidad Católica de Bolivia para
hacerse cargo
de una cátedra. Con una importante actividad social, durante los
gobiernos dictatoriales
bolivianos empezó a ser sospechado de izquierdista. A pesar de obtener
la
ciudadanía boliviana en 1970, fue expulsado de la TV boliviana en 1971
año en
el que subía fraudulentamente al poder la dictadura del general Banzer.
Mientras tanto escribía columnas de cine en el matutino “Presencia” y
notas de reflexión
en el vespertino “Última Hora” y coordinó la radio “Fides”; las censuras
fueron
frecuentes. Fue varias veces detenido, e incluso participó en una
resonante
huelga de hambre que provoca finalmente la caída de Banzer. Es
interesante que cuando le
ofrecen la cátedra de Sociología él afirma no tener tiempo (artículos,
otras
clases, filmaciones…) y les dice “no tengo otra hora que las 6 de la mañana”,
¡y los alumnos aceptaron ese horario! Desde su fundación participa en la
Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (1975). El 21 de marzo de 1980 de
noche, al volver hacia su casa luego de asistir al cine fue interceptado por cuatro
desconocidos que lo subieron a un jeep. Al amanecer del 22 un campesino encontró el
cadáver con evidentes signos de haber sido brutalmente torturado. Estamos en tiempos
de García Meza y Arce Gómez hacia donde apuntan las miradas,
responsabilizándolos de la gestación del crimen.
La trascendencia de su
asesinato quedó opacada por dos motivos: la dictadura boliviana tuvo gran
cercanía y apoyo de la dictadura cívico-eclesiástico-periodístico-militar
argentina con lo que la noticia no se difundió. Para más, en América Latina y
su Iglesia, a escasos dos días de esto, fue asesinado el Arzobispo Monseñor
Óscar Romero con lo que todo quedó tapado por la gravedad y trascendencia de esto.
No hace falta señalar (lo
hemos hecho en otras ocasiones) el silencio eclesial ante estos crímenes a los
que se les negaba el nombre de “mártires” (y no deja de ser ironía que sobre el
escritorio de Lucho Espinal se encontró un borrador inconcluso - ¡excelente! - de un artículo
titulado: “No queremos mártires”).
Es doloroso ver la
complicidad de miembros de la dictadura Argentina tanto en la formación de
escuadrones de la muerte salvadoreña como en la represión boliviana. Como
pueblo deberíamos pedir perdón por ser parte – involuntaria sí, pero concreta –
de tanta muerte y sangre derramada entre nuestros hermanos.
Con motivo de la visita a la
Argentina en 1982 del Papa Juan Pablo II, el gran obispo Jorge Novak propuso en
soledad que el Papa se detuviera para hacer oración ante alguno de los Centros
Clandestinos de Detención. Su propuesta no fue tenida en cuenta a pesar que el
papa pasó a escasas cuadras del CCD “El Olimpo” en su visita a la catedral de
la Eparquía Ucrania en el barrio de Flores.
Hoy, el Papa Francisco se
detuvo a rezar ante el sitio del martirio de Lucho Espinal. “Me detuve acá para
saludarlos y sobre todo para recordar, recordar a un hermano, a un hermano
nuestro víctima de intereses que no querían que se luchará por la libertad de
Bolivia. El padre Espinal predicó el evangelio y ese evangelio molestó y por
eso le eliminaron. Hagamos un minuto de silencio en oración y después recemos
todos juntos”, dijo.
Cuando el Evangelio no se predica domesticado, ¡molesta!;
Romero y Lucho son prueba de ello. Y más tarde o más temprano la voz de los
profetas y mártires sigue resonando viva en nuestra América Latina.
Foto tomada de www.frombolivia.com
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